Contribuya generosamente para garantizar la continuidad de nuestro sitio web Insha-Allah.
¿Cómo puedo lidiar con la intromisión de la familia de mi esposo en mis asuntos personales? ¿Se consideran malos modales si les respondo debido a que son gente que persistirán si me mantengo callada? Solo Al-lah sabe que he ignorado sus intromisiones e intentos de provocarme en muchas ocasiones, pero parece que la indiferencia no funciona, porque insisten en hacer preguntas.
Por Al-lah, oh, Sheij, una de las hermanas de mi esposo estaba hablando de poligamia cuando mi esposo estaba sentado a mi lado, y dijo: “¿Qué hay de malo con que te cases con otra?”; yo estaba sentada ahí mismo, y no le importaron mis sentimientos. En ese momento estábamos recién casados y estábamos de visita. Por Al-lah, no sabían nada de mí entonces que justificara decir tales cosas. Si mi esposo me elogia por algo que hice —algo que no suele ocurrir en frente de ellos—, ella dice: “Ese es su deber”. Todo esto ocurre delante de mí y, por Al-lah, nunca dije una palabra porque a mis hermanas y a mí nos criaron para que nunca respondiéramos al que nos maltrata. Ni siquiera sé cómo responder educadamente, excepto en alguna rara ocasión, y luego me siento culpable. Podría decir mucho sobre su interferencia y preguntas, acerca del amamantamiento de mi hijo, dónde lo bañamos y su higiene personal.
De acuerdo al testimonio de mi esposo, no le fallo en nada y siempre cuido de él. Incluso los hijos de su familia repiten las mismas preguntas, a tal punto que odio ir a visitarlos y, cuando lo hacemos, no les muestro que estoy molesta. A veces ella dice cosas embarazosas o hirientes, y yo actúo de manera normal, pero estoy furiosa por dentro. Además, mi esposo dijo: “Si le dices a alguien sobre la forma que te trata mi familia, te cuestionaré sobre eso ante Al-lah”. En relación a sus preguntas, ya he hablado con mi hermana y la esposa de mi hermano sobre las cosas que hacen y la forma en la que me tratan. Ellos —Al-lah lo sabe— son sabios y me dijeron: “Respóndeles con buenos modales sobre aquellas cosas que no puedes callar, y aquello que puedas ignorar, ignóralo”. ¿Estaría pecando si hago eso? ¿Tiene derecho mi esposo a advertirme que no hable con nadie sobre la forma en la que me tratan, a pesar de que cualquier persona necesita discutir sus problemas y preocupaciones con alguien para poder sacárselos del pecho? Por Al-lah, me siento tan suprimida que no me gusta verlos u oír sus voces, porque me enojo mucho, incluso con mi esposo; me he vuelto irascible y odio tratarlo mal. Entiendo que él no quiere que la imagen de su familia esté manchada ante nadie, pero tengo derecho a buscar consejo de gente mayor que yo y con más experiencia en la vida.
¿Es permisible para mí consultar y expresar mis preocupaciones a alguien de mi confianza, o debo reprimirme y sentirme enojada? ¿Cómo puedo lidiar con la familia de mi esposo de una manera que le complazca a Al-lah y que no trasgreda mis derechos o pase el límite en mi relación con ellos? Pregunto porque muchas familias se separan cuando una de las partes pasa los límites al tratar con la otra, y cuando los problemas no se resuelven. ¿Tengo permitido rehusarme a vivir cerca de su familia para evitar problemas?
Para resolver sus problemas con la familia de su esposo, haga lo siguiente:
• Ignore lo que escucha por parte de ellos y que digan con la intención de provocarla o que sea mentira, sin fundamentos.
• Enfóquese en usted, en su hogar, en sus hijos; y todo aquello que escucha de ellos que sea verdad [de faltas o defectos], debe rectificarlo y hacerlo de la manera apropiada.
• Intente ser amigable con la familia de su esposo, mostrando buenos modales, hablando con amabilidad, y comportándose educadamente. Asegúrese de darles regalos de vez en cuando, o algo de comida que haya preparado para ellos, o algunos dulces que haya hecho.
