Alabado sea Dios.
En primer lugar, citaremos el verso en cuestión. Dios dijo (traducción del significado):
“¡Oh, Mensajero! Transmite lo que te ha sido revelado por tu Señor. Si no lo haces [omitiendo algo], no habrás comunicado Su Mensaje. Allah te protegerá de los hombres. Allah no guía a los incrédulos” (Al-Má'idah, 5:67).
Y el reporte en cuestión dice:
‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo: “El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) me dijo en su lecho de muerte: “Oh, ‘Aa'ishah, todavía siento el dolor de la comida de Jaibar (donde casi fue envenenado), y ahora siento como si me estuvieran cortando la yugular”. Narrado por al-Bujari, 4165.
La comida envenenada fue un carnero. La historia completa de este suceso es la siguiente:
Se narró de Anas (que Dios esté complacido con él) que luego de la conquista de Jaibar, una mujer judía ofreció a los comensales durante un banquete un carnero envenenado al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), y algunos comensales comieron de él. Luego de que uno de ellos falleciera, fue traída ante el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) e interpelada por lo que había hecho. Ella respondió: “Pensé que si eras un profeta verdadero, no podría matarte. Y si eras un falso profeta, nos libraríamos de ti”. Él respondió: “Dios no te ha dado el poder de matarme”. Narrado por al-Bujari, 2474; Muslim, 2190.
En segundo lugar, no hay contradicción entre este reporte y el texto coránico. Lo que a menudo la gente piensa que son contradicciones, no son más que contradicciones aparentes, no reales. Por eso los eruditos del Islam pueden perfectamente entender ambos textos y explicar cualquier duda acerca de ellos.
El shéij Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“No es posible en el Islam que haya textos que se contradigan unos a otros en el sentido más evidente, sin que uno de ellos tenga precedencia sobre el otro”. Al-Musáwwadah, 306.
Ibn al-Qayím (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Sobre dos reportes claros y auténticos que se contradicen el uno al otro en todos los aspectos, sin que uno de ellos abrogue al otro, esto no existe en primer lugar. Dios no ha permitido tales contradicciones en Su Revelación, ni en la obra, discursos y conductas del Mensajero de Dios, de cuyos labios aprendimos la verdad”. Zaad al-Ma’ád, 4/149.
Él también dijo:
“Que la paz y las bendiciones de Allah sean con aquél cuyas palabras se confirman unas a otras, y dan testimonio unas de otras. Cualquier conflicto aparente entre ellas sólo puede ser fruto de la confusión, no de las verdaderas palabras del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Lo que cada creyente debe hacer es confirmar sus creencias con las palabras de El Confiable (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), y darse cuenta de que por encima de cada persona de conocimiento, siempre hay alguien que sabe más”. Miftah Dar as-Sa’ádah, 3/383.
Ash-Shátibi (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Cualquiera que esté bien versado en los fundamentos de la ley islámica se dará cuenta que los textos legales rara vez se contradicen, y quien examine las bases de los diferentes tópicos legales podrá advertir la menor confusión entre ellos, porque no hay contradicciones en absoluto en la ley islámica. Por lo tanto quien esté bien versado en la ley islámica estará consciente de la sutil diferencia entre un texto y otro, y entenderá que no hay contradicción real en ellos. Por lo tanto nunca encontrarás dos textos realmente auténticos sobre los cuales todos los eruditos estén de acuerdo en que se contradicen el uno al otro. Pero, puesto que los eruditos no son infalibles, es posible que haya alguna contradicción entre los reportes compilados, y en la opinión que se tiene de algunos de ellos”. Al-Muwáfaqaat, 4/294.
Hay algunos eruditos que han desafiado a quienes afirman que hay contradicciones entre los textos revelados, como el Imam Ibn Juzaimah (que Allah tenga misericordia de él), quien solía decir, como vemos en Tadríb ar-Ráwi (2/176):
“Yo no conozco dos reportes auténticos que se contradigan el uno al otro; si alguien tiene dos reportes así, que los traiga a ver cómo hay que comprenderlos realmente”.
En tercer lugar, con respecto a lo que mencionas de la aparente contradicción entre las palabras de Dios (traducción del significado): “Dios te protegerá de la gente”, y las palabras del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Oh, ‘Aa'ishah, todavía siento el dolor de la comida de Jaibar, y ahora siento como si me estuvieran cortando la yugular”, no hay contradicción entre ellos. La protección de la que Dios habla es contra las tentaciones y las desviaciones, y contra cualquier atentado contra su integridad física antes de haber entregado Su Mensaje y haber completado la misión que se le encomendó. Todo esto se cumplió, como sabrás. Dios, glorificado y exaltado sea, lo protegió de todo eso, y él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no falleció hasta que hubo entregado Su Mensaje completamente. Dios dijo (traducción del significado):
“Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia sobre vosotros y he dispuesto que el Islam sea vuestra religión” (Al-Má'idah, 5:3).
