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Alabado sea Dios.
Los drusos se originaron como una secta esotérica escindida de los ismaelitas, de filiación persa, y basan su fe en diversas creencias religiosas, costumbres ascéticas y relatos piadosos. Sus orígenes se remontan a la creencia de que el califa fatimita de El Cairo Al-Hákim era una encarnación de Dios. Como los sufíes y los shi’as, dicen tener una gran veneración por la familia del Profeta (que Dios esté complacido con ellos). Suelen tener una actitud diplomática hablando sobre la unión de las religiones, pero en algunos países de Oriente Medio ocupan puestos políticos, como Siria y Líbano, y en la actualidad constituyen una comunidad cerrada que mantiene su religión y creencias ocultas al público, no aceptando las conversiones.
Los drusos tienen sus propias características dentro de otros grupos esotéricos, teniendo en cuenta sus orígenes históricos y la época en que emergieron como grupo. Mencionaremos brevemente algunas de sus creencias y las normas que los eruditos han mencionado sobre ellos.
1 – Los drusos son conocidos con este nombre por Durzi, cuyo nombre completo fue ‘Abd Allah Muhámmad ibn Isma’íl ad-Durzi. También es mencionado como ‘Abd Allah ad-Durzi o Durzi ibn Muhámmad. Fue también mencionado como Tashtakin o Hashtakin ad-Durzi. Se ha dicho también que los drusos se llaman así por la ciudad de Tairuz, en Irán.
2 – Muhámmad ibn Isma’íl ad-Durzi vivió en los tiempos de Abu ‘Ali al-Mansur ibn al-‘Azíz “bi Amrilláh” al-Hákim, uno de los reyes de la Dinastía Fatimita, que declaraban ser descendientes del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) a través de su hija Fátima (que Dios esté complacido con ello), hecho que fue denunciado como falso por el Califato ‘Abbásida sunnita.
Muhámmad ibn Isma’íl ad-Durzi fue originalmente un seguidor de la secta esotérica de los Ismaelitas, que dicen ser seguidores de Muhámmad ibn Isma’íl ibn Ya’far as-Sádiq. Isma’íl ad-Durzi se escindió de esta secta aprobando las declaraciones del rey Al-Hákim de ser una encarnación de la divinidad, y convocó a la gente a adorarle. También afirmó este rey que Dios había encarnado en el yerno y compañero del Profeta, ‘Ali ibn Abu Tálib, y que el alma de ‘Ali había emigrado a sus hijos uno tras otro, hasta que llegó al rey Al-Hákim.
Al-Hákim le dio a Isma’íl autoridad política sobre Egipto para que convocara a la gente a adorarle. Pero cuando sus intenciones se hicieron evidentes, los musulmanes de Egipto se rebelaron contra él y asesinaron a algunos de sus seguidores. Cuando intentaron apresarlo, Isma’íl escapó con Al-Hákim, quien le dio dinero y le encomendó dirigirse a Siria para difundir su religión allí. Isma’íl partió y se detuvo en el pueblo de Wádi Taim, al oeste de Damasco, y comenzó a predicar la deificación del rey Al-Hakim, difundiendo los principios de la religión drusa entre ellos.
Posteriormente, uno de los líderes de los batiníes (otra secta filo-persa escindida de los Ismaelitas), cuyo nombre era Hámzah ibn ‘Ali ibn Áhmad al-Hákimi ad-Durzi, se convirtió a la religión drusa y comenzó a difundir sus creencias. Se había contactado con los líderes del grupo de Al-Hakim, y convocó a la gente en secreto a deificarlo hasta que se convirtió en uno de sus líderes principales. Luego proclamó abiertamente sus creencias y afirmó ser mensajero de Al-Hakim, y Al-Hakim lo consintió y apoyó. Cuando Al-Hakim falleció y fue sucedido por su hijo, que era conocido como Az-Záhir li I’záz Din Allah (el asistente de la religión de Dios), él mismo desaprobó la afirmación de su padre de ser Dios, pero fue expulsado de Egipto.
Hámza huyó de Siria y fue seguido por muchos de los que se habían convertido a su religión. La mayoría de ellos se asentaron en la región que posteriormente fue conocida como Jabal ad-Druze en Siria (La montaña de los Drusos).
