Alabado sea Dios.
La evidencia de que sólo Dios puede crear vida puede ser hallada en muchos pasajes del Sagrado Corán y de la Tradición Profética. Por ejemplo:
“Bendito sea Aquel en Cuyas manos está el reino, y tiene poder sobre todas las cosas. Él es Quien creó la muerte y la vida para probaros y distinguir quién de vosotros obra mejor. Él es Poderoso, Absolvedor” (Al-Mulk, 67:1-2).
“¿Se puede equiparar Quien crea con quien no puede crear nada? ¿Es que no recapacitáis?” (Al-Nahl, 16:17).
“Pero a pesar de esto, [los incrédulos] adoran en vez de Allah a ídolos que no pueden crear nada, pues ellos mismos han sido creados, ni siquiera pueden perjudicarse o beneficiarse a sí mismos, y no disponen de la muerte ni de la vida, ni tampoco de la resurrección” (Al-Furqán, 25:3).
Dios desafió a toda la humanidad a crear incluso la criatura más insignificante, como por ejemplo una mosca, pero nunca nadie pudo hacer eso, y nunca nadie podrá. Dios dijo (traducción del significado):
“¡Oh, hombres! Se os expone un ejemplo, prestad atención: Por cierto que aquellos [ídolos] que invocáis en vez de Allah no podrán crear jamás ni una mosca, aunque todos se reúnan para ello; y sabed que si una mosca les quitare algo [a los ídolos], éstos no podrían impedirlo. Ciertamente ambos son débiles” (Al-Hach, 22:73).
El imam Al-Bujari reportó en su obra Sahih de Abu Sa’id (que Dios esté complacido con él) que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “No hay ser viviente que Dios no haya creado”. En árabe, el verbo ‘jálaqa’ significa crear desde cero, que es algo que sólo Dios puede hacer. Esto es imposible para cualquier criatura, sólo es posible para el Creador.
Ver Fath al-Bari Sharh Sahih al-Bujari, 13/390.
Pero la religión de Dios, el Islam, aborda tópicos espirituales, que no pueden ser refutados por ningún conocimiento mundano que la ciencia desarrolle o adquiera. Por el contrario, cada vez más a menudo la ciencia corrobora con sus descubrimientos ideas y enseñanzas que la religión planteó hace muchos siglos y que formaban parte del credo sin que se les hubiera podido dar una explicación racional, hasta que la ciencia lo corroboró.
“Y cuando se les recitan Nuestras leyes se alejan altivamente, como si fuesen sordos y no las hubieran oído. Anúnciales [¡Oh, Muhammad!] un castigo doloroso”. (Ar-Rum, 31:7).
Le pedimos a Dios que nos ayude a permanecer firmes en la religión y nos dé un buen destino.
Y Allah sabe más.