Sin embargo, algunos de los eruditos mencionaron un significado más sutil en este caso, que es que Dios quiso para él que le fuera concedida la profecía y el martirio combinados.
Dios, glorificado y exaltado sea, protegió al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) de los idólatras mecanos cuando quisieron asesinarlo en La Meca, y también lo protegió de ser asesinado en Medina en las campañas militares en las que estuvo presente. Aun cuando los judíos de Jaibar intentaron envenenarlo, Dios lo protegió cuando el Profeta vio que el carnero envenenado le hablaba y le decía que no comiera de él porque había sido envenenado. Uno de sus compañeros que estaba con él, que se llamaba Bíshr Ibn al-Bará' Ibn Ma’rub comió un poco del cordero y falleció, pero el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no falleció. Sin embargo, al parecer algo del veneno podría haberle afectado, o por lo menos así se cree. Lo que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo en el reporte mencionado no significa que el veneno fuera la causa de su muerte. Más bien, lo que el reporte indica es que él sintió y recordó eso en los momentos finales de su vida, pero esa sensación o recuerdo pudo simplemente coincidir con el final de su vida.
Cual fuera el caso, el Profeta Muhámmad fue efectivamente protegido de todos los atentados que sufrió contra su vida, y no falleció hasta que hubo entregado completamente su mensaje. El contexto del verso mencionado indica que Dios lo instruyó para entregar Su mensaje y le avisó que sería protegido de la gente.
Este hecho está apoyado por lo que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo a la mujer judía: “Dios no te ha dado el poder para que me mates”. Esto sucedió después de que ella había confesado que intentó matarlo. Por lo tanto, esta afirmación indica o bien que él sería protegido de cualquier atentado contra su vida, o bien que por lo menos sería protegido de eso hasta que hubiera entregado completamente el mensaje del Islam.
En resumen, puede decirse que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue protegido del envenenamiento, como veremos debajo en las palabras de Ibn Kázir, An-Nawawi y otros, que aluden al hecho de que Dios le reveló al Profeta Muhámmad que el cordero había sido envenenado. Este hecho fue sin duda parte de la protección hacia él, o puede decirse que fue parte de la protección que recibiría hasta que terminara de entregar su mensaje, lo cual no significaba que no pudiera ser asesinado al finalizar la Revelación, como veremos abajo en las palabras de Al-Qurtubí, Ibn Háyar, y Ibn al-Uzaimín, que sugieren que al Profeta Muhámmad le podría haber sido concedida la profecía y el martirio.
Aquí siguen los comentarios de los eruditos que hemos mencionado y que explican lo que quisimos decir, si Dios quiere.
Ibn Kázir (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Parte de la protección de Dios hacia Su mensajero fue protegerlo de los ataques de la gente de la Meca y sus líderes, como de aquellos que le tenían envidia y tenían malas intenciones hacia él, de la maldad de los tercos y los resentidos, y los planes que tuvieron de dificultarle su misión o asesinarlo. Al comienzo de su misión, Dios protegió a Su profeta por medio de su tío paterno Abu Tálib, que fue un importante e influyente líder entre los idólatras de Qureish. Dios hizo que Abu Tálib tuviera un amor natural por su sobrino, y sin embargo no se haya convertido al Islam. De hecho, si el tío del Profeta Muhámmad no hubiera sido idólatra cuando lo protegía, probablemente los demás líderes idólatras de Qureish habrían tenido la osadía de matarlos a ambos. Pero como su tío y los líderes mecanos tenían en común la religión idólatra, los líderes mecanos respetaron a Abu Tálib y no lo desafiaron. Sin embargo, cuando Abu Tálib falleció esta protección llegó a su fin, y los líderes idólatras de La Meca intensificaron su persecución contra el Profeta Muhámmad. Pero para ese entonces, Dios hizo que el Profeta Muhámmad fuera auxiliado por los medinenses, quienes se convirtieron al Islam y le juraron fidelidad bajo el árbol, y que hicieron los preparativos para recibir a los musulmanes mecanos como refugiados en Medina. Cuando el Profeta Muhámmad emigró hacia allí con su compañero Abu Bákr, los musulmanes de Medina lo protegieron. Donde sea que los idólatras o los judíos y cristianos quisieran perjudicarlo, los musulmanes de Medina lo protegieron. Cuando un judío intentó recurrir a la magia para perjudicarlo, Dios lo protegió revelándole los capítulos coránicos Al-Falaq y An-Nass como un remedio para su enfermedad. Cuando una judía de Jaibar envenenó un carnero y se lo ofreció a él y a sus compañeros, Dios lo protegió informándole la verdad. Y hay muchos ejemplos similares que sería demasiado largo mencionar aquí”. Fin de la cita de Tafsir Ibn Kázir, 3/154.
