Alabado sea Dios.
Es muy difícil conocer cómo el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) trataba a sus hijas durantes este período de sus vidas, porque el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) se casó con Jadiyah (que Dios esté complacido con ella) cuando tenía 25 años, y la Revelación le llegó cuando tenía 40, entonces Jadiyah (que Dios esté complacido con ella) falleció aproximadamente diez años después de que su misión comenzara.
Las hijas del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), Záinab, Ruqaiah, Úmm Kulzum y Fátima (que Dios esté complacido con ellas), fueron todas hijas de Jadiyah, lo que significa que la mayoría de ellas alcanzaron la edad de 17 años en La Meca. Fátima (que Dios esté complacido con ella) era la más joven de ellas, y de acuerdo a lo que Ibn ‘Abd el-Bárr (que Allah tenga misericordia de él) dijo en al-Isti’áb (4/178), muy probablemente haya nacido poco antes de que su misión comenzara. Los musulmanes en La Meca fueron una minoría perseguida y en aquel tiempo no eran capaces de narrar detalles de la vida del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), especialmente porque estaba casado sólo con Jadiyah (que Dios esté complacido con ella), y ella falleció unos pocos años antes de la Emigración.
Pero podemos hablar de cómo el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) trató a sus hijas en general, durante esta etapa de sus vidas y otras.
En segundo lugar, no hay duda de que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) es el mejor ejemplo para los musulmanes, y su vida es el mejor ejemplo de cómo los gobernantes deben tratar a su gente, cómo los maridos deben tratar a sus esposas, cómo los padres deben tratar a sus hijos y a sus nietos, cómo los predicadores deben tratar con aquellos a quienes se les habla del Islam, y cómo los eruditos deben tratar a los buscadores del conocimiento, cómo los comandantes deben tratar a sus tropas, y así en todos los aspectos de la vida religiosa y mundana. Dios dijo (traducción del significado):
“Hay un bello ejemplo en el Mensajero de Allah [de valor y firmeza en la fe] para quienes tienen esperanza en Allah, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Allah” (al-Ahzáb 33:21).
Ibn Kázir (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Este verso representa el importante principio de seguir el ejemplo del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en sus palabras, sus actos y su actitud. Por eso Dios le encomendó a la gente seguir el ejemplo del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en el día de al-Áhzab, por su paciencia, tolerancia, firmeza, capacidad de esfuerzo y esperanza en el alivio de su Señor, glorificado y exaltado sea. Que las bendiciones estén siempre con él, hasta el Día del Juicio”. Tafsir al-Qur'án il-‘Adhím, 6/391.
Con respecto a la forma en que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) trataba a sus hijas, era muy compasivo y sabio. Él tenía cuatro hijas, todas las cuales habían nacido de Jadiyah (que Dios esté complacido con ella). Eran Záinab, Ruqaiah, Úmm Kulzum y Fátima. Todas ellas vivieron hasta que el Islam llegó, y se convirtieron al Islam, y todas ellas fallecieron antes que él, excepto Fátima, que vivió seis meses después de que él falleció.
La compasión y la sabiduría pueden verse en muchos aspectos de la forma en que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) las trataba. Por ejemplo:
1 – Él las convocaba al Islam de la mejor manera, por compasión hacia ellas.
Se narró que Abu Hurairah (que Dios esté complacido con él) dijo: “Cuando las palabras “Y advierte primero a tus familiares de entre tu pueblo” (ash-Shu’ará' 26:214) le fueron reveladas, el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “¡Oh, gente de Qureish! Sálvense a ustedes mismos, pues yo no les serviré de nada ante Dios. Oh, Banu ‘Abd al-Manaf, yo no les serviré de nada ante Dios. Oh, ‘Abbás ibn ‘Abd el-Muttálib, yo no les serviré de nada ante Dios. Oh, Safíyah, tía paterna del Mensajero de Dios, yo no te serviré de nada ante Dios. Oh, Fátima, hija del Mensajero de Dios, pídeme lo que quieras de mi riqueza, pero yo no te serviré de nada ante Dios”. Narrado por al-Bujari (2602) y Muslim (206).
Ibn Isjaq dijo: “Sobre sus hijas, todas ellas vivieron hasta que el Islam llegó, y se convirtieron al Islam, y emigraron con él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)”. Ar-Ráwd al-‘Unuf, por as-Suhail (2/157).
2 – Él las cuidó cuando estaban enfermas, aún en los tiempos más difíciles.
