Alabado sea Dios.
Enviarle las bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) es uno de los grandes actos de culto. Allah lo ha encomendado, elogiado a quien lo hace y Él lo ha convertido en causa de perdón de los pecados y de respuesta a nuestras oraciones.
Allah dijo (traducción del significado):
“Ciertamente Allah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pedid bendiciones y paz por él”. (al-Áhzab 33:56).
Y el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien me desee las bendiciones una vez, Allah lo bendecirá diez veces”. Narrado por Muslim (384).
Se narró que Ubai ibn Ka’b (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Cuando dos tercios de la noche habían pasado, el Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) decía: “Oh, gente, recuerden a Allah, recuerden a Allah. La Primer Trompeta está cerca de sonar y pronto será seguida por la segunda; la muerte ha llegado con todo lo que implica, la muerte ha llegado, con todo lo que implica”. Ubai dijo: “Dije: “Oh, Mensajero de Allah, te bendigo abundantemente; ¿cuánto de mi plegaria (du’á) debe ser para ti?”, y respondió: “Lo que desees”. Dije: “¿Un cuarto?” Respondió: “Lo que desees, y si es más es mejor para ti”. Dije: “¿La mitad?” Respondió: “Lo que desees y si es más es mejor para ti”. Dije: “¿Dos tercios?” Y respondió: “Lo que desees y si es más, es mejor para ti”. Dije: “¿Debo hacer todas mis súplicas por ti?” Respondió: “Entonces tus intereses serán cuidados y tus pecados perdonados”. Narrado por at-Tírmidhi (2457); clasificado como hásan (bueno) por al-Albani en Sahih at-Tirmidhi.
Ibn al-Qayím (que Allah tenga misericordia de él) dijo en Jalá’ al-Afhám (79): “Nuestro shéij Abu ‘Abbás (es decir, Ibn Taimíyah) fue interrogado sobre el significado de este hadiz. Dijo: “Ubai ibn Ka’b tenía un du’á que solía decir para sí mismo y le preguntó al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) si debía decir un cuarto de él enviándole las bendiciones al Profeta, y dijo… porque quien envía las bendiciones al Profeta, Allah lo bendecirá diez veces y si Allah bendice a una persona cuidará de sus intereses y le perdonará sus pecados”.
Dice en Tuhfat al-Ahwadhi: “’Cuánto de mi plegaria (du’á) debe ser para ti’ significa: cuánto en lugar de la plegaria que hago por mí. Esto fue afirmado por al-Qári. Al-Mundhiri dijo en at-Targhíb: “Lo que significa es: ‘yo hago abundantes súplicas; ¿cuánto de mis súplicas deben ser para desearte la paz y las bendiciones? Dije: ¿Debo hacer todas mis súplicas por ti?’ Es decir, ‘¿debo empeñar todo el tiempo que gasto en hacer súplicas pidiendo cosas para mí, en desearte la paz y las bendiciones?’
“Entonces tus intereses serán cuidados y tus pecados perdonados”. Intereses significa todo lo que una persona busca en este mundo y en el Más Allá. Lo que significa es: ‘si dedicas todas tus súplicas a desearme las bendiciones y la paz, se te dará todo lo que esperas y necesitas en este mundo y en el Más Allá’”. Fin de la cita.
El shéij al-Islam ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo en ar-Rádd ‘ala al-Bakri (1/133): “Esto es lo último que una persona puede decir en una súplica para sí mismo, para atraerse las cosas buenas y mantenerse a resguardo de las malas, porque el du’á (súplica) implica lograr lo que uno desea y busca y mantenerse a salvo de temores”.
Uno de los comentaristas de al-Masábih dijo: “El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no impuso un límite para desearle las bendiciones, para no cerrar la puerta a quienes quieren hacer más. Entonces, todavía dejó la opción sobre él, al tiempo que lo animó a hacer más, hasta que dijo: “¿Debo ocupar todas mis súplicas para ti?” Y el Profeta respondió: “Entonces tus intereses serán cuidados”, significa todos tus intereses, ya sea que tengan que ver con la religión o con los asuntos mundanos, porque enviarle las bendiciones a él implica recordar a Allah y honrar a Su Mensajero (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), lo cual es similar a hacer una súplica para sí mismo”. Citado por as-Sajáwi en al-Qáwl al-Badí’ (133).
At-Tirmidhi (484) narró de ‘Abd Allah ibn Mas’ud que el Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “La gente más cercana a mí en el Día de la Resurrección será aquella que más pida bendición por mi”. Clasificado como hásan por al-Albani en Sahih at-Targhíb wa at-Tarhíb.
