Alabado sea Dios.
El nombre de Ibn Saiyád era Saafi, o ‘Abdallah Ibn Saiyád, o Ibn Sa’id. Algunos han afirmado que era uno de los judíos de Medina, otros han afirmado que era uno de los musulmanes auxiliares de Medina, es decir los que recibieron a los emigrados de La Meca. Él era un niño en el tiempo en que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) llegó a Medina, y se ha afirmado que se había convertido al Islam.
Ibn Saiyád fue un farsante, un contador de historias, algunas de las cuales eran verdaderas y otras no. Él se hizo famoso entre la gente y hasta llegó a rumorearse que era un falso Mesías. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) quiso averiguar acerca de él, y fue a verlo secretamente sin revelar su identidad con la esperanza de saber quién era realmente. Le hizo algunas preguntas directamente para descubrir qué clase de persona era. Esta persona sobrevivió varios años después de la muerte del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), y se le perdió el rastro en el día de al-Harrah.
Sobre la historia del Profeta Muhámmad e Ibn Saiyád:
“’Abdán nos dijo que ‘Abdallah les informó, de Yunús, de az-Zuhri, que Saalim Ibn ‘Abdallah se los reportó, que Ibn ‘Umar (que Dios esté complacido con él) se lo informó, que ‘Umar salió con el Profeta Muhámmad a buscar a Ibn Saiyád, y lo encontraron jugando con algunos niños cerca de las almenas de la tribu de Magalah. En aquel tiempo Ibn Saiyád estaba en los umbrales de la adolescencia. No notó nada acerca del Mensajero de Dios hasta que él lo llamó tocándole en la espalda con su mano. Luego le dijo: “¿Das testimonio de que yo soy el Mensajero de Dios?”. Ibn Saiyád lo miró y le dijo: “Doy testimonio de que eres el mensajero de los iletrados”. Ibn Saiyád le dijo entonces al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “¿Das testimonio de que yo soy el Mensajero de Dios?”. El Profeta ignoró eso y dijo: “Yo creo en Dios y en Sus mensajeros”. Y luego le preguntó: “¿Qué es lo que ves?”. Ibn Saiyád dijo: “A veces viene a mí alguien veraz, y a veces viene a mí algún mentiroso”. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Te has confundido… yo estoy ocultándote algo”. Ibn Saiyád le respondió: “Es ‘ad-duj’ (palabra incompleta, que son las primeras letras de la palabra ‘humo’ ya que el profeta estaba pensando en esa palabra). Entonces el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) exclamó: “Nunca irás más allá de donde estás”. ‘Umar (que Dios esté complacido con él) le preguntó al Mensajero de Dios si quería que lo ajusticiara, pero el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le respondió: “Si es un falso mesías, entonces no serás capaz de doblegarlo, y si no lo es, hacerlo no traerá ningún bien”.
Salim dijo: “Oí a Ibn ‘Umar decir: “Después de eso el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y Ubai Ibn Ka’b salieron a buscar algunas palmeras datileras al lugar en que Ibn Saiyád estaba. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) se ocultó para escuchar algo de lo que Ibn Saiyád decía antes de que este lo viera. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) lo escuchó diciendo mentiras con una manta alrededor de él, desde la cual él escuchaba un sonido murmurante. La madre de Ibn Saiyád vio al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) escondiéndose detrás del tronco de una palmera y le dijo: “¡Oh, Saf! Aquí está Muhámmad”. Luego Ibn Saiyád pegó un salto, y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Si ella lo hubiera dejado seguir, las cosas se habrían esclarecido”. Narrado por Al-Bujari, 1355.
La tribu de Magalah era una de las tribus de los auxiliares de Medina.
El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) quiso hablar con Ibn Saiyád sin que él se diera cuenta de quién se trataba.
Ver en Fath al-Bari el comentario sobre el reporte arriba citado en el libro Kitab al-Yana’iz, en la obra Sahih al-Bujari.
La pregunta es, ¿era Ibn Saiyád el Gran Impostor?
El reporte arriba citado, que describe algunas de las características de Ibn Saiyád y cómo el Profeta Muhámmad intentó examinarlo, indican que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no dio ningún veredicto sobre el asunto de Ibn Saiyád, porque Dios no le reveló si era el Gran Impostor o no.
Muchos de sus compañeros pensaban que Ibn Saiyád era el Gran Impostor. ‘Umar Ibn al-Jattáb (que Dios esté complacido con él) juró que Ibn Saiyád era el Gran Impostor, y lo hizo en presencia del Profeta Muhámmad y sus compañeros, y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no lo desaprobó. Muhámmad Ibn al-Munkadir dijo: “Vi a Yábir Ibn ‘Abdallah jurar por Dios que Ibn as-Sa’id era el Gran Impostor. Le dije: “¿Lo juras por Dios?”. Me respondió: “Oí a ‘Umar Ibn al-Jattáb jurar eso en presencia del Profeta Muhámmad, y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no lo desaprobó”. Narrado por Al-Bujari, 6808.
