Alabado sea Dios.
“Si lo que ha robado está todavía en su poder, debe devolverlo a su propietario. Si ha sido usado o gastado, entonces debe devolverse a su propietario original un monto equivalente a su valor o algo similar en su lugar, a menos que el propietario voluntariamente le condone esta deuda”.
Extracto del libro “Yo quisiera arrepentirme, pero…”