Alabado sea Dios.
Nosotros apreciamos tu franqueza y tu coraje para enviarnos esta pregunta, y estaremos muy felices de contestártela. Nuestros corazones y los corazones de todos los musulmanes deben llenarse de misericordia y compasión hacia toda la creación, tanto creyentes como incrédulos, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, blancos o negros. Todos somos hijos de Adán, quien fue creado del polvo. Por lo tanto la humanidad que nos une nos recuerda a los musulmanes que él fue nuestro padre (la paz sea con él), y que fue expulsado del Paraíso a causa de sus pecados, y que eso resultó en pruebas para su progenie mientras el mundo permanezca. Pero quien se aferra a la sana naturaleza innata del ser humano saldrá victorioso y será salvado, y volverá a su hogar original que es el Paraíso eterno, en compañía del Señor del Universo. Pero aquellos de la progenie de Adán que se distrajeron con sus propios caprichos y deseos, sufrirán la verdadera pérdida de retornar al Paraíso eterno del que nuestro padre Adán (la paz sea con él) fue expulsado.
Nuestro Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “¡Oh, pueblo! Vuestro Señor es Uno y vuestro padre es uno. No hay superioridad del árabe sobre el no árabe, ni del blanco sobre el negro, excepto por su piedad”. Narrado por el imam Áhmad en su Musnad (compilación de tradiciones), No. 23489, y clasificado como auténtico.
Es desde aquí que nuestra relación contigo comienza, y es con esta filosofía con la que el Islam le pide al musulmán que mire la creación, porque todos estamos sometidos a las tentaciones de Satanás, que es nuestro verdadero enemigo, y es necesario ayudar a toda la humanidad a escapar de él por medio de la fe en Dios, Uno y Único, Eterno, Absoluto, Quien no engendró ni fue engendrado, y Quien no tiene paralelo en la creación ni en la condición humana. Este es el camino a la libertad, y este es el mensaje de todos los profetas y mensajeros enviados por Dios a la humanidad.
Así fue nuestro Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Él demostró una enorme compasión y respeto por quienes no creían en él y por quienes no aceptaron unirse a esta comunidad que él comandaba, que como una caravana nos llevaría a nuestro hogar original en el cual fuimos creados y del cual nuestro padre Adán fue expelido, que es el Paraíso. Esa compasión que él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) sentía fue registrada por Dios en El Corán, cuando Dios dijo (traducción del significado):
“Es posible que te mortifiques porque ellos rechazan y no creen en este Corán” (Al-Káhf, 18:6).
Consulta también Tafsir Al-Qur'án al-‘Adhím, 5/137.
Nosotros no te odiamos personalmente a ti. ¿Cómo podríamos odiarte cuando no te conocemos? Nosotros tampoco te despreciamos por tu color de piel, por tu raza o por tu familia. Todo eso está prohibido para nosotros, amar u odiar a la gente a causa de su color, su linaje o sus ancestros. Más bien, nuestro odio y enemistad es hacia la incredulidad y el ateísmo que hay en tu corazón, que muy pronto te destruirá y te conducirá al castigo eterno de Dios, y que te traerá la miseria en este mundo y en el otro. Nosotros sentimos mucha lástima por ti a causa de esta miseria y nos estamos esforzando por salvarte, y desearíamos poder hacerlo.
Se narró que Abu Hurairah (que Dios esté complacido con él) dijo: “El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Dios le ha prohibido a esta comunidad el orgullo de la época de la ignorancia preislámica, como presumir de vuestro linaje y vuestros antepasados. Las personas sólo se distinguen por su piedad. Todos ustedes son hijos de Adán, y Adán fue creado del polvo. Deben cesar de presumir de sus antepasados, que no son más que un carbón del Infierno en vuestras manos, o serán más insignificantes ante Dios que un escarabajo que hace pelotas de estiércol con su nariz”. Narrado por Abu Dawud, 5116, y otros. Clasificado como auténtico.
Creemos que estarás de acuerdo con nosotros en que todos los seres humanos son libres de creer y amar y odiar cualquier idea o creencia. Esta es una de las libertades que está garantizada por las constituciones modernas. Pero ningún ser humano tiene el derecho de maltratar a aquellos que difieren con él en sus creencias, injuriándolos, molestándolos o traicionándolos, ni tratando de lastimarlos, sólo porque hay diferencias entre sus creencias y las nuestras.
