Alabado sea Dios.
Alabado sea Allah.
El musulmán debe proteger sus creencias (‘aqidah) y su fe, esforzarse en asegurarse que su naturaleza y pensamiento permanezcan sanos. Debe huir de los argumentos capciosos y de la confusión para proteger su compromiso religioso y su corazón, porque los corazones son débiles y los argumentos capciosos pueden engañarlos cuando son presentados en una manera atractiva, por gente de la innovación que sigue sus caprichos y deseos, aún cuando ellos sean débiles.
Leer libros de gente de la innovación, la desviación religiosa, libros de paganismo y mitos, o libros de otras religiones que han sido largamente distorsionadas; libros sobre la hipocresía y la herejía, no es permisible excepto para aquel que está muy versado en el conocimiento islámico, y cuyos objetivos al leerlos sea refutarlos o explicar por qué están errados. Sobre quien no sea versado en el conocimiento islámico y que los lea, en la mayoría de los casos puede quedar confundido como resultado. Lo que le ha sucedido a mucha gente, aún a buscadores del conocimiento, y algunos han terminado en la incredulidad, Allah no lo permita. En la mayoría de los casos quien lee estos libros piensa que su corazón es más fuerte que los argumentos capciosos presentados en estos libros, pero entonces súbitamente, cuando ha leído mucho, encuentra que su corazón ha absorbido más de los argumentos capciosos de lo que se había imaginado.
Por eso los eruditos y los sálaf rectos estuvieron unánimemente de acuerdo en que es haram leer estos libros, e Ibn Qudámah al-Maqdisí escribió un ensayo titulado Tahrím an-Nadar fi Kútub al-Kalám (prohibición de leer los libros de kalám (filosofía).
Nosotros vamos a citar aquí los comentarios de ciertos eruditos acerca de la prohibición de que los no eruditos lean estos libros:
Dice en al-Mawsu’ah al-Fiqhíyah (34/185):
“Los hánbalis dijeron: “No es permisible leer los libros de los innovadores, o libros que contengan tanto la verdad como la falsedad, transmitirlos o narrarlos, porque esto es peligroso y puede tener efectos perjudiciales en nuestro credo (‘aqidah).
Al-Qaliubi dijo: “Es haram leer libros de reportes piadosos falsificados (raqá’iq) y reportes falsos de campañas militares (maghazi)”.
Fin de la cita.
En al-Ifaadát wal-Inshadát (44), ash-Shátibi emitió una fatua diciendo que no es permisible que la gente ordinaria lea el libro de Abu Tálib al-Makkí, titulado Qul al-Qulub, a causa de las extrañas ideas sufíes que contenía.
Al-Háfid Ibn Hayar dijo en al-Fáth (13/525):
“Con respecto a este punto es mejor diferenciar entre aquel cuya fe no se ha fortalecido ni ha echado sus raíces profundamente, para quien no es permisible leer ninguna de estas cosas, de aquel cuya fe está profundamente arraigada, para quien sí es permisible, especialmente cuando buscan argumentos para refutar los argumentos de los herejes”. Fin de la cita.
Muhámmad Rashíd Rida dijo en al-Fatáwa (1/137):
“Se debe prevenir a los estudiantes y a la gente ordinaria de leer estos libros, para que no caigan en la confusión acerca de sus creencias y sobre las normas de su religión, y que no les suceda como al cuervo, que intenta aprender a caminar como el pavo real hasta que olvida su propia manera de caminar cuando aún no ha aprendido ni a saltar”. Fin de la cita.
En Fatáwa Nur ‘ala ad-Dárb (at-Tawhíd wal-‘Aqídah/267), el Shéij Ibn al ‘Uzaimín (que Allah esté satisfecho de él) dijo:
“Con respecto a los libros de sufismo, no es permisible conservarlos o leerlos, excepto en el caso de una persona que busca conocer cuáles son sus innovaciones para refutarlas, y en este caso su lectura será de gran beneficio, el cual será confrontar y tratar con estas innovaciones para que la gente esté a salvo de ellas”. Fin de la cita.
El Comité Permanente de Jurisprudencia Islámica dijo en Mayállat al-Buhúz al-Islamíyah (19/138):
“Es haram para cada adulto responsable, hombre o mujer, leer los libros de la innovación y la desviación, y los magazines que publican mitos y falsas declaraciones convocando a tergiversar las normas morales sanas, a menos que aquel que los lea sea capaz de refutar la herejía y la desviación contenida en ellos, pueda aconsejar a sus autores enmendar sus errores, pueda denunciar sus acciones, y prevenir a la gente contra ellos”. Fin de la cita.
¿Por qué te expones al mal y a los argumentos capciosos, tal como dices, cuando tú estás seguro y no tienes necesidad de eso? Agradece a Dios que estás sano y seguro, y agradécele por las bendiciones de la buena guía y la firmeza; protege eso y no lo expongas a nada que pueda disminuirlo.
La vida es demasiado corta para gastarla en comprar la falsedad. La verdad, la bondad