Los principios de su religión son:
a) La encarnación de la divinidad. Ellos creen que Dios encarnó en ‘Ali (que Dios esté complacido con él), luego en sus hijos, uno tras otro, hasta que encarnó en el rey Al-Hákim Abu ‘Ali al-Mansur ibn al-‘Azíz. Y creen que Al-Hákim desapareció y que regresará al final de los tiempos.
b) La ‘taquíyah’, o disimulo, que consiste en ocultar sus creencias al público. No comparten con nadie sus creencias excepto entre ellos, y no revelan a nadie sus secretos excepto a quienes confían dentro de su grupo.
c) La infalibilidad de sus imames. Creen que sus líderes son infalibles y que están protegidos del pecado. Y a veces los deifican y adoran, como hacen con Al-Hakim.
d) El esoterismo. Ellos afirman que los textos de la ley islámica tienen una interpretación secreta o esotérica, además de su significado evidente. De esta manera atribuyen a los textos significados muy distintos a los que en realidad tienen.
Con respecto su interpretación de los reportes, niegan los perfectos atributos de Dios y el Día de la Resurrección, como también la Rendición de Cuentas, el Paraíso y el Infierno. Ellos reemplazan esto con algo que llaman “La transmigración de las almas”, la creencia de que el alma de una persona o animal, cuando muere, se desplaza hasta el cuerpo de otra persona o animal en el momento del nacimiento, para morar allí una existencia de bendición o de castigo. Ellos creen que el universo es eterno y que es un útero que siempre está dando a luz, y que la tierra absorbe los cuerpos de los fallecidos (es decir, un ciclo interminable de nacimiento y muerte).
e) Con respecto a su interpretación acerca de los textos que estipulan órdenes y prohibiciones, les dan una interpretación diferente. Dicen que la oración significa el conocimiento de sus secretos, y no realizar las cinco oraciones diarias; el ayuno, significa ocultar sus secretos, y no abstenerse de comer y beber hasta la puesta del sol; que la peregrinación, significa visitar a los imames que ellos veneran. Ellos desestiman también muchas prohibiciones que es bien sabido que Dios encomendó a los musulmanes a través de los textos sagrados. Por eso Abu Hámid al-Ghazali y otros eruditos han dicho: “Externamente su escuela de pensamiento es como la de los shi’as, pero internamente es apostasía”.
Le preguntaron al Shéij al-Islam Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) sobre los drusos y nusairis. Él respondió:
“Los drusos no son musulmanes, de acuerdo al consenso de los eruditos del Islam. No es permisible comer la carne que ellos sacrifican ni casarse con sus mujeres. Ellos no acuerdan en pagar la yiziah, el impuesto equivalente al zakah para los no musulmanes, por lo tanto no son como la Gente de las Escrituras, los judíos y cristianos, sino que son apóstatas de esta religión. Ellos no acuerdan en la obligatoriedad de los pilares del Islam como la oración, el ayuno, o la peregrinación. Rechazan las prohibiciones de Dios y Su Profeta sobre comer carroña o beber vino. Aún si pronuncian el doble testimonio de fe, todas estas creencias y acciones invalidan lo que dicen sus bocas, de acuerdo al consenso de los sabios musulmanes a lo largo de la historia.
Sobre los nusairis en particular, son seguidores de Abu Shu’aib Muhámmad ibn Nasir, que fue un fanático extremista que afirmó que ‘Ali ibn Abi Tálib (que Dios esté complacido con él) era Dios, y ellos recitan estas palabras:
“Atestiguo que no hay divinidad excepto Haidar (‘Ali), y que nadie lo siguió excepto Muhámmad, el honesto y confiable, y que no hay camino a él excepto Salman el Poderoso”.
Haidar es un título que ellos dan a ‘Ali (que Dios esté complacido con él).
Con respecto a los drusos, los seguidores de Hashtakin ad-Durzi, que fue uno de los esclavos libertos del rey fatimita Al-Hákim a quien él envió a la gente de Wadi Taim para convocarlos a adorarle como a una divinidad, a llamarle “el creador”, “el omnisapiente”, a jurar por él; ellos pertenecen a los ismaelitas, que creen que Muhámmad ibn Isma’íl abrogó la legislación traída por Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Son uno de los tantos pequeños grupos extremos de apóstatas e incrédulos. No creen el Día de la Resurrección ni en los deberes y prohibiciones del Islam. También tienen cantidad de creencias esotéricas, como los Qarmatians, y están más alejados del Islam que los judíos y cristianos. Sus ideas parecen ser una mezcla de zoroastrismo persa con shi’ismo árabe. Y Allah sabe más”.
El shéij también dijo, refutando algunas de las ideas de este grupo:
“El hecho de que estos grupos sean ajenos al Islam es algo sobre lo que no hay disputa entre los eruditos musulmanes. Ellos no tienen el estatus de los judíos y cristianos en nuestra religión, sino que se los considera un grupo apóstata e incrédulo. No es permisible comer la carne sacrificada por ellos ni casarse con sus mujeres.
Nos refugiamos en Dios, ponemos nuestra confianza en Él y buscamos sólo Su ayuda”.
Del Comité Permanente de Jurisprudencia Islámica de Arabia Saudita.