Alabado sea Dios.
Abu Muhammad ‘Ali Ibn Áhmad Ibn Sa’id Ibn Hazm (que Allah tenga misericordia de él), fue un erudito de origen persa que creció en la ciudad de Córdoba, en Andalucía. Fue autor de numerosos libros. Tenía un gran respeto por el estudio de la Tradición Profética y las ciencias de los reportes y era un hombre inteligente y sagaz. Sin embargo, no hay nadie entre los eruditos cuya opinión no esté sujeta a la aceptación o al rechazo.
Ibn Hazm (que Allah tenga misericordia de él) se consideraba a sí mismo seguidor de las primeras generaciones (salaf), y fue un gran crítico de aquellos que seguían innovaciones en la religión. Él escribió en Maratib al-Iyma’, pág. 12-15:
“Cuando mencionamos a los eruditos, nos referimos a aquellos que son conocidos por estar cualificados para emitir dictámenes legales entre los compañeros del Profeta Muhámmad y sus seguidores, a aquellos que investigaron y desarrollaron la ciencia de los reportes, y a los imames que difundieron estas disciplinas en las distintas regiones.
No consideramos que estén entre ellos ‘Abd al-Hudail, Ibn al-Asamm, Bishr Ibn al-Mu’tamir, a Ibrahím Ibn Sayar, Ya’far Ibn Harb, Ya’far Ibn Mubáshshir, Zumamah, Abu Gafar, Ar-Raqqashi, los azariqah, los safaríyah, los abadíyah ni los duodecimanos. Esta gente no puso el esfuerzo suficiente en examinar los reportes sobre la vida del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) como para que puedan distinguir a los reportes auténticos de los que no pueden ser autenticados debido a su debilidad o falsedad, ni han examinado en detalle o en conjunto las normas mencionadas en el Sagrado Corán como para que puedan emitir dictámenes legales en base a la evidencia y distinguir lo correcto de lo incorrecto.
Más bien, estas personas estuvieron más preocupadas por polemizar y poner en duda las creencias básicas del Islam, y en este punto cada grupo tiene su propio punto de vista”. Fin de la cita.
A pesar del hecho de que Ibn Hazm defendía la Tradición Profética y a sus eruditos, tenía un gran conocimiento de las ciencias de los reportes, una vasta memoria y un vasto conocimiento general, sostuvo algunos puntos de vista que claramente difieren de los tradicionalmente defendidos por la gente de la comunidad y la Tradición Profética, diferencias que tenían que ver tanto con temas fundamentales como con asuntos menores.
Ad-Dahabi (que Allah tenga misericordia de él) dijo en su biografía sobre Ibn Hazm en As-Siyar (18/186-187): “Creció en un ambiente de facilidades y fue bendecido con una gran inteligencia y perspicacia. Tenía muchos libros preciosos. Su padre era una de las figuras prominentes de Córdoba, quien había servido como visir en el Estado ‘Aamirí, y él también llegó a ser visir de ese Estado cuando era joven. En un principio, se hizo conocido por sus conocimientos e incursiones en el campo de la literatura, la historia y la poesía, y aprendió dialéctica y otras ramas de la filosofía, lo cual tuvo un importante impacto en su formación intelectual. He leído un libro suyo en el cual él aconseja el estudio de la dialéctica y le da precedencia sobre otras ramas del conocimiento de la época.
Él fue también prominente en las ciencias islámicas, con un gran conocimiento de la ciencia de los reportes que no tenía igual, aunque tenía una forma de pensar bastante rígida y extremadamente literalista en asuntos menores, pero no en los fundamentales.
Se ha dicho que él estudió en principio la escuela de jurisprudencia del imam ash-Shafi’i, y que luego sus investigaciones lo llevaron a creer que el uso de las analogías (qiyás) era inválido en todos los casos, ya sean analogías claras o implícitas, y que el significado literal de un texto del Sagrado Corán o de la Tradición Profética era lo que debía seguirse. Escribió muchos libros sobre esto y debatió con otros eruditos para probar sus puntos de vista, tanto verbalmente como por escrito. También se ha dicho que no tenía el respeto suficiente por sus interlocutores cuando debatía y que a menudo utilizaba palabras rudas o que impugnaba los puntos de vista de su adversario, lo que condujo a algunos eruditos a evitar sus libros e ignorarlos, o advertir a otros que no los lean, e incluso en una ocasión se quemaron libros suyos.
