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Trabajar por un salario y no por el Más Allá… ¿es algo vergonzoso y reprobable?

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Fecha de publicación : 01-02-2014

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Pregunta

Hay un empleado que ha estado trabajando para el Estado más de veinte años. Es un trabajador honesto con buena actitud, que intenta complacer a sus superiores y jefes, y trabaja duro para recibir su salario completo sin nada restado de su paga, y para ganar promoción. Todos estos esfuerzos son sólo por la causa de su trabajo, no por la causa de Dios. Pero este empleado adora a Dios y realiza buenas obras por la causa de Dios, fuera de su trabajo. Reza, ayuna, da en caridad, paga la caridad obligatoria (zakah), realiza la peregrinación (háyy), lee el Corán, lee Tafsir y hace toda clase de cosas buenas sinceramente por la causa de Dios y en concordancia con Su ley. Entonces, ¿Cuál es su opinión (que Dios le recompense) acerca de la actitud de este hombre cuando está en el trabajo? ¿Es permisible, es una forma de asociar a otros con Dios (shirk = paganismo), o qué? Por favor aconséjenos y díganos qué debería hacer él. ¿Pesa algún pecado sobre él por lo que ha hecho en el pasado en su trabajo? Que Dios le preserve.

Texto de la respuesta

Alabado sea Dios.

Alabado sea Allah

 Es sabido que el empleo y el trabajo no son llamados “actos de culto”, y que no son una de las formas de culto que uno debe hacer sólo por Dios. La gente trabaja en sus empleos para obtener ganancias lícitas y para merecer y justificar lo que se les da, etc. Esta intención no puede ser descripta en términos de culto. Pero si la persona sabe que esto es una confianza entre él y Dios, y que Dios está siempre observándolo, entonces tiene esto en mente también en su trabajo, entonces lo que obtenga y gane será lícito más allá de toda duda, y tendrá una recompensa por su sinceridad, aún si su intención es que no le resten nada de su salario o algo así. Haciéndolo, este empleado cumple sus deberes religiosos y se mantiene alejado de cosas prohibidas, y es lo que se le ha ordenado hacer. Y Dios multiplica la recompensa de quien Él quiere. Y Allah es el Generosísimo, El Omnisapiente.

Origen: Al-Lu’lu’ al-Makín min Fatáwa ash-Sháij ‘Abd er-Rahmán ibn al-Yibrín, p. 62