El imam An-Nawawi dijo en su comentario al reporte sobre el cordero envenenado:
“Este reporte muestra cómo fue él protegido de la gente, tal como Dios dijo en el verso (traducción del significado):
“¡Oh, Mensajero! Transmite lo que te ha sido revelado por tu Señor. Si no lo haces [omitiendo algo], no habrás comunicado Su Mensaje. Allah te protegerá de los hombres. Allah no guía a los incrédulos” (Al-Má’idah, 5:67).
Esto fue un milagro concedido a este Mensajero de Dios, porque él vio cómo el carnero asado le hablaba y lo informaba que había sido envenenado para que no comiera de él. Además de este reporte narrado en Sahih Muslim, en otras obras se narró que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “La pata de este cordero me dice que fue envenenado”. Shárh Muslim, 14/p. 179
Ibn Al-Yawzí (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Con respecto a las palabras de Dios (traducción del significado):
“Dios te protegerá de la gente” (Al-Má’idah, 5:67)
Ibn Qutaibah dijo: “Esto es, lo protegerá contra ellos. La protección de Dios significa que Él impedirá que ellos cometan un pecado”.
Si alguien preguntara dónde estaba la protección cuando recibió la herida en la mejilla, o cuando perdió un diente, hay varias maneras de responder a esto.
La primera es que él fue protegido contra el asesinato o el daño severo contra su integridad física. Con respecto a las pequeñas heridas, no.
La segunda es que este verso fue revelado después de que le sucedieran esas cosas, porque el capítulo Al-Má'idah fue uno de los últimos en ser revelado”.
Zaad al-Masir, 2/397.
El Shéij ‘Abd el-‘Azíz ibn Baaz (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Con respecto a las heridas y distintas agresiones que recibieron los mensajeros, el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no estaba protegido contra eso. Más bien, sufrió al igual que otros mensajeros distintas agresiones, golpes, heridas, etc. Él fue herido en la batalla de Uhud y su yelmo fue partido estando en su cabeza. Algunas de las argollas de su cota de malla se incrustaron en su mejilla, y cayó en uno de los agujeros que se habían cavado allí para la batalla.
También resistió una gran presión en La Meca, pues Dios decretó eso para él y lo elevó por ello en estatus, multiplicando su recompensa y honor. Pero Dios lo protegió de ellos y no fueron capaces de asesinarlo ni de impedirle difundir el mensaje. No fueron capaces de interponerse entre él y su misión. Él cumplió su cometido, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él”. Fin de la cita de Fatáwa Shéij ‘Abd el-‘Azíz ibn Baaz, 8 p. 150.
Al-Qurtubí (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“No hay nada en este verso que contradiga la idea de que él debía tomar precauciones para proteger su vida, como así también el hecho de que Dios declaró que Su religión saldría victoriosa y prevalecería, no contradice el hecho de que Dios nos ordenó defenderla y difundir el mensaje”. Fin de la cita de Al-Mufhim li ma Ashkila min Taljís Kitab Muslim, 6/280.
Al-Háfiz Ibn Háyar (que Allah tenga misericordia de él) dijo, después de citar estas palabras de Al-Qurtubí:
“Basándonos en esto, lo que significa la protección es protección contra las tentaciones y los desvíos, o contra ser asesinado. Y Allah sabe más”. Fin de la cita de Fáth al-Bari, 6/82.
En cuarto lugar, entre los ejemplos concretos de que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue protegido de ser asesinado antes de que el Mensaje del Islam haya sido completado en su revelación, está el siguiente:
Se narró que Yábir ibn ‘Abd Allah dijo: “Salimos de campaña con el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en dirección hacia Náyd. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) nos alcanzó en un valle donde había un montón de árboles. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) desmontó bajo un árbol y colgó su espada de una de las ramas, y la gente se dispersó en el valle buscando sombra. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo luego: “Un hombre vino mientras estaba durmiendo y tomó mi espada. Desperté y lo vi de pie ante mi cabeza. Me tomó por sorpresa, y lo vi con mi espada desenfundada en su mano. Me dijo: “¿Quién te protegerá ahora de mí?”. Le respondí: “Dios”. Me preguntó otra vez: “¿Quién te protegerá ahora de mí?”. Le volví a responder: “Dios”. Entonces puso de vuelta mi espada en la funda, y aquí está él, todavía sentado entre nosotros”. Luego de esto el Mensajero de Dios no tomó ninguna represalia”. Narrado por al-Bujari, 2753; Muslim, 843.
De acuerdo a otro reporte, el hombre habría dicho: “Oh, Muhámmad, ¿quién te protegerá ahora de mí?”. Le respondí: “Dios me protegerá de ti. Guarda la espada”. Y él la guardó”.
El Imam An-Nawawi dijo:
“Esto muestra que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) puso su confianza en Dios, y que Dios, glorificado y exaltado sea, lo protegió de la gente, tal como dijo en Su Libro (traducción del significado):
“Dios te protegerá de la gente” (Al-Má'idah, 5:67).
Fin de la cita de Shárh Muslim, 15/44.
Y Allah sabe más.