Dice en Tuhfat al-Ahwadhi: “‘La gente más cercana a mí’ significa ‘aquellos que tienen más derecho a mi intercesión’, porque desearle mucho las bendiciones es básicamente honrarlo, lo cual es parte del amor a él y eso resulta en que Allah ame a esa persona. Allah dijo (traducción del significado):
“Di: Si verdaderamente amáis a Allah ¡Seguidme! Y Allah os amará y os perdonará los pecados. Allah es Absolvedor, Misericordioso”. (‘Ali ‘Imrán 3:31).
Entonces, nadie duda de las virtudes de desearle la paz y las bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).
Lo que dicen aquellos que mencionas, que “cuanto más bendigas al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) más lo amarás y más cercano serás a él”; es correcto, porque cuanto más bendice y menciona uno una cosa, más la ama.
Su afirmación de que “cuanto más bendigas al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) más oportunidades tienes de verlo en un sueño”, puede ser correcto en términos reales, pero no hay evidencia que lo pruebe. Lo que realmente importa no es ver al Profeta en un sueño (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), sino seguir su Tradición, seguir sus pasos y darle precedencia al amor que le tenemos a él, por sobre el amor a sí mismo. Mucha gente lo vio en la vida real y fue de quienes más se opusieron a él y lo combatieron.
Si desearle las bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) es un acto de culto prescripto, como afirmamos arriba, no es permisible estipular una cantidad de veces para hacerlo, porque tal número no ha sido narrado en la shari’ah, ya sean mil o tres mil, o cual fuera el número inventado por los sufis. Estipular tal número es una innovación censurable y reprobable (bid’ah), porque significa adherir algo al Islam que no es parte de él. Los eruditos han afirmado que los actos de culto deben estar prescriptos en la shari’ah para que sean lícitos, junto con su descripción, el número de veces a realizarlos, la manera, el tiempo y lugar y no es permisible alterar ninguno de estos parámetros, ni el tiempo, ni la manera, ni la cantidad, si no ha sido narrado en la shari’ah.
Debe señalarse que cada invento es una desviación, aún si la gente piensa que es bueno. La innovación es más querida para Iblis (Satanás) que el pecado, porque no suele haber arrepentimiento de ella. Málik (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Quien introduzca un invento en la religión y piense que eso es bueno, está declarando que Muhámmad traicionó al Mensaje”.
Debe decírsele a aquellos que estipulan que hay que enviarle las bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) tres mil veces: ¿Qué te ha hecho elegir este número? ¿Qué tiene de especial? Cualquier elogio o apología que hagan de él, se les debe responder: ¿Falló entonces el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en guiar a su comunidad hacia toda cosa buena, cuando él fue el quien más se preocupó por ellos? ¿Por qué él no le dijo a Ubai ibn Ka’b (en el hadiz citado arriba), acerca de este número en particular?
De hecho, cuando eligen estos números, muchos de los sufis se fían de sueños y mitos, y les dicen a sus muríds (alumnos, seguidores) que ellos no son capaces de hacer más que eso, que hacer más depende del permiso del shéij que sabe lo que está haciendo y siempre conoce sus secretos, y otras clases de falsedades por medios de las cuales controlan a sus seguidores.
Existe el temor de que los buenos actos del innovador se pierdan o que sus bendiciones se pierdan, y que no obtenga nada bueno de su culto, especialmente si hace esto a pesar de que su conocimiento le dice que no es correcto. El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien introduzca algo ajeno en este, nuestro asunto (el Islam), le será rechazado”. Narrado por al-Bujari (2697) y Muslim (1718).
Por eso ves que en muchos casos, sus dhíkrs no tienen efecto sobre ellos cuando interactúan con otros y descuidan los dhíkrs que están prescriptos en la shari’ah y para los cuales el Legislador ha dispuesto un determinado número, tal como decir Subhana Allah wa bi hámdih cien veces, por la mañana y por la noche.
Ver también la respuesta a la pregunta No. 11938.
