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La sabiduría detrás de orientarse hacia la Ka’bah

10-11-2009

Pregunta 13932

Espero que pueda ayudarme. Me convertí al Islam hace un par de años. Mi familia está encontrando difícil aceptar mi conversión. Pero recientemente he hecho un alboroto por mi oración y he insistido en que debo hacerla. Alhámdulillah, lo han aceptado luego de ver que estaba perturbado y deprimido viviendo en una casa en que no se me permite practicar uno de los pilares de mi religión. Gracias a Dios, me han hecho algunas preguntas, una de ellas fue “¿Por qué se postran ante la Ka’bah, si no es a la Ka’bah lo que adoran? He tratado de explicarles que no es la Ka’bah lo que adoramos sino a Dios, y que nos postramos ante la Ka’bah por razones de unidad y porque fue la primer casa construida en honor a Allah. Estaría agradecido si pudiera ayudarme explicándome más sobre esto, para que pueda entenderlo por mí mismo y explicárselo así a mi familia y a otros no musulmanes. Y también, por favor, ¿podría hacer du’á para que ellos sean guiados al Islam?

Texto de la respuesta

Alabado sea Dios.

 Las alabanzas sean a Allah, Quien te ha guiado al Islam; le pedimos reafirmarte en la religión hasta que te reúnas con Él, porque Él es el Quien todo lo oye, Quien siempre responde. Alabado sea Allah Quien te ha hecho afecto a la plegaria y a practicarla abiertamente. Le pedimos a Allah que guíe a tu familia y te conceda la gracia de verlos ingresar al Islam. Amín.

 Con respecto a nuestra orientación hacia la Ka’bah, debes notar, que Dios te bendiga, que en el universo no existe más que El Creador y Su creación, los adoradores y el Único que es adorado. El Creador es el Único que es adorado legítimamente; todo lo demás aparte de Él es creado, y Le adora ya sea voluntariamente y por elección, como en el caso de los creyentes, o por la fuerza, el cual es el caso de los incrédulos y los pecadores, cuya sumisión a Allah consiste en estar subyugados bajo Su control, porque no tienen poder ni siquiera para beneficiarse o perjudicarse ellos mismos si no es con permiso de Él. Allah es Quien les ha dado la vida, y cuando Él desea los hace morir. Si Allah quisiera, puede hacer que enfermen, y si Él quiere puede curarlos. Él puede hacerlos ricos cuando fuera que Él quiera, o empobrecerlo cuando sea que lo desee. Gloria y alabanza a Él, no hay otro Señor aparte de Él, y nadie merece adoración excepto Él.

 Con respecto a las creencias de sus servidores, ellas son puestas a prueba e intentadas en este breve mundo transitorio. Si tenemos éxito en permanecer firmes en la adoración a nuestro Señor y alcanzamos un alto grado de sumisión a Él, Él nos recompensará por eso, con Su bondad y gracias, con el Paraíso donde hay lo que ningún ojo ha visto, ni ha oído ningún oído, y el hombre no ha siquiera imaginado.

 Entre estas pruebas está el hecho de que Allah nos ordenó hacer algunas cosas que nuestras mentes no pueden comprender en toda su dimensión con toda la sabiduría que está detrás de ellas, entonces sólo nos queda someternos y obedecer. Esto es para distinguir a aquellos que son sinceros en sus pretensiones de ser creyentes, de aquellos que no. Porque Allah es el Creador de la razón, y Él es el Único que ordena, entonces, quien responda y obedezca y diga “He oído y obedezco, aún cuando no comprendo la razón. Admito mi mortalidad, mi debilidad y mi sumisión al Único, porque Allah no puede ser cuestionado por lo que Él hace”, tal persona es un creyente quien, se espera, prosperará y tendrá éxito en este mundo y en el Otro.