Sin embargo, otros eruditos se interesaron en sus libros, los examinaron y se beneficiaron de ellos. Aprendieron de ellos y también los criticaron, encontrando en sus libros preciosas perlas y a veces errores crasos. A veces se asombraban por sus escritos y los elogiaban, y a veces se mofaban de sus ideas por considerarlas idiosincráticas.
No hay nadie entre los musulmanes cuyos puntos de vista no estén sujetos a la aceptación o al rechazo excepto el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).
Ibn Hazm tenía una sincera devoción y una gran bondad. Sus intenciones eran buenas y sus libros resultaron muy útiles. No tenía ningún interés en adquirir posiciones de liderazgo, y permaneció en su casa concentrado en el conocimiento. Por lo tanto, no debemos exagerar en nuestras críticas ni pretender socavar su estatus y erudición. Más bien, él fue elogiado por prominentes eruditos antes de nosotros”. Fin de la cita de ad-Dahabi.
Ad-Dahabi también escribió en As-Siyar, 18/184-212:
“El shéij Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo de él: “Aun cuando con respecto a algunos tópicos de la fe y el decreto divino Abu Muhámmad Ibn Hazm fue más sincero y tenía más conocimiento de las ciencias de los reportes y más respeto por sus eruditos que muchos otros, sus puntos de vista parecen haber tenido alguna influencia de los mutázilis, por lo menos con respecto al tema de los atributos divinos, lo cual hizo que no estuviera en sintonía con la Gente del Hadiz. Uno puede ver que en ocasiones su lenguaje era el habitual entre la Gente del Hadiz, pero que el contenido de lo que estaba diciendo parecía estar más en armonía con otros grupos. Algunas observaciones similares fueron hechas por algunos juristas, por la gente de al-kalam y los eruditos de la ciencia de los reportes que lo criticaron por ser demasiado literalista y carecer de profundidad en lo que decía.
Se ha dicho que él negó la sabiduría detrás de lo que Dios nos ha encomendado y prohibido, detrás de eventos extraordinarios, o detrás de lo que podría ser entendido como actos del corazón. Más aún, él criticó a algunas figuras prominentes y llegó al punto de negar que hubiera sabiduría detrás de sus normas, y se declaró seguidor de los significados aparentes.
Sin embargo, él tenía una gran fe y compromiso religioso, un vasto conocimiento, y nadie puede negar esto excepto el necio. El contenido de sus libros demuestra su profundo conocimiento sobre varios asuntos y en diversas circunstancias, como también su respeto por los fundamentos del Islam y por el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), que es una combinación que no puede encontrarse fácilmente en todo el mundo.
Entonces por ejemplo, si había una discusión acerca de un reporte, su punto de vista claramente sería el punto de vista más correcto, y su habilidad para distinguir un reporte auténtico de uno débil, como su conocimiento sobre los puntos de vista de las tempranas generaciones, difícilmente podía ser encontrado en alguien más entre los juristas”. Fin de la cita de Maymu' al-Fatáwa, 4/19-20.
El shéij Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) también escribió:
“Abu Muhámmad Ibn Hazm tenía conocimiento de la ciencia de los reportes y apoyó el punto de vista de Dawud y otros entre los literalistas, que no aceptaban la validez de las analogías. Sin embargo, nosotros creemos que él se excedió y llegó al punto de negar atributos divinos al remitir sus significados solamente al conocimiento de Dios. Él dijo que los nombres de Dios, tal como al-‘Alim (El Omnisciente) y al-Qadir (El Todopoderoso) no refieren al conocimiento y al poder. Él decía seguir en esto el punto de vista del imam Áhmad y de otros eruditos de la Tradición Profética, y consideraba que su punto de vista era el más correcto dentro de la gente de la Tradición Profética y la gente de los reportes. Criticó abundantemente a al-Ash’ari y a sus compañeros, y los acusó de haberse apartado del camino de la gente de la comunidad y la Tradición Profética con respecto a los atributos divinos.
Sin embargo, el punto de vista de al-Ash’ari y sus compañeros acerca de los atributos divinos es más cercano a la gente de la comunidad y la Tradición Profética que el punto de vista de Ibn Hazm y sus pares”. Fin de la cita de Dar Ta’arud al-‘Aql wa an-Naql (3/24).
