Alabado sea Dios.
Se considera que los compañeros del Profeta Muhámmad (que Dios esté complacido con todos ellos) fueron aquellos que lo vieron y creyeron en él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y que fallecieron con esta creencia, es decir siendo musulmanes.
El imam Al-Bujari (que Allah tenga misericordia de él) dijo en su obra Sahih (3/1333): “Quien entre los musulmanes acompañó al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) o lo vio, es uno de sus compañeros”. Fin de la cita.
Por lo tanto, todo aquel que reúne esta descripción es un compañero del Profeta, lo que conocemos en árabe como ‘sahabah’, y no es permisible impugnar su honor o rezar contra él, a causa del significado general de las palabras del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) citadas en un reporte narrado por Al-Bujari (3673) y Muslim (2451), según el cual Abu Hurairah (que Dios esté complacido con él) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “No ultrajen a mis compañeros, no ultrajen a mis compañeros, por Aquel en Cuya mano está mi alma, si uno de ustedes fuera a gastar el equivalente al Monte de Uhud en oro para caridades, no llegaría a reunir siquiera un puñado de la recompensa que ellos tienen”.
En segundo lugar, los compañeros del Profeta Muhámmad (que Dios esté complacido con todos ellos) varían en su estatus y virtud. Dios dijo (traducción del significado):
“No se equipararán quienes hayan aportado y combatido antes de la conquista [de La Meca]. Ellos tendrán un rango mayor que quienes hayan aportado y combatido después de la misma. Pero a todos les ha prometido Allah una hermosa recompensa. Allah está bien informado de cuánto hacéis” (Al-Hadid, 57:10).
“Allah se complace con los primeros que aceptaron el Islam y emigraron [a Medina], con aquellos que les socorrieron, y con todos los que sigan su ejemplo [en la fe y las buenas obras]. Éstos también se complacen con Allah, y Él les ha reservado jardines por donde corren los ríos donde morarán eternamente. Éste es el triunfo grandioso” (At-Táwbah, 9:100).
Y Él dijo acerca de aquellos que abrazaron el Islam después, y que no alcanzaron el mismo estatus que los primeros musulmanes:
“Él ha enviado al Profeta también a otros entre ellos, que todavía no se les han unido. Dios es Todopoderoso, Sapientísimo” (Al-Yumu’ah, 65:3-4).
En tercer lugar, indudablemente ninguno de los compañeros más cercanos del Profeta, ni entre los emigrantes de La Meca ni entre los auxiliares de Medina, ni menos aún entre los diez a quienes les fue anunciado su admisión en el Paraíso cuando aún estaban vivos, ni quienes estuvieron presentes en la batalla de Bádr o le juraron fidelidad debajo del árbol, ninguno de ellos jamás se comportó ruda o groseramente con el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Más bien, todos los casos de comportamientos inapropiados frente al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), que en realidad fueron pocos en número, sucedieron en el caso de gente que era muy nueva en el Islam y en cuyos corazones la fe todavía no había echado raíces. Muchos de ellos fueron gente que provenía del desierto, y en esa época era bien sabido que esta gente estaba habituada a lidiar con un clima y un territorio hostil y por lo tanto eran a menudo hoscos y rudos con su trato con los demás. El imam Áhmad (18619) narró con una cadena de transmisión en la cual hay alguna falencia, que Al-Bará’ dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien vive en el desierto se vuelve rudo”.
Pero esta conducta por parte de ellos no significa que nosotros tengamos derecho a impugnar su honor o rezar contra ellos, porque ellos se convirtieron posteriormente en buenos musulmanes y acompañaron al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) auxiliándolo de la mejor manera, y se esforzaron en luchar por la causa de Dios. Por eso, Dios dijo (traducción del significado):
“Pero también hay entre ellos (los beduinos) quienes creen en Allah y en el Día del Juicio y hacen caridades anhelando acercarse más a Allah y merecer los ruegos del Mensajero. Ciertamente así es cómo lograrán estar más próximos a Allah, y Él les introducirá en Su misericordia; Allah es Absolvedor, Misericordioso” (At-Táwbah, 9:99).
El shéij Ibn Sa’di dijo: “Este verso indica que los beduinos eran en algún aspecto iguales que la gente de las ciudades: algunos de ellos eran buena gente, y otros no. Por eso, Dios no los criticó simplemente por ser beduinos o ser gente del desierto, sino que más bien criticó a aquellos que descuidaron las órdenes de Dios”. Fin de la cita de Taisir al-Karim ar-Rahmán, 394.
Muchos actos reprobables fueron cometidos por hipócritas, o por compañeros que abrazaron el Islam pero que todavía conservaban muchas creencias y costumbres de la idolatría y el paganismo preislámico. Sin embargo, cual fuere el caso, lo que has mencionado de odiarlos, impugnar su honor o rezar contra ellos no es permisible, y debemos resaltar que muchos beduinos creyeron en Dios y Su Mensajero. Más aun, los musulmanes no necesitamos de tales actitudes en absoluto, porque este tipo de actitudes crean divisiones y nos exponen a la rivalidad y la discordia entre hermanos sin contener ninguna virtud ni aportar nada a nuestra religión. No hay ninguna orden o instrucción en nuestra religión que nos sugiera que debamos adoptar tal actitud hacia aquellos musulmanes del pasado.
Para más información, por favor consulta la respuesta a la pregunta No. 106419
Y Allah sabe más.