Alabado sea Dios.
Pensamos que no hay nada de malo en extrañar a alguien que ha fallecido, aunque esto implica desear reunirse con él y estar cerca de él, y sus sentimientos no tienen un propósito real. Pero si dijéramos que deseamos poder conocer al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y a sus compañeros (que Allah esté complacido con ellos), con sus sucesores rectos y con los eruditos, este sentimiento implica la esperanza de reunirse con ellos en el Paraíso, y la persona que desea esto podría reunirse con estas grandes personas si se esfuerza duro para que su Señor esté complacido con él y lo admita en el Paraíso con ellos, para que su esperanza sea satisfecha. Este es el buen resultado de anhelar ver al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) después de morir. Por ejemplo, Muslim narró que Anas dijo: “Después del Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) falleció, Abu Bakr (que Allah esté complacido con él) le dijo a ‘Umar “Vamos a visitar a Umm Aimán como el Mensajero de Allah solía hacerlo”. Cuando llegaron a su casa, ella lloró y ellos dijeron, “¿Por qué estás llorando?” Lo que es mejor para Allah es mejor para Su Mensajero (queriendo significar que si Dios había decretado la muerte del Profeta, el Profeta estaría bien junto a su Señor”. Ella dijo: “No estoy llorando porque no sepa que lo que es mejor para Allah es mejor para Su Mensajero. Más bien estoy llorando porque la Revelación ha llegado a su fin”. Esto los conmovió profundamente, y comenzaron a llorar con ella”. Muslim, 2454.
Pero si extrañar a un amigo o familiar fallecido hace que la persona se sienta angustiada, desesperada y le hace objetar la voluntad de Dios, entonces no debe consentirse eso y debe evitarlo, porque puede conducir al desarrollo de malas características que el Islam intenta evitar en los creyentes. El musulmán debe estar satisfecho y complacido con la voluntad de Dios, Su gobierno y Sus leyes.
Y Allah sabe más.