Alabado sea Dios.
Primero: Hay que saber que Allah, exaltado y glorificado sea, es Sabio en Sus mandamientos y prohibiciones. No ordena nada que no sea por el bien de su gente y no prohíbe nada que no sea pernicioso. Puede que la gente entienda o no las razones que hay detrás de estos mandamientos y prohibiciones, pero Allah pone Su Sabiduría en toda situaciَn. Habiendo dicho esto, sigue siendo incorrecto cumplir un mandamiento o prohibiciَn sujeto al conocimiento de la sabiduría que hay detrás del mismo o la misma; por el contrario, uno debe cumplir los mandamientos de la shari’ah, más allá de si la sabiduría que hay detrás de los mismos está clara o no. Si es clara, alabado sea Allah, y si no lo es, entonces no debe usted dejar que el desconocimiento de la sabiduría que hay detrás de esa norma lo haga actuar en contra de lo dispuesto por la shari’ah. Ese es el verdadero sometimiento a Allah, el Exaltado, y la obediencia a él. Si una persona hace que sus actos estén sujetos al entendimiento de los asuntos que pueden o no convencerlo, estará en realidad siguiendo sus propios pensamientos y deseos, no a su Amo y Seٌor.
Esto no significa que no es importante buscar la sabiduría que se halla detrás de las reglas de la shari’ah, o que está prohibido hacerlo, pero no debemos dejar que el conocimiento de las razones sea una condiciَn para respetar o cumplir una regla.
Segundo: No hay relaciَn alguna entre las cosas prohibidas en este mundo y las que están permitidas en el Más Allá. No es correcto pensar en el Más Allá como si fuera este mundo; cada reino tiene sus propias reglas y leyes. No es correcto tampoco pensar que algo puede estar permitido en este mundo solo porque estará permitido en el Paraíso, de lo contrario estaríamos permitiendo cosas que sabemos por las bases del Islam que están prohibidas, como tomar vino, tener mas de cuatro esposas, escuchar mْsica, etc. Sobre esa base, debe aclararse la confusiَn que refleja la pregunta sobre la prohibiciَn de la seda en este mundo mientras que en el Paraíso está permitida.
Tercero: Los estudiosos han tratado las razones por las cuales la seda está prohibida para los hombres en este mundo. Por ejemplo, el sabio Ibn al-Qayyim sugiere en su brillante libro Zaad al-Ma’ad que:
“Entre aquellos que creen que existe una razَn y una sabiduría (detrás de las reglas del Islam) - y son la mayoría – están algunos que responden que el Islam la ha prohibido solo para que la gente se aleje de ella y la deje de lado porque así lo dice Allah, y que serán recompensados por ello. Otros responden que la seda fue creada para las mujeres, al igual que las joyas de oro, por eso fue prohibida para los hombres ya que puede hacer que éstos se parezcan a las mujeres. Algunos decían que está prohibida porque puede ser causa orgullo, altanería, y admiraciَn por uno mismo. Otros sostenían que está prohibida porque cuando toca el cuerpo, hace que el hombre se vuelva afeminado y eso va en contra de la hombría y la virilidad ya que al usarla, su corazَn adquiere las características de feminidad y suavidad, obviamente, aْn si es el hombre más masculino que existe. No cabe duda de que si un hombre usa seda, disminuirá sus características masculinas, si es que no las elimina del todo. A quien le cueste mucho entender esto, simplemente debe someterse al Sabio Regidor”.
(Zaad al-Ma’aad, 4/80).
Y Allah sabe mejor.