El shéij Ibn Taimíyah también escribió:
“Ibn Hazm dice que los bellos nombres de Dios no refieren a sus significados…y que la razón para este error es su negación de los atributos divinos y su punto de vista extremo al intentar negar cualquier parecido o semejanza entre Dios y el ser humano, que es el punto de vista de los yahamíes. Ellos dijeron que si afirmáramos que El Omnisciente se refiere al conocimiento y El Todopoderoso se refiere al poder, en ese caso afirmaríamos que los nombres nos conducirán a afirmar tales atributos.
Esta es la crítica que se le hace a Ibn Hazm. Él negó los atributos divinos, aun cuando tenía un gran respeto por la gente de los reportes y por el imam Áhmad. Él insistía en que su punto de vista era el mismo que el del imam Áhmad y al parecer él no se topó con nadie que pudiera explicarle concretamente en qué estaba equivocado”. Fin de la cita de Minhach as-Sunnah an-nabawíyah, 2/353.
Ibn Kazír (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Él solía hacer muchas críticas a distintos eruditos, verbalmente y en sus libros, lo que condujo a algunos resentimientos hacia él de sus contemporáneos. Estas personas continuaron repudiándolo, hasta que hicieron que ciertas autoridades lo expulsaran de su ciudad, hasta que falleció en un suburbio en el mes de Sha’bán de ese año, cuando había pasado la edad de noventa años.
Lo que es asombroso de sus puntos de vista es que él era un literalista que estaba confundido en algunos asuntos menores, y que no creía en la validez de la analogía, ya sea clara o no lo fuera. Esto hizo que algunos eruditos perdieran el respeto por él, y lo llevó a cometer errores en su punto de vista y en su conducta. Sin embargo, él intentó encontrar interpretaciones más profundas que el del significado aparente cuando trataba con asuntos básicos, y con versos o reportes que hablaban sobre los atributos divinos. Él tenía conocimiento sobre dialéctica, que había aprendido de Muhámmad Ibn al-Hasan al-Majhayi al-Kinani al-Qurtubí, como señalaron Ibn Maakula e Ibn Jalikán”. Fin de la cita de Al-Bidayah wa an-Nihayah, 12/113.
Ver también: Tabaqat ‘Ulama' al-Hadiz, por Ibn ‘Abd al-Hadi, 3/349.
Los eruditos del Comité Permanente de Jurisprudencia Islámica de Arabia Saudita afirmaron: “Él fue uno de los eruditos prominentes tanto en asuntos fundamentales como menores, y en el conocimiento del Sagrado Corán y de la Tradición Profética, pero él no estuvo de acuerdo con la mayoría de los eruditos en muchos asuntos, en los cuales creemos que estaba errado a causa de su rígida adherencia al significado aparente de los textos y su rechazo a aceptar claras analogías que reunían las condiciones para ello. Quizá sus errores más serios tenían que ver con respecto a las creencias, a causa de que interpretaba los versos que hablaban de los divinos nombres y atributos en una forma muy alejada a la de su significado más evidente”. Fin de la cita de Fatáwa al-Láynah ad-Dá'imah, 12/223.
En resumen, él (que Allah tenga misericordia de él) difería en algunos asuntos menores y mayores del grueso de los eruditos que siguen la Tradición Profética, lo que hizo que muchos de ellos lo criticaran, como explicamos arriba.
En conclusión, el imam Abu Muhámmad Ibn Hazm (que Allah tenga misericordia de él) es uno de los grandes eruditos del Islam y alguien a quien respetamos, que fue respetuoso de la Tradición Profética y de la gente que la sigue, y se esforzó por aprenderla y seguirla. Sin embargo, no podemos dejar de señalar aquellos asuntos en los que creemos que siguió puntos de vista demasiados filosóficos o innovadores, en cuyo caso sostuvo opiniones que diferían de la gente de la Tradición Profética y de los eruditos de la ciencia de los reportes. Por eso, no podemos afirmar que él perteneciera a la gente de la Tradición Profética en absolutamente todos los asuntos, y en el tópico de los atributos divinos en particular, aunque él no se excedió ni pasó los límites de la gente de la comunidad y la Tradición Profética, al punto que podamos considerarlo un difusor de innovaciones, porque tenía una gran veneración por la Tradición Profética, la enseñó y la recomendó a la gente, y trató de evitar todo lo que fuera contra ella.
Y Allah sabe más.