 Así es como los compañeros del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) se comportaron, como al-Bujari (1597) y Muslim (1270) narraron en sus obras Sahih que ‘Umar ibn al-Jattáb (que Allah esté satisfecho de Él) dijo al besar la Piedra Negra: “Por Allah, yo sé que sólo eres una piedra que no puedes traerme ningún beneficio ni perjudicarme. Si no fuera que he visto al Mensajero de Allah besándote, no te habría besado”. Así, cuando los musulmanes nos orientamos en dirección a la Ka’bah, hacemos esto porque Allah nos ha ordenado hacerlo. Si Él nos hubiera ordenado orientarnos en cualquier otra dirección, tendríamos que haberle obedecido. Lo mismo se aplica a muchos otros actos de culto. Rezamos el dúhr con cuatro rak’as y el magrib con tres y el fáyr con dos, porque Allah nos ha ordenado hacerlo así. Realizamos el tawáf siete veces alrededor de la Ka’bah, y apedreamos los Yamarát siete veces, y no hacemos eso bajo ninguna otra circunstancia. Todo esto es porque Allah nos lo ha ordenado.

 Entonces, quienquiera que piense de esta forma al realizar sus actos de culto, indudablemente incrementará su sumisión a Allah; esto incrementará su fe y le acercará a su Señor. Así encontrará una alegría inmensa y una gran felicidad, y una profunda satisfacción en su corazón, lo cual hará que ame más al Islam, porque cuando realice un acto de culto sentirá que los está haciendo por Dios, y que si no fuera por Él, no los realizaría. Cada acto de culto le acercará más a Allah e incrementará su fe, hasta que se reúna con Él y Él lo honre, como ha honrado a Sus servidores rectos.

 Pero el terco y el arrogante, quien piensa y dice “yo no voy a obedecer hasta que entienda”, éste es como Iblís, quien se rebeló contra Allah y dijo, como Allah describió en el Corán (interpretación del significado):

“excepto Iblîs que dijo: ¿Acaso voy a hacer una reverencia ante quien has creado de barro?” (al-Isra’ 17:61)

Esto es suficiente para demostrar la seriedad de argumentar contra la shari’ah sobre las bases de la razón. Más bien Allah ha descripto una de las características únicas de los creyentes piadosos, como quienes creen en lo Invisible. Allah dice (interpretación del significado):

“Este Libro el Corán, del cual no hay duda que sea la Verdad proveniente de Allah, es una guía para los piadosos; aquellos que creen en lo oculto lo que no han visto: Allah, los Ángeles, los Libros Sagrados revelados anteriormente, los Profetas predecesores, el Día de la Resurrección y el Designio Divino, practican la oración prescripta y dan en caridad parte de lo que Allah les ha proveído” (al-Báqarah 2:2-3)

 Así, una de las características importantes por la cual el creyente se distingue de otros es por el hecho de que cree en lo invisible, o en lo que no puede asir, ya sea en el sentido literal del término o en sentido figurado.

Lo que debemos señalar aquí es que nuestra orientación hacia la Ka’bah no tiene nada que ver con la estructura de la Ka’bah, sino con su ubicación. Si fuera destruida, nosotros seguiríamos rezando hacia la misma dirección, no hacia la estructura.

 Por eso encontramos que actualmente los musulmanes rezamos en un segundo piso, y sobre el techo de la Gran Mezquita en el Santuario de Meca en la misma dirección, aún cuando no lo hacemos directamente frente a ella. Esto es lo que millones de musulmanes a través de todo el mundo hacen, rezar en dirección a la Ka’bah, aún cuando no pueden verla. Esto demuestra la gran diferencia entre las leyes del Islam y las acciones de los mushrikín (politeístas), cuyo culto a los ídolos, piedras y árboles cesa cuando estos objetos ya no existen. Por eso si los idólatras no pueden ver el objeto de su culto o ídolo, no se orientan en su dirección.

 Le pedimos a Allah que nos conceda la fe sincera, y que nos haga firmes en ella hasta que nos reunamos con Él…

 Amín

Las fuentes de la legislación
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