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Alabado sea Dios.
En primer lugar, celebrar las bodas y otras ocasiones alegres de la vida mundana es permisible en el Islam, con la condición de que estén libres de asuntos reprobables. Tales actividades caen bajo la denominación de costumbres o entretenimiento y no hay nada de malo en ellas de acuerdo a las enseñanzas islámicas. Consulta también la respuesta a la pregunta No. 115148.
En segundo lugar, no es apropiado quedarse en la casa de un musulmán y perturbarlo a él o a su familia. No es apropiado en absoluto ingresar a su casa cuando él quisiera que no haya nadie más adentro, aun si es para bromear.
Al-Bujari (5163) y Muslim (1428) narraron que Anas Ibn Málik dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) se casó y consumó el matrimonio con su esposa. Mi madre, Umm Sulaim, colocó algo en una vasija de piedra y luego me dijo: “Oh Anas, llévale esto al Mensajero de Dios”. Luego el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) me dijo: “Ve e invita a tal y tal para mí y a cualquiera que te encuentres”, y mencionó algunas personas por su nombre. Yo invité a aquellos a quienes él mencionó y a quien pude encontrar. Y el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) me dijo: “Oh Anas, trae la vasija de piedra”. Ellos ingresaron, hasta que llenaron todo el cuarto. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Hagan círculos de a diez y que cada persona coma de lo que tiene más cerca de ella”. Comieron hasta que estuvieron llenos y entró otro grupo y otro grupo, hasta que todos habían comido. Luego me dijo: “Anas, lávala por favor”. Yo la recogí y no supe si la vasija tenía más comida al levantarla que la que tenía en el momento en que la coloqué allí. Algunos de ellos se sentaron hablando en la casa del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y él estaba sentado ahí con ellos y su esposa estaba cerca. Algunos estaban molestando al Mensajero de Dios, entonces él salió y saludó a sus esposas y luego volvió. Cuando vieron que el Mensajero de Dios había vuelto se dieron cuenta que lo estaban molestando, entonces todos se pusieron de pie y se fueron. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) llegó y colgó una cortina, luego entró y yo estaba sentado en el departamento. No pasó mucho tiempo hasta que él salió adonde yo estaba y le fue revelado un verso. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) salió y lo recitó ante la gente:
“¡Oh, creyentes! No entréis en la casa del Profeta a menos que os invite a comer y no estéis procurando la ocasión [de que se os invite]; y si fuereis invitados entonces entrad, y luego que hayáis comido retiraos y no os pongáis a hablar antes de la comida ni después; en verdad, esto incomoda al Profeta, y se avergüenza [de pediros que os retiréis]; pero Allah no se avergüenza de la verdad” (Al-Ahzáb, 33:53).
Al-Hafiz Ibn Háyar (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Lo que significa dispersarse después de haber comido es moverse del lugar donde la gente comió y no quedarse demasiado, para no dificultarle las cosas al anfitrión”. Fin de la cita.
Ibn Battal (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Estaba prohibido para su comunidad molestar al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). De la misma forma, también está prohibido para un creyente molestar o incomodar a otros.
De este reporte podemos comprender las normas jurídicas sobre el asunto, que si una persona se sienta en la casa de otra y se queda demasiado tiempo hasta que comienza a causarle molestias al dueño de casa, es permisible para el dueño de casa ponerse de pie y dejar el lugar o comunicarle que necesita que se vaya, y esto no es considerado una forma de descortesía”. Fin de la cita de Shárh Sahih al-Bujari, 9/510.
El musulmán ciertamente puede verse perturbado por algo que hagan sus amigos, aunque ellos crean que están simplemente bromeando y jugando o simplemente siguiendo una costumbre popular, y es posible que el musulmán se sienta demasiado avergonzado como para pedirles que no hagan eso por temor a herir sus sentimientos. La persona sabia no molestaría a sus amigos, menos aun en su casa, y menos aún en su noche de bodas. La persona puede verse perturbada por esto y más aún su esposa. Con respecto a tales asuntos lo menos que puede decirse es que es algo reprobable.
Lo que los musulmanes debemos hacer es apegarnos a las normas de conducta que deben observar los invitados con los anfitriones y viceversa, no ingresando en ninguna casa sin pedir permiso, especialmente en momentos sensibles de la vida doméstica en que permanecer en una casa ajena puede causar incomodidad o inconvenientes a la gente que allí vive.
Más aún, pedirle dinero al novio como cualquier otra cosa es una forma de avergonzarlo y de imponerle una carga, aunque más no sea como una broma. Todo esto puede hacerlo sentir mal y hacer que él ceda su dinero para evitarse más problemas de tal forma que quien le acepte ese dinero estaría apropiándose ilegítimamente de la riqueza de su hermano.
El Imam Áhmad (20577) narró de ‘Amr Ibn Iázribi que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “No es permisible para un musulmán tomar la riqueza de otra persona a menos que se la ceda voluntariamente”. Clasificado como auténtico por al-Albani en al-Irwa’, 2/279.
Al-Qari (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Está prohibido avergonzar a una persona para sacarle algo”. Fin de la cita de Mirqat al-Mafátih, 4/1330.
En resumen, esta costumbre debe ser evitada y si es una tradición popular pues entonces debe ser abandonada, porque fácilmente puede avergonzar, angustiar y perturbar a la gente, especialmente a la novia y al novio. La gente puede visitarlos en otro momento en que ellos quieran realmente recibir visitas y bromear con ellos en formas menos dañinas.
Se reportó que un hombre le dijo a Sufián Ibn ‘Uiainah (que Allah tenga misericordia de él): “Bromear es algo reprobable”. Él respondió: “Más bien, es parte del ejemplo del Profeta, porque el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía bromear, pero sólo en una forma apropiada y en el momento adecuado sin causar ningún daño o perjuicio”.
Consulta también la respuesta a la pregunta No. 22170 para más información sobre las normas islámicas de conducta respecto de las bromas. Y para más información, consulta también la respuesta a la pregunta No. 91391.
Y Allah sabe más.