Sábado 22 Yumada al Ula 1446 - 23 Noviembre 2024
Español

La existencia bienaventurada de los justos en sus tumbas es una realidad que sólo Dios conoce

Pregunta

En la obra Sunan at-Tirmidi (2899) se ha narrado que Ibn ‘Abbás (que Dios esté complacido con él) dijo: “Uno de los compañeros del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dispuso su carpa sobre un lugar, y no se dio cuenta de que allí había una tumba. Luego para su sorpresa oyó a un hombre adentro recitando el capítulo Al-Mulk hasta el final. Luego fue a ver al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y le dijo: “Oh, Mensajero de Dios, puse mi tienda en un lugar y no me di cuenta de que allí había una tumba, y luego para mi sorpresa oí a alguien adentro recitando el capítulo Al-Mulk entero”. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Se trata del protector, es el salvador, es quien lo salvará del castigo de la tumba”. ¿Significa esto que los justos y amigos de Dios están concientes en sus tumbas y pueden recitar versos del Sagrado Corán y otras cosas que nosotros podemos oír, y que quizá ellos pueden oír lo que nosotros decimos? Estoy confundido, porque esto es lo que los sufíes y especialmente los barelawis dicen, y por lo cual la gente cree que los fallecidos pueden oírlos y ayudarlos.

Texto de la respuesta

Alabado sea Dios.

En primer lugar, este reporte fue narrado por at-Tirmidi (2890); por al-Baihaqi en Ash-Shu’ab (2280); por at-Tabarani en Al-Mu’jam al-Kabir (12801); y por Abu Nu’aim en Al-Hiliah (3/81), a través de Iahia Ibn ‘Amr Ibn Malik an-Nukri, de su padre, de Abu al-Yawza', de Ibn ‘Abbás (que Dios esté complacido con él), quien dijo: “Uno de los compañeros del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) armó su tienda en un lugar y no sabía que allí había una tumba. Luego para su sorpresa, él oyó a un hombre adentro recitando el capítulo Al-Mulk hasta el final. Fue entonces a ver al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y le dijo: “Oh, Mensajero de Dios, puse mi tienda en un lugar y no me di cuenta de que allí había una tumba, y luego para mi sorpresa oí a alguien adentro recitando el capítulo Al-Mulk hasta el final”. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo: “Es el protector, es el salvador, es quien lo salvará del castigo de la tumba”. Al-Baihaqi dijo: “fue narrado sólo por Iahia Ibn ‘Amr, y no es un narrador fuerte”. Fin de la cita.

Las características de este Iahia fueron descriptas por Ibn Ma’ín, por Abu Zar’ah, por Abu Dawud, por an-Nasá'i y por ad-Dulabi, quienes lo señalaron como un narrador débil. Al-‘Uqaili dijo: “Este reporte no es para seguirlo”. Áhmad Ibn Hánbal dijo: “Su reporte no tiene valor”. As-Sayi dijo: “Su reporte es rechazable”. Fin de la cita de Tahdíb at-Tahdíb, 11/260.

Su padre, ‘Amr Ibn Malik an-Nukri, fue mencionado por Ibn Hibbán, donde dijo: “Su reporte, aparte de aquellos que fueron narrados de él por su hijo, se los considera extraños”. Fin de la cita de Tahdíb at-Tahdíb, 8/96.

Por consiguiente, este reporte es débil y no puede ser citado como evidencia. Fue clasificado como débil por al-Baihaqi, por al-Albani en Da’if Sunan at-Tirmidi. Al-Mubarakfuri (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Su cadena de transmisión incluye a Iahia Ibn ‘Amr Ibn Malik, que es una cadena débil”. Fin de la cita de Tuhfat al-Ahwadi, 8/161.

Con respecto a las palabras ‘Es el protector, es el salvador, es quien lo salvará del castigo de la tumba’, han sido narradas en un reporte aceptable como palabras atribuidas a Ibn ‘Abbás (que Dios esté complacido con él), reporte que fue narrado y clasificado como auténtico por al-Hakim y ad-Dahabi.

En segundo lugar, los justos y los amigos de Dios, los profetas, los mártires y los piadosos, se dice que están concientes en sus tumbas en el sentido de que están vivos en el Más Allá, que es una vida muy distinta a nuestra vida en este mundo. No podemos ofrecer ninguna similitud en un intento para comprender cómo exactamente es esto, cuya naturaleza real sólo es conocida por Dios.

Los eruditos del Comité Permanente de Jurisprudencia Islámica de Arabia Saudita dijeron: “La vida de los profetas, de los mártires y del resto de la gente justa y honrada, es algo cuya naturaleza exacta no conoce nadie excepto Dios. No es como la vida que las personas tenemos en este mundo”. Fin de la cita de Fatáwa al-Láynah ad-Dá'imah, vol. I (1/173-174).

En tercer lugar, no hay ningún texto auténtico que indique que las personas justas que han fallecido vayan a leer el Sagrado Corán en sus tumbas como para que algún musulmán pueda afirmar eso sin conocimiento. Las cosas que la gente dice acerca de sueños que tratan acerca de este tópico, o que pasaron cerca de la tumba de Fulano y lo escucharon recitando el Sagrado Corán, no pueden ser tomadas como pruebas, porque su relato en sí mismo no puede considerarse como una evidencia aún si estuvieran diciendo la verdad. Es posible que la persona que esté diciendo esto esté mintiendo, o es posible que esté imaginando algo que en realidad no ha sucedido. Es posible que Satanás le haya mostrado eso o algo similar en un sueño, y en tal caso la persona está confundida y confundiendo a los demás. Con respecto a la vida en el Más Allá, como mencionamos antes, nadie conoce su verdadera naturaleza excepto Dios.