Cuando el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) quiso salir a Bádr, le ordenó a ‘Uzmán ibn ‘Affán (que Dios esté complacido con él) quedarse con su esposa Ruqaiah, la hija del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), porque estaba enferma.
Se narró que Ibn ‘Umar (que Dios esté complacido con él) dijo: “Con respecto a su ausencia en Bádr (es decir, ‘Uzmán ibn ‘Affán), estaba casado con la hija del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), Ruqaiah, y ella estaba enferma, entonces el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo: “Tendrás la recompensa y la parte (del botín) de un hombre que estuvo presente en Bádr”. Narrado por al-Bujari, 3495.
3 – Les daba la bienvenida con ternura.
4 – Les confiaba sus secretos.
5 – Decía cosas para hacerlas felices.
Todo esto se resume en este reporte auténtico:
Se narró que ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella), la Madre de los Creyentes, dijo: “Las esposas del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) estábamos con él, ninguna de nosotras estaba ausente. Fátima llegó caminando, y su manera de caminar esa exactamente la misma que la del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Cuando él la vio, le dio la bienvenida y le dijo: “Bienvenida, hija mía”. Entonces él la sentó al lado suyo. Le susurró algo en el oído, y ella lloró amargamente, y cuando vio que estaba tan perturbada, le susurró algo más en el oído, y ella sonrió. Luego yo le dije a ella: “El Mensajero de Dios te escogió a ti entre todos para susurrarte algo, y luego tú lloraste…” Ella me respondió: “No revelaré el secreto del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Cuando el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) falleció, le dije: “Te ruego por el derecho que tengo sobre ti, cuéntame, ¿qué te dijo el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)?”. Ella me dijo: “Ahora sí (te lo diré)”. Cuando me susurró la primera vez, me dijo: “Gabriel solía repasar conmigo el Corán una vez cada año, pero ahora lo hemos repasado dos veces, y pienso que mi muerte está cerca, por lo tanto, teme a Dios y se paciente, y yo seré un precursor apropiado para ti”. Entonces yo lloré, como tú viste. Cuando él vio mi pena, me susurró una segunda vez, y dijo: “Oh, Fátima, ¿no te complace ser la líder de las mujeres creyentes en el Paraíso?”. Entonces yo sonreí, como tú viste”. Narrado por al-Bujari, (5928) y Muslim (2450).
6 – Parte del gran cuidado que él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) mostró en educar a sus hijas, fue que se apresuró a concertar sus matrimonios con aquellos que él pensaba que eran hombre de buen carácter o fuertes en su compromiso religioso. Él casó a Záinab (que Dios esté complacido con ella) con Abu al-‘Ás ibn ar-Rabi’ al-Quraishi (que Dios esté complacido con él), que era el hijo de su tía materna Hálah bint Juwailid, y casó a Ruqaiah con ‘Uzmán ibn ‘Affán (que Dios esté complacido con él). Cuando Ruqaiah falleció, le ofreció a Umm Kulzum en matrimonio.
Y casó a Fátima (que Dios esté complacido con ella) con ‘Ali ibn Abi Tálib (que Dios esté complacido con él).
7 – Él les encomendó usar el velo y ropas que las cubrieran.
Esta fue una respuesta a la orden de Dios (traducción del significado):
“¡Oh, Profeta! Dile a tus mujeres, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran [todo el cuerpo] con sus mantos; es mejor para que se las reconozca y no sean molestadas. Allah es Absolvedor, Misericordioso” (al-Ahzáb 33:59).
8 – Resolvió los problemas entre ellas y sus maridos, e intervino para reconciliarles.
Se narró que Sáhl ibn Sa’d dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) llegó a la casa de Fátima y no encontró a ‘Ali en la casa. Dijo: “¿Dónde está el hijo de tu tío?” Ella dijo: “Pasó algo entre él y yo, y se enojó conmigo y se fue; no durmió la siesta en mi casa”. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo a alguien “Ve y búscalo a ver dónde está”. Él llegó y dijo: “Oh, Mensajero de Dios, por Dios, él está en la mezquita, durmiendo”. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue a verlo y lo encontró recostado. Su capa se había caído de su espalda y estaba polvorienta. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) comenzó a sacudirla, diciendo: “Levántate, Abu at-Turab (padre del polvo), levántate…”. Narrado por al-Bujari (4300) y Muslim (2409).
9 – El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) se sintió apenado por su hija cuando estaba ausente, e intercedió por su marido quien había sido capturado por los musulmanes, y estipuló que él debía enviarla a Medina.
