Alabado sea Dios.
Lo que está indicado por el Corán y la Sunnah, y las primeras generaciones justas están de acuerdo en esto, es que la fe consiste tanto en palabras como en hechos, y puede aumentar y disminuir; no hay fe si no va acompañada de acciones, así como no hay fe si no va acompañada de palabras. Por lo tanto, la fe no es válida a menos que ambas estén presentes y juntas. Este es un tema que es conocido por Ahl As-Sunnah. En cuanto al punto de vista de que la acción es algo necesario para la perfección de la fe y no para su validez, este es el punto de vista de los Ash’aris y otros como ellos. Es bien sabido que el punto de vista de los Ash’aris con respecto a la fe (imán) es en realidad una de las ideas de los muryi’a (fedeístas).
Ash-Sháfi’i (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “El consenso de los compañeros del Profeta, de los Tábi’ín, de aquellos que vinieron después de ellos y de nuestros contemporáneos, es que la fe consiste en palabras, acciones e intenciones, y ninguna de las tres es válida excepto con las demás” (Sharh Usul I’tiqád Ahl As-Sunnah, por Al-Lalaká’i, 5/956. Maymu’ Al Fatawa, 7/209).
Al Ayurri (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “Debes entender, que Al-lah tenga misericordia de nosotros y de ti, que el punto de vista de los eruditos musulmanes es que la fe es obligatoria para todas las personas, y que consiste en creer en el corazón, afirmarlo de palabra y realizar actos físicos (buenas acciones).
Además, debes entender que tener conocimiento y creencia en el corazón no es suficiente, a menos que esté acompañado de una afirmación verbal de fe; y el conocimiento en el corazón y la afirmación verbal no son válidos a menos que vayan acompañados de acción física (obras justas). Una vez que una persona combina estas tres características, entonces es un creyente. Esto está indicado por el Corán y la Sunnah, y las opiniones de los eruditos musulmanes” (Ash-Shari’ah, 2/116).
El Sheij Al Islam Ibn Taimía (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “Basándonos en este tema, podemos concluir dos cosas, la primera de las cuales tiene que ver con la incredulidad visible, y la segunda tiene que ver con la incredulidad oculta.
En cuanto a la segunda (el tema de la incredulidad oculta), se basa en la opinión de que la fe consiste tanto en palabras como en hechos, como se dijo anteriormente. No es posible para un hombre que cree firmemente en su corazón que Al-lah le ha ordenado la oración, la caridad obligatoria, el ayuno y la peregrinación, vivir toda su vida sin postrarse una sola vez ante Al-lah, o sin ayunar Ramadán, o sin dar la caridad obligatoria por la causa de Al-lah, o sin ir en peregrinación a Su Casa. Eso no es posible, y esto no puede suceder a menos que la persona albergue hipocresía y herejía en su corazón. Esto no sucede cuando hay una fe sana” (Maymu’ Al Fatawa, 7/616).
El Imam Muhammad Ibn ‘Abd Al Wahhab (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “No hay diferencia de opinión entre Ahl As-Sunna de que el Tawhid debe existir en el corazón, que es el conocimiento; y en la lengua, que son las palabras (afirmación verbal); y en las propias acciones, que es actuar de acuerdo con los mandamientos y prohibiciones. Si una persona no cumple con uno de estos tres, entonces no es un musulmán.
Si afirma el Tawhid pero no actúa de acuerdo con él, entonces es un incrédulo obstinado, como el Faraón y el demonio. Si actúa externamente de acuerdo con el Tawhid, pero no cree en ello en su corazón, entonces es un hipócrita puro, peor que un incrédulo. Y Al-lah sabe más” (Ad-Durar As-Sanía fil Aywiba An-Naydía, 2/124).
También dijo: “Debes entender, que Al-lah tenga misericordia de ti, que la validez del compromiso religioso depende de lo que hay en el corazón de la creencia, el amor y el odio, y depende de que una persona pronuncie (la palabra del Islam, la Shahada) y se abstenga de pronunciar frases de incredulidad, y depende de las acciones físicas, poniendo en práctica los pilares del Islam y absteniéndose de realizar actos que lo conviertan a uno en un incrédulo. Si falta uno de estos tres, entonces la persona se convierte en un incrédulo y un apóstata” (Ad-Durar As-Sanía, 10/87).
Los eruditos de Ahl As-Sunna discutieron este tema en profundidad, incluyendo las fatwas emitidas por el Comité Permanente que advierten contra algunos libros que reiteran la opinión de que las acciones físicas (obras justas) son una condición previa para la perfección de la fe (y no una parte esencial de la misma). El Comité ha declarado que esa es la opinión de los muryi’a. Ver: Fatawa Al-Láyna Ad-Dá’ima, 2/127-139, vol. 3).
De acuerdo con Ahl As-Sunna, la acción física es una parte esencial de la fe, sin la cual la fe no es válida, y la falta de acción física es indicativa de una falta de fe en el corazón, porque están fuertemente interconectadas. Quienquiera que piense que puede haber una fe fuerte y sólida sin que eso conduzca a la acción física (obras justas), aunque conozca sus deberes religiosos y sea capaz de cumplirlos, está pensando que algo imposible es posible, está negando la conexión entre la acción física y lo que está en el corazón, y está siguiendo la visión censurable de los muryi’a.
Y Al-lah sabe más.