Segundo:
El hadiz de Ibn Mas’ud al que te refieres es el que fue narrado por ad-Dárimi (204) de ‘Amr ibn Salamah, quien dijo: “Estábamos sentados en la puerta de la casa de ‘Abd Allah ibn Mas’ud antes de la oración del fáyr (alba), cuando él salió. Caminamos con él hacia la mezquita, entonces Abu Musa al-Ash’ari vino y nos dijo: ¿Salió con ustedes Abu ‘Abd ur-Rahmán ya? Respondimos: “No”. Entonces se sentó con nosotros hasta que salió y cuando vino todos nos paramos. Abu Musa le dijo: “Oh, Abu ‘Abd ur-Rahmán, justo ahora veo algo en la mezquita que no había visto antes y pienso que no sea algo bueno”. Él preguntó: “¿Qué es?” Y Abu Musa respondió: “Si vives lo suficiente, lo verás”. Abu ‘Ab ur-Rahmán dijo: “En la mezquita vi a algunos musulmanes sentados en círculos esperando la oración. En cada círculo había un hombre, en sus manos tenía guijarros. Él decía: “Di: Allahu Ákbar cien veces”, y ellos decían “Allahu Ákbar” cien veces. Luego él decía “Di: La iláha ílla Allah cien veces”, y ellos repetían “La iláha ílla Allah” cien veces. Luego decía: “Di: Subhanah Allah cien veces”, y ellos decían “Subhanah Allah” cien veces”. Luego dijo: “¿Qué dices de esto?”. Y Abu Musa respondió: “No les dije nada, estaba esperando, a ver qué pensabas y qué indicación nos dabas”. Abu ‘Abd ur-Rahmán dijo: “¿Por qué no les dijiste que contabilizaran sus malas obras y les garantizaste que sus buenas obras no serían desperdiciadas?”. Entonces se fue y nosotros lo seguimos, hasta que llegamos a uno de los círculos, y se paró ante ellos y les dijo: “¿Qué es esto que los veo hacer?”. Respondieron: “Oh, Abu ‘Abd ur-Rahmán, estas son piedras que sirven para contar los takbirs (Allahu Ákbar), los tahlíl (La iláha ílla Allah), y los tasbih (Subhanah Allah)”. Respondió: “Cuenten sus malos actos, porque les garantizo que ninguno de vuestras buenas obras se perderá. ¡Qué pena, comunidad de Muhámmad! ¡Cuán rápido has sido condenada! Sus compañeros todavía están vivos y su capa aún no se ha hecho polvo, ni su vaso se ha roto. Por el Único en cuyas manos está mi alma, ustedes están siguiendo una manera que está mejor guiada que la manera de Muhámmad o están abriendo las puertas del extravío”. Respondieron: “Oh, Abu ‘Abd ur-Rahmán, ¡No quisimos hacer más que el bien!”. Y Él contestó: “Cuánta gente no desea más que el bien y no lo alcanza”. El Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) nos dijo que alguna gente recitaría el Corán y no les llegaría más que hasta sus clavículas. Por Allah, yo no sé, quizás muchos de ellos están entre vosotros”. Entonces se alejó de ellos y ‘Amr ibn Salamah dijo: “Vi a la mayoría de estos círculos peleando contra nosotros junto a los jariyitas, en el día de an-Nahrawán”.
Esto no se contradice con los reportes en la Sunnah que estipulan un determinado número para los dhíkrs, porque lo que se considera censurable y reprobable aquí son dos cosas:
Especificar un número determinado de veces que no fue narrado en la Shari’ah.
O adherir a una manera específica o a un momento específico sobre el cual no hay evidencia, como esta gente que estaba denunciando Ibn Mas’ud (que Allah esté satisfecho con él). Usando guijarros y tomando a una persona que decía “Dí Allahu Ákbar cien veces, y dí Subhana Allah cien veces”, describe una manera que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no enseñó.
Ash-Shátibi (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Bid’ah (innovación, invento) se refiere a algo nuevo en la religión, que no es original sino inventado, parece similar a lo que está prescripto y con lo cual la gente intenta llevar a los extremos la religión de Allah.
Esto incluye adherir a ciertas maneras en el culto, tales como recitar dhíkr al unísono o tomar el cumpleaños del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) como una festividad, etc.
También incluye realizar ciertos actos de culto que están prescriptos, pero en ciertos momentos que no fueron narrados en la shari’ah, tal como ayunar siempre el 15 de Sha’bán (iaum an-núsf min Sha’bán) y pasar la noche rezando”.
Fin de la cita de al-I’tisám (1/37-39).
Esta historia de Ibn Mas’ud indica que lo que el sufismo hace en los hadrahs, donde se adhieren a un número específico de veces al hacer sus dhíkrs y son dirigidos por su shéij; además de las maneras inventadas de pararse, sentarse y los movimientos rituales que hacen, que son inventados.
Pero el asunto es más serio que eso: las malas acciones no se limitan a estas innovaciones, más bien van más allá, al incluir formas de shirk (asociar a otros a la divinidad de Allah, paganismo) en las creencias y en sus acciones, tales como invocar al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y creer que los awliya’ (santos, cercanos a Allah) y la gente piadosa posee el poder de beneficiarlos o perjudicarlos aparte de Allah.
Le pedimos a Allah que guíe a los musulmanes que se han extraviado, que nos ayude a nosotros y a ti a obedecerle y a buscar Su complacencia.
Y Allah sabe más.