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Alabado sea Dios.
Lo que está prescripto para el musulmán es recomendar a quienes se encuentra que se aferren a la verdad tanto en palabras como en actos, y que sean pacientes al hacerlo convocando a la gente, como Dios, glorificado y exaltado sea, dijo (traducción del significado):
“1. Juro por el transcurso del tiempo
2. Que ciertamente los hombres están perdidos,
3. Salvo aquellos que creen, obran rectamente, se aconsejan mutuamente cumplir cabalmente [con los preceptos divinos] y ser pacientes y perseverantes”
(al-‘Asr 103:1-3).
Se narró que Abu Madinah ad-Dárimi, un compañero del Profeta (que Dios esté complacido con él), dijo: “Cuando dos entre los compañeros del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) se encontraban, no se separaban hasta que uno le había dicho al otro: “Juro por el transcurso del tiempo. Que ciertamente los hombres están perdidos”, y luego se daban el salam el uno al otro”. Barrado por at-Tabarani en al-Awsat, 5124; al-Baihaqi en Shu’ab al-Imán, 8693. Al-Haizami dijo en Al-Mayma’, 10/233: “Sus transmisores son confiables”.
Bilal ibn Sa’d (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Un hermano que te recuerda a Dios cada vez que te encuentra, es mejor para ti que uno que pone un dinar en tu mano”. Fin de la cita de Hiliat al-Awliyah’, 5/225.
Con respecto a preguntarle acerca de su corazón y el estado de su fe, existe el temor de que esto pueda conducir al orgullo, o pueda hacer que quien está preguntando presuma frente a la gente, como si tuviera un corazón creyente y temeroso de Dios todo el tiempo. O puede implicar insinuarle a que quien pregunta que está incumpliendo con sus deberes hacia Dios, glorificado y exaltado sea, o puede hacer que el preguntado intente decir cosas buenas acerca de sí mismo para evitar sentirse comprometido, y otras consecuencias negativas. Quizás por eso es que no encontramos tales preguntas mencionadas en los reportes que relatan los modos y costumbres de las primeras generaciones de musulmanes; no tenemos noticia de que ellos inquirieran acerca de tales asuntos.
Con respecto al conocido reporte de Al-Háriz ibn Málik al-Ansari, que dice que él pasó cerca del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y él le dijo: “¿Cómo estás esta mañana, Oh Háriz?”, y él le respondió: “Soy un verdadero creyente esta mañana”. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le respondió: “Ten cuidado con lo que dices, porque cada cosa tiene su realidad, ¿y cuál es la realidad de tu fe?”. Él respondió: “He perdido el interés en este mundo, y por eso paso la noche rezando y paso el día sediento (es decir, ayunando), y es como si pudiera ver el trono de Dios, y como si pudiera ver a la gente del Paraíso visitándose los unos a los otros, y como si pudiera ver a la gente del Infierno gritando en él”. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) respondió: “Oh, Háriz, haz comprendido, entonces permanece firme…”, y lo repitió tres veces; este reporte fue narrado por At-Tabaráni en Al-Mu’yám al-Kabir, 3/266. Su cadena de transmisión es débil, no auténtica. Al-‘Aqili (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Este reporte no tiene una cadena de transmisión que pueda ser demostrada como auténtica”. Fin de la cita de Ad-Du’afá' al-Kabir, 4/455.
Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Tiene una cadena de transmisión, pero es débil y no puede ser probada”. Fin de la cita de Al-Istiqámah, 1/194.
Basándonos en esto, deberías abstenerte de hacer tales preguntas, que pueden conducir a algunas consecuencias negativas, como hemos dicho; el musulmán sólo debe preguntarle a su hermano cómo se encuentra en términos generales. Entonces, puede decirle “¿Cómo estás?” o “¿Cómo te encuentras hoy?”, o algo así.
Algo similar ha sido narrado del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Se narró que ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo: “Una mujer anciana llegó al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) cuando estaba en mi casa y el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo: “¿Quién eres?”, y ella le respondió: “Soy Yazzámah al-Muzaníyah”. Él le dijo: “Más bien eres Hassánah al-Muzaníyah; ¿cómo has estado desde la última vez que nos vimos?”. Ella respondió: “Estamos bien, mi padre y mi madre sean sacrificados por ti, Mensajero de Dios”. Cuando ella se fue, yo le dije: “Oh, Mensajero de Dios, ¿toda esta bienvenida para esta anciana?”. Y él respondió: “Ella solía visitarnos en el tiempo en que Jadiyah estaba viva, y la lealtad es parte de la fe”. Narrado por al-Hákim en al-Mustádrak, 1/62; clasificado como bueno por al-Albani en As-Sílsilah as-Sahihah, no. 216.
Y Allah sabe más.