Alabado sea Dios.
La respuesta a la súplica de quien invoca a Dios es, en principio, un indicativo de la rectitud y la piedad de la persona, pero no en todos los casos. La súplica de un pecador puede ser respondida como forma de permitir que se extravíe o por otra razón. Dios respondió la plegaria de Satanás cuando éste dijo:
“¡Oh, Señor mío! Aplaza tu castigo hasta el Día de la Resurrección” Dijo: Te concedo la prórroga que me pides porque he decretado probar a los hombres a través de tu seducción” (al-Híyr 15:36-37).
Esta respuesta no fue un honor para él, sino una humillación, para incrementar su pecado de tal forma que su castigo fuera mayor. Buscamos refugio en Dios.
Y está probado que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “La oración de quien es oprimido es respondida aún si es un malhechor, y sus maldades recaen en él mismo”.
Narrado por Áhmad. Ver Sahih al-Yami’, 3382.
De la misma forma, el hecho de que la súplica no sea respondida no siempre significa que quien la recita sea corrupto. Hay algunas plegarias que Dios no le garantizó a nuestro Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Le pedí a mi Señor tres cosas, de las cuales me garantizó dos…”. Narrado por Muslim, 2890.
Dios no respondió algunas de las oraciones de Su Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) por una importante razón, que fue enseñarle a la humanidad que él no tenía control sobre nada, sino que más bien todo estaba bajo el control de Dios.
Ver Shárh al-Arba’ín lil ‘Allámah an-Nawawi, y Kitab ad-Du’á' por el Shéij Muhámmad al-Hamad.