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Alabado sea Dios.
solamente, y que la paz y las bendiciones de Dios sean sobre Su Mensajero, sobre su familia y sobre sus compañeros.Celebrar el nacimiento del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) es una invención en la religión musulmana que va contra el ejemplo del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), de los califas bien guiados y de sus compañeros. Se ha probado que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien haga algo que no sea parte de este, nuestro asunto (el Islam), le será rechazado”. Para más detalles, por favor consulta la respuesta a la pregunta No. 249.
Creer que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no es un ser humano igual al resto de la humanidad y que fue creado de la luz de Dios mismo es una creencia totalmente ajena a la religión que le fue revelada y que él predicó, porque contradice al Sagrado Corán. En él, Dios, glorificado y exaltado sea, afirmó que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) es un ser humano, y en él se explicó en qué se diferenciaba el Profeta del resto de las personas y en qué no. Dios dijo (traducción del significado):
“Diles: Yo no soy más que un hombre a quien se le ha revelado que sólo debéis adorar a Allah, vuestra única divinidad. Quien anhele la comparecencia ante su Señor que realice obras piadosas y que no adore a nadie más que a Él” (al-Kahf, 18:110).
Los seres humanos somos seres creados, tal como Dios dijo (traducción del significado):
“¡Oh, humanos! Temed a vuestro Señor Quien os ha creado a partir de un solo ser, del que creó a su esposa e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres. Temed a Allah, en Cuyo nombre os reclamáis vuestros derechos, y respetad los lazos de parentesco. Por cierto que Allah os observa” (an-Nisá', 4:1).
“¡Oh, hombres! Si tenéis dudas de que tenemos poder para resucitaros, sabed que Nosotros hemos creado [a Adán] de barro, luego [a toda su descendencia] de un cigoto que luego se transforma en un embrión, luego en una masa de tejidos, algunos ya formados y otros por formarse; ello es una evidencia [de Nuestro poder y sabiduría]; y preservamos en los úteros maternos a aquellos que decretamos que completen su gestación. Os hacemos nacer, y luego de la infancia llegáis a la madurez; de vosotros hay quienes mueren [antes de esta etapa] y quienes alcanzan la senectud, y ya no recuerdan nada del conocimiento que adquirieron” (al-Hach, 22:5).
“¡Oh, Profeta! En verdad te hemos enviado como testigo [de las obras de tu nación], como albriciador y amonestador. 46. Exhortas [a los hombres a creer en] Allah con Su anuencia, y eres como una antorcha luminosa [que guía a quienes están en las tinieblas hacia la luz de la fe]” (al-Ahzáb, 33:45-46).
En contraste, Dios es El Primero, Quien no tiene comienzo, tal como Él mismo dijo (traducción del significado):
“Él es el Primero y el Último, el Manifiesto y el Oculto. Y conoce bien todas las cosas” (al-Hadid, 57:3).
Dios llamó al Profeta ‘luz’ y también ‘lámpara que ilumina’ en el sentido de que él era la guía para la humanidad y en el sentido de que sus enseñanzas entregaban la luz del conocimiento con la que Dios lo había enviado, y mediante el cual Dios guió a todos aquellos que respondieron a su llamada. Dios dijo (traducción del significado):
“¡Oh, Gente del Libro! Os ha llegado Nuestro Mensajero para aclararos los preceptos más importantes que habíais ocultado del Libro y obviar otros. Os ha llegado de Dios una luz y un Libro claro [el Corán]” (al-Má'idah, 5:15).
Decir que el Profeta está presente en todas partes y observando, que él mismo está presente en cada reunión en que se celebra su cumpleaños y que oye lo que la gente dice, son todas falsedades y creencias totalmente ajenas a la religión islámica. No hay ninguna base histórica para afirmar esto ni en el Sagrado Corán ni en los reportes autenticados mediante investigación historiológica que conforman la Tradición Profética.
Invocar al Profeta y pedir su ayuda es una forma mayor de idolatría, que es precisamente lo que el Islam vino al mundo a combatir, y por lo tanto está prohibida en nuestra religión, ya sea que uno esté invocando al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) o a cualquier otro ser creado, porque Dios dijo (traducción del significado):
“…así pues no invoquéis a nada ni a nadie junto con Allah…” (al-Yunn, 72:18).
“Quien atribuye copartícipes a Allah carece de fundamentos válidos, y tendrá que rendir cuenta de ello ante su Señor. Ciertamente los incrédulos [el Día del Juicio] no triunfarán” (al-Mu'minún, 23:117).
Ver: Fatáwa al-Láynah ad-Dá'imah, 3/4.
Los musulmanes debemos seguir lo que se ha probado históricamente que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) enseñó, y no inventar la religión y decir que eso es el Islam. El musulmán debe creer en Dios solamente, invocarlo solo a Él y buscar solo Su ayuda. No debe invocar ni buscar la ayuda de nadie más. Las consecuencias de la idolatría son devastadoras porque anulan cualquier buena obra que el musulmán le consagre a Dios y lo condenan al Infierno.
Es precisamente por esto que las innovaciones son un asunto tan serio, que hacen que una persona que quiera seguir realmente el Islam esté practicando otra cosa totalmente distinta que se le volverá en contra a la hora de encontrarse con Dios.
Los musulmanes debemos amar, respetar y honrar al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), pero por sobre todo debemos obedecerlo y dar a sus palabras y enseñanza absoluta precedencia sobre las palabras y enseñanzas de cualquier otro ser humano que conozcamos, que hayamos conocido o que vayamos a conocer, aun si nos dice que el Profeta fue creado de luz, que está en todas partes o que debemos invocarle. No es permisible para el musulmán exagerar acerca del Profeta Muhámmad o pretender atribuirle cosas que Dios no le ha atribuido y él mismo no se ha atribuido, porque todo esto implica rechazar sus enseñanzas y violar los derechos de Dios sobre la religión. Todo esto implica dirigir actos de culto a otro distinto que Dios, cuando se supone que los musulmanes adoramos a Dios solamente, glorificado y exaltado sea.
Le pedimos a Dios que nos ayude a hacer lo que a Él le complace y evitar lo que Él rechaza, y que nos ayude a amarle a Él y a Su Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Que Dios bendiga y otorgue la paz a nuestro Profeta Muhámmad, a su familia y a sus compañeros.
Y Allah sabe más.