Si fueras a vivir entre musulmanes que verdaderamente se apegan a las leyes del Islam, vivirías una buena vida, con seguridad y felicidad, y tendrías los derechos que la ley islámica le ha traído a la humanidad hace 14 siglos, que no han sido sobrepasados por los derechos de las sociedades modernas. En aquel tiempo la Tierra era un lugar de opresión y tiranía, de menoscabo de la dignidad humana. El primero de estos derechos es el derecho a escoger tu religión, como han afirmado muchos de los juristas y eruditos musulmanes.
Ibn al-‘Árabi (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Todos nuestros eruditos han afirmado que el impuesto que aplica la ley islámica a los no musulmanes a cambio de la protección que les brinda el Estado Islámico debe aplicarse a cada no musulmán. Y este es el punto de vista correcto”. Fin de la cita de Ahkám al-Qur'án, 1/156. Y hay palabras similares en el Tafsir al-Qurtubí, 8/110.
Si tú crees en el Judaísmo, el Cristianismo o el Zoroastrismo, tienes completa libertad para eso, de acuerdo al consenso de los juristas. Dios dijo (traducción del significado):
“No hay obligación forzada en materia de religión” (Al-Báqarah 2:256).
Si vivieras entre musulmanes honrados y que verdaderamente conozcan su religión, estarías a salvo de todo daño. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien mate a un no musulmán (que no esté en guerra con los musulmanes) nunca sentirá la fragancia del Paraíso aunque fuera detectada desde una distancia de 40 años”. Narrado por al-Bujari No. 6914.
Si vivieras entre musulmanes honrados, tú y todas tus propiedades estarían a salvo contra cualquier transgresión. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) condenó a todo aquel que transgreda los derechos de los no musulmanes.
Si vivieras entre musulmanes honrados y cayeras enfermo o fueras golpeado por alguna tragedia o calamidad, ellos se apresurarían a visitarte y te ayudarían con la esperanza de ser recompensados por Dios, glorificado y exaltado sea. Y siempre querrían salvarte del fuego del Infierno si estuvieras en tu lecho de muerte, cuando estuvieras indefenso y no tuvieras poder para perjudicarlos ni beneficiarlos. En tal situación ellos no esperarían nada de ti que no hayan esperado mientras estabas sano, que es que te conviertas al Islam para que así Dios te salve del Fuego.
El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) tenía bajo su tutoría a un muchacho judío, al que trataba muy bien. En una oportunidad, el muchacho cayó enfermo, y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue a visitarlo. Se sentó ante él y le dijo: “Hazte musulmán”. El muchacho miró a su padre, que estaba ahí presente, y su padre le dijo: “Hazle caso a Abu al-Qásim (El Profeta)”. Entonces el muchacho se convirtió al Islam, y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Alabado sea Dios, Quien te ha salvado del Fuego”. Narrado por al-Bujari No. 1356.
Si vivieras entre musulmanes honrados, el Estado te asignaría una cuota mensual para ayudarte con tus gastos. En el convenio que Jálid Ibn al-Walid escribió para el pueblo de Al-Hírah, en Iraq, cuyos habitantes eran cristianos, decía: “Para cada anciano, para quien es incapaz de trabajar, para quien ha sido azotado por alguna tragedia o calamidad, o quien haya caído en la pobreza y sus correligionarios comenzaran a darle en caridad, que quedarán eximidos del impuesto a los no musulmanes y que el Estado musulmán les asignará una pensión del tesoro de los musulmanes”. Fin de la cita de Al-Jarách, por Abu Yusuf, pág. 144.
El título que se le puede dar a la misión de nuestro Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en una palabra es: misericordia. Dios dijo (traducción del significado):
“Y no he hemos enviado, Oh Muhámmad, sino como misericordia para el mundo” (Al-Anbiá', 21:107).
Y nuestro Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo acerca de sí mismo: “Yo no he venido sino a traer misericordia”. Narrado por Ad-Dárimi, 15; clasificado como auténtico por al-Albani.
Si fuéramos a citar los ejemplos de la tolerancia de los imperios musulmanes a lo largo de la historia, eso llenaría docenas de páginas. Si quieres leer y estudiar más, puedes leer el libro del Profesor ‘Umar Ibn ‘Abd el-‘Azíz, titulado Samáhat al-Islam (Tolerancia en el Islam), publicado por Al-Máktabah ad-Dahabíyah y Maktabát al-Adíb.
Le pedimos a Dios, glorificado y exaltado sea, que te guíe y abra tu corazón a esta religión.
Y Allah sabe más.