• Sea amable con su marido y no le diga a nadie sobre cómo su familia la trata, y haga que él confíe más en usted; no permita que él vea u oiga algo de usted que le desagrade.
Alabado sea Dios.
Hay muchos problemas que pueden surgir entre la esposa y la familia de su esposo. Para poder resolverlos, debemos examinar sus causas, antes que nada:
Resolver esto requiere de mucho esfuerzo para clarificarles lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto, y educarlos sobre la fe y la obediencia a Al-lah. En este caso, el esposo que conoce la naturaleza y actitud de su familia no debe prestar atención a lo que dicen de su esposa, y no debe darle mayor relevancia. Por el contrario, debe tratar de aconsejar a su familia e invitarlos a lo bueno, y debe confortar a su esposa si sufre malos tratos de parte de su familia.
La solución a esto es compensarlos mostrándoles compasión y un trato especial, dándoles muchos regalos, y no mostrando mucho afecto a su esposa frente a ellos. Por otro lado, el esposo debe prestarles una atención especial y hacer muchas súplicas pidiéndole a Al-lah que remueva los celos de sus corazones.
Este es el problema más fácil de resolver, porque la solución es simple y posible; la esposa puede corregirse y arreglar su relación con la familia de su esposo mejorando su comportamiento y dándole el debido respeto a cada persona. Así podría resolver el asunto y ganarse el aprecio de su esposo.
Es nuestra opinión que la esposa debe obedecer a su marido si le dice que no le cuente a nadie sobre lo que ocurre entre ella y su familia. La decisión del esposo sirve un interés importante que sobrepasa al deseo de la esposa de desahogarse y contar las cosas. Esto se debe a que si, en tales casos, los problemas se dan a conocer ampliamente, todo el mundo tendrá una opinión o lo utilizará para idear algún plan, o darán malos consejos, lo cual terminará empeorando las cosas y causará más problemas, y traerá más causas de conflictos, y podría ser muy difícil encontrar una solución luego de eso.
Es permisible que la esposa se queje ante alguien sabio, y eso no entra en la categoría de hablar mal del ausente, lo cual está prohibido (ver la respuesta a la pregunta 7660). Al mismo tiempo, el esposo tiene el derecho de prohibirle que ella lo haga si piensa que tiene más beneficio no hacerlo.
Creemos que usted cometió un error al no cumplir con el consejo de su marido y hablar con su hermana y la esposa de su hermano sobre lo que está ocurriendo entre usted y su familia política. Para poder rectificar eso, se debe arrepentir y buscar perdón, y no seguir hablándoles de tal asunto. Les debe pedir que no digan nada a nadie sobre lo que usted les contó. No hay necesidad de que le confiese a su marido lo que hizo, porque no serviría ningún propósito, sino que podría traer más problemas. Por ejemplo, él podría enojarse por lo que hizo, o podría prohibirle que hable con su hermana y su cuñada.
Todo eso es posible, porque el demonio siempre está presente y tiene gran impacto en tales situaciones, ya que avivará las llamas, exacerbará el asunto, y hará todo lo posible para crear enemistad y resentimiento en relación a ese problema.
Lidiar con la familia de su esposo requiere de gran sabiduría de su parte. Pero usted —in sha Al-lah— puede hacerlo, y eso es evidente para nosotros cuando dice que: “A mis hermanas y a mí nos criaron para que nunca respondiéramos al que nos maltrata. Ni siquiera sé cómo responder educadamente, excepto en alguna rara ocasión, y luego me siento culpable”; y de su otro comentario: “Odio ir a visitarlos, y cuando lo hacemos no les muestro que estoy molesta. A veces ella dice cosas embarazosas o hirientes, y yo actúo de manera normal, pero estoy furiosa por dentro”. Esto es algo que no puede hacer sino aquel que tiene autocontrol, y solo la gente sabia puede lograrlo.
Lo que se requiere de usted es lo siguiente:
Busque la ayuda de Al-lah, su Señor, haciendo súplica y cumpliendo con los deberes que se requieren de usted. Le pedimos a Al-lah, Glorificado sea, que le permita hacer aquello que Le complace y que haya reconciliación entre todos ustedes.
Y Al-lah sabe más.