Ibn ‘Umar relató una historia extraña sobre Ibn Saiyád, que fue narrada en Sahih Muslim de Nafi’, quien dijo: “Ibn ‘Umar se encontró con Ibn Saiyád en uno de los caminos de Medina y le dijo algo que lo hizo enojar hasta que sus ojos se pusieron rojos. Ibn ‘Umar fue a verla a Hafsah y le contó acerca de esto. Ella exclamó: “¡Que Dios tenga misericordia de ti! ¿Por qué hiciste enojar a Ibn Saiyád? ¿No sabes que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo que el Impostor emergería cuando alguien lo hiciera enojar mucho?” (Sahih Muslim, 2932).
A pesar de esto, cuando Ibn Saiyád creció, intentó defenderse y dijo que él no era el Gran Impostor. Él estaba aparentemente perturbado por esta acusación, y citó como evidencia el hecho de que las características que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) hizo del Gran Impostor no se aplicaban a él. Abu Sa’id al-Judri dijo: “Fuimos para hacer la peregrinación e Ibn Sa’id estaba con nosotros. Nos detuvimos en un lugar para acampar, la gente se separó y yo me quedé con Ibn Sa’id. Me sentí muy nervioso y tenía miedo por lo que se había dicho acerca de él. Él tomó su equipaje y lo dejó conmigo. Le dije: “Está muy caliente, ¿por qué no pones tus cosas bajo la sombra de un árbol?”. Entonces él hizo eso. Luego aparecieron algunas ovejas entre nosotros, y él fue adonde estaban ellas y volvió con una gran vasija de leche y me dijo: “Bebe, Abu Sa’id”. Yo le respondí: “Hace demasiado calor y la leche está caliente”. De hecho, el único problema es que yo no quería beber de su mano. Él me dijo: “Abu Sa’id, he estado pensando que yo debería conseguir una cuerda y colgarme de un árbol, a causa de lo que la gente está diciendo acerca de mí. Oh, Abu Sa’id, ¿acaso alguien conoce mejor que tú los reportes del Mensajero de Dios entre los auxiliares de Medina? ¿No eres tú uno de los que tiene más conocimiento entre la gente sobre las palabras del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)? ¿No dijo el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) que el Gran Impostor es un incrédulo, mientras que yo soy un musulmán? ¿No dijo acaso el Mensajero de Dios que el Gran Impostor sería estéril y no tendría hijos, mientras que yo he dejado a mi hijo atrás, en Medina? ¿No dijo acaso el Mensajero de Dios que él nunca ingresará a Medina o a La Meca, y sin embargo yo vengo de Medina y voy hacia La Meca?”. Yo estaba por aceptar sus excusas, pero luego dijo: “Sin embargo, por Dios, que yo sé quién es el Gran Impostor, dónde ha nacido y dónde está ahora”. Entonces le respondí: “Pobre de ti, piérdete por el resto del día”. Narrado por Muslim, 5211
De acuerdo a otra versión del reporte, Ibn Saiyád habría dicho: “Por Dios, que yo sé dónde está él ahora, y quién es su padre y su madre”, y que alguien le preguntó: “¿No estarías contento se ser ese hombre?”, y él respondió: “Si me lo ofrecieran, no lo rechazaría”. Narrado por Muslim, 521.
Los eruditos se sintieron confundidos acerca de los reportes sobre Ibn Saiyád. Algunos de los eruditos afirmaron que él era el Gran Impostor, y otros dijeron que él no lo era. Ambos grupos tenían evidencia para sostener sus puntos de vista, pero sus puntos de vista no carecían de grandes conflictos. Ibn Hayar trató de reconciliar los dos puntos de vista diciendo que la mejor manera por la cual podía reconciliarse lo que se afirmaba en el reporte de Tamim ad-Dari y el punto de vista de que Ibn Saiyád era el Gran Impostor, es que el Gran Impostor era la misma persona a la cual Tamim ad-Dari vio encadenado, y que Ibn Saiyád fue un demonio que se apareció con la imagen del Gran Impostor en aquel tiempo hasta que fue a Isfahán, hasta que el tiempo designado en que él debiera surgir fuera decretado por Dios. Como el asunto es confuso, Al-Bujari, en lugar de intentar alguna reconciliación, narró el reporte de Yábir y ‘Umar, creyendo que era el más auténtico, y no narró el reporte de Fátima Bint Qais acerca de la historia de Tamim (Fáth al-Bari, 13/328).
También se ha afirmado que Ibn Saiyád era mentiroso, pero que no era el Gran Impostor, sino uno de los tantos impostores menores que siempre ha habido.
Y Allah sabe más.