En cuarto lugar, el principio básico es que los fallecidos no pueden oír las palabras que decimos, así como los vivos no sabemos nada acerca de la situación de las personas fallecidas, excepto lo poco que se ha narrado en textos auténticos al respecto, porque la vida en el Más Allá es uno de los aspectos de lo oculto, lo cual nadie excepto Dios conoce.

Uno puede pasar por donde están las tumbas de los idólatras y no sentir que alguien está allí, ni oír ningún sonido de ellos, cuando de hecho están siendo castigados en sus tumbas.

Una persona justa y honrada puede ser enterrada cerca de un malhechor, y Dios puede tener misericordia del hombre justo y honrado y hacer su estancia en el Más Allá más espaciosa e iluminada para él, y puede ser para él incluso como uno de los jardines del Paraíso, mientras Él está castigando al malhechor haciendo que su tumba se estreche sobre él, y se asemeje a uno de los agujeros del Infierno. Y sin embargo, ninguna de estas condiciones se mezclan, aun si las tumbas están una al lado de la otra, y nadie sería conciente de la realidad que subyace detrás de ellas.

Con respecto a que ellos puedan oír y saber sobre cosas de este mundo, no hay evidencia para afirmar nada de eso en ningún texto de la Revelación islámica, ni tampoco desde el punto de vista racional. Pero aún más falso y delirante es el punto de vista de que ellos no sólo pueden oír nuestras súplicas sino que pueden responderlas, haciendo algo para ayudarnos.

El Comité Permanente de Jurisprudencia Islámica de Arabia Saudita dijo: “Los fallecidos en general, incluyendo al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), no pueden oír a quienes los invocan y menos aún responderles. Esto es algo que Dios ha afirmado, cuando Dios dijo (traducción del significado): 

“Tú no puedes hacer que los muertos [de corazón] oigan, ni que los sordos escuchen la prédica cuando rechazan la Verdad” (An-Náml, 27:80).

Con respecto a lo que se ha mencionado en las dos obras de reportes más auténticos (al-Bujari y Muslim), Dios sabe mejor cuál es la naturaleza de lo que se habla en estos reportes. Tal es el caso acerca del fallecido cuando es colocado en su tumba, y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Él puede oír el sonido de sus sandalias cuando se dan vuelta para irse y dejarlo”. También es el caso en que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo al idólatra abatido en la batalla de Bádr, luego de que sus cuerpos fueron arrastrados y arrojados en la fuente seca de Bádr, cuando él les dijo: “¿Han encontrado ya lo que Dios les ha prometido?”, y agregó: “Ellos pueden escuchar lo que les estoy diciendo”. También lo que los fallecidos pueden oír de los dos ángeles cuando son colocados en sus tumbas, y estos ángeles les preguntan acerca de su religión, de si han recibido un enviado, etc. Al igual que otros textos que se han narrado en la Tradición Profética.

Lo que estamos tratando de decir es que los fallecidos no pueden oír lo que se les dice como regla general, sino que son en circunstancias específicas cercanas a su entierro en que ellos pueden oír lo que alguien en particular les dice, con el permiso de Dios. Pero Dios sabe mejor.

El hecho de que un fallecido escuche algo que una persona viviente le dice no puede traerle ningún beneficio ni ningún daño a ninguno de los dos, porque nadie tiene poder sobre ellos excepto Dios, glorificado y exaltado sea.

Con respecto a lo que se ha narrado de que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Nadie me envía los saludos de paz sin que Dios me devuelva el alma para que yo pueda responder este saludo”, esto es algo que Dios le concedió sólo a alguien como él, y nada de esto indica que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) pueda beneficiar o perjudicar a la persona viviente que hace eso, excepto por la recompensa que Dios, glorificado y exaltado sea, decide concederle a quien le envía sus bendiciones a Su Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Por lo tanto, ningún musulmán debe pedirle nada al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) cuando esté frente a su tumba, ni que resuelva problemas, ni que satisfaga ninguna de nuestras necesidades. Sus compañeros (que Dios esté complacido con ellos) no le pidieron tales cosas, y esto es una muestra evidente de que hacerlo no era permisible”. Fin de la cita de Fatáwa al-Láynah ad-Dá'imah, vol. II (2/456-457).

El Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “El fallecido no puede oír si es invocado, por lo tanto no puede responder en ninguna forma a quien lo invoca. Esto es lo que significa el verso en que Dios dijo (traducción del significado):

“Tú no puedes hacer que los muertos [de corazón] oigan, ni que los sordos escuchen la prédica cuando rechazan la Verdad” (an-Naml, 27:80)”. Fin de la cita de Fatáwa Nur ‘ala ad-Dárb, por el Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín.

En quinto lugar, muchas sectas sufis y especialmente los barelawis están lejos del camino que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) enseñó, y siguen tradiciones inventadas que en muchos casos van en contra de la Tradición Profética.

Para más información sobre los barilawis y sus creencias, por favor consulta la respuesta a la pregunta No. 1487.

Y Allah sabe más.

Origen: Islam Q&A

Fatwas relacionadas