Todo esto señala la benevolencia del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) hacia sus hijas, y demuestra que él las quería mucho; además de eso, les deseaba el bien y quiso salvarlas del ambiente de los incrédulos para que no fueran tentadas. Él amaba para sus hijas lo que ellas amaban para sí mismas, especialmente cuando tenía que ver con sus esposos e hijos.
Todo lo arriba afirmado puede resumirse en un solo reporte auténtico:
Se narró que ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo: “Cuando la gente de La Meca envió un rescate por sus prisioneros, Záinab envió algo de riqueza como rescate para rescatar a Abu al-‘Ás, entre lo cual ella envió un collar que había pertenecido a Jadiyah, y se le había regalado para usarlo cuando ella se casó con Abu al-‘Ás. Cuando el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) lo vio, se sintió muy apenado por ella, y dijo: “Si quieren, ¿pueden soltar al prisionero de ella y devolverle lo que le pertenece?”. Ellos dijeron: “Sí”. Y el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le hizo la promesa de permitirle a Záinab ir con él. Y el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) envió a Zaid ibn Hárizah y a un medinense y dijo: “Esperen en Bátn Ia’yach (un lugar sobre las afueras de La Meca) hasta que Záinab pase por ustedes, luego quédense con ella y tráiganmela”. Narrado por Abu Dawud (2629) y clasificado como bueno por al-Albani en Sahih Abu Dawud.
El shéij Muhámmad Sháms al-Háqq al-‘Azimabadi (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
““Se sintió apenado por ella”, es decir, por Záinab, porque ella estaba ausente y sola, y él recordó los días con Jadiyah y su compañerismo, porque el collar había pertenecido a ella”. ‘Awn al-Ma’bud al-‘Azím (7/254).
10 – Él tomó parte en la cena ofrecida en honor al nacimiento de sus nietos (‘aquiqah).
Se narró de Ibn ‘Abbás (que Dios esté complacido con él) que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) ofreció una cena por al-Hásan y al-Husain, un cordero por cada uno”. Narrado por Abu Dawud (2841). De acuerdo a otro reporte narrado por an-Nasá'i: “Dos corderos por cada uno”. El shéij al-Albani dijo: “Esto es más probable”.
11 – Él les aconsejó a sus hijas y a sus maridos no concentrarse en los placeres de este mundo.
Se narró de ‘Ali (que Dios esté complacido con él) que Fátima (que Dios esté complacido con ella) se quejó acerca del dolor que el molino le hacía doler las manos, y algunos prisioneros habían sido traídos ante el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), entonces ella fue pero no lo encontró, pero se encontró con ‘Aa'ishah y se lo dijo. Cuando el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) llegó, ‘Aa'ishah le contó que había venido Fátima. Fátima dijo: “El Profeta Muhámmad vino a visitarnos, y ya estábamos en la cama. Comenzamos a levantarnos, pero el Profeta nos dijo: “Quédense donde están”. Entonces se sentó entre nosotros, hasta que pude sentir el frío de su pie sobre mi pecho. Luego dijo: “¿Quieres que te enseñe algo mejor que lo que me pediste?”. Cuando vayas a la cama, magnifica a Dios treinta y cuatro veces, glorifícalo treinta y tres veces, y alábalo treinta y tres veces. Eso será mejor para ti que un sirviente”. Narrado por al-Bujari (5302) y Muslim (2727).
12 – El cuidado del Profeta por sus hijas continuó aún después de que habían fallecido. Eso está puede verse en los siguientes ejemplos:
a) Su interés por lavarlas, y cuando les dio una de sus vestimentas para amortajar a una de ellas:
Se narró que Umm ‘Atíyah al-Ansaríyah (que Dios esté complacido con ella) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) vino cuando su hija falleció, y dijo: “Lávenla tres veces, o cinco, o más que eso, si lo ven apropiado, con agua y hojas de loto, y pónganle un poco de alcanfor la última vez. Y cuando hayan terminado, avísenme”. Entonces cuando terminamos se lo dijimos, y él nos dio la faja de su cintura y dijo: “Pónganlo cerca de su cuerpo”. Narrado por al-Bujari (1195) y Muslim (939).
La hija en cuestión aquí era Záinab, como se afirma claramente en el reporte de Muslim.
b) Atender sus funerales y enterrarlas.
Si queremos discutir en detalle todo lo que nuestro Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) hizo como mencionamos arriba, esto tomaría demasiado tiempo. Puedes remitirte a los libros de su biografía y comentarios sobre los reportes, y averiguar por ti mismo estas cosas y su importancia en la vida de los musulmanes, y cómo debemos seguir su ejemplo.
Y Allah sabe más.