Contribuya generosamente para garantizar la continuidad de nuestro sitio web Insha-Allah.
Alabado sea Dios.
En primer lugar, esta súplica no se ha narrado en ningún reporte, y no pudimos encontrarla en ninguno de los libros de la Tradición Profética.
En segundo lugar, creemos que no hay nada de malo en usar esta redacción en una súplica, y que no se considera como una forma de maldecir o cuestionar el destino. Lo que se está haciendo es caracterizar el día como estresante o difícil. Estas palabras se asemejan a las de Lot (la paz sea con él): “…exclamó: ¡Éste es un día terrible!” (Hud, 11:77). También son como las palabras de Dios, glorificado y exaltado sea, (traducción del significado):
“Enviamos sobre ellos, en un día fatal e interminable, un viento frío y tempestuoso” (Al-Qámar, 54:19).
“Y les enviamos un fuerte viento frío, en días terribles para ellos, para hacerles sufrir el castigo humillante en la vida mundanal; pero el castigo de la otra vida será más humillante aún, y no serán socorridos” (Fússilat, 41:16).
Y hay otros versos similares que hablan de días descriptos como difíciles, estresantes o calamitosos, pero no tienen el objetivo de maldecir o cuestionar el destino o la voluntad de Dios sobre ellos. Hay una diferencia entre estas cosas.
Más aún, describir un día como ‘malo’ o ‘calamitoso’, no significa que sea malo para todo el mundo. Más bien, significa que sólo es malo para aquel que lo describió, por lo que tuvo que atravesar ese día, por decreto y voluntad de Dios.
Ibn al-Qayím (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“No hay duda de que los días en que Dios envió Su castigo contra Sus enemigos y los enemigos de Sus mensajeros fueron días calamitosos para ellos porque tuvieron un mal destino, y sin embargo estos fueron buenos días para los creyentes, para Sus amigos cercanos. Entonces estos fueron malos tiempos para los incrédulos y buenos tiempos para los creyentes. Esto es algo similar al Día de la Resurrección, que será calamitoso para los incrédulos, pero un día de felicidad para los creyentes. Muyáhid dijo: “… “Días de mal augurio” significa un mal destino, una mala fortuna”.
Con respecto a la buena o mala fortuna, la buena fortuna depende de las buenas obras que complacen a Dios, y la mala fortuna es una consecuencia de las malas obras que atentan contra lo que los mensajeros de Dios enseñaron. Un día puede ser un día de buena fortuna para algunas personas y un día de mala fortuna para otras, como el día de la batalla de Bádr, que fue un día de fortuna para los musulmanes y un día calamitoso para los incrédulos”. Fin de la cita de Miftáh Dar as-Sa’ádah, 2/194.
El Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Lo que la gente comúnmente entiende por maldecir el destino puede caer en una de tres categorías:
1 – Cuando significa simplemente una afirmación sin expresar descontento para con el Creador. Esto es permisible. Por ejemplo, alguien puede decir “Hoy el calor es insoportable”, o decir algo similar sobre el frío, o sobre una tormenta, etc. Las acciones son juzgadas por su intención, y tales palabras son simplemente una exclamación, una forma de llamar la atención sobre las singularidades del día, aquello que lo hace distinto de otros días que hemos conocido. Otro ejemplo son las palabras de Lot (la paz sea con él) en el Sagrado Corán (traducción del significado):
“…exclamó: ¡Éste es un día terrible!”” (Hud, 11:77).
2 – Quejarse o maldecir el tiempo o el destino, creyendo que es una entidad independiente, o que depende de la voluntad de otro que no sea Dios. Esto es paganismo, porque el tiempo o el destino han sido determinados por Dios, y atribuirle su estado a otro que a Dios es un acto de idolatría. Todo aquel que cree que el tiempo o el destino dependen de cualquier otra cosa que no sea Dios, no está creyendo en Dios y Su mensaje, y está cometiendo un acto de idolatría igual a aquel que adora falsos ídolos, imágenes o estatuas.
3 – Maldecir el tiempo y el destino sabiendo que Dios es la causa de su estado, pero expresando de forma explícita o implícita una desaprobación o denuncia contra Aquel que ha causado que el tiempo sea como es. Esto es algo prohibido para el creyente, aun cuando no implica un acto de idolatría, pero es una forma de osadía imprudente y de conducta censurable en la religión, porque implica una actitud irrespetuosa hacia Dios, glorificado y exaltado sea. Dios es Aquel que controla y decide el tiempo y el destino, y todo lo que suceda de bueno o malo en ellos, de la misma forma que tiene el control último de todos los asuntos del universo. Por lo tanto, maldecir el tiempo o el destino de esta forma no constituye un acto de incredulidad, y en muchos casos más leves no constituye tampoco un insulto abierto contra Dios, pero sí a menudo implica una actitud soberbia, irrespetuosa y descuidada hacia el Creador, como si nosotros pudiéramos haber decidido el destino de ese tiempo con más sabiduría que Él”. Fin de la cita de Maymu' al-Fatáwa Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín, 10/823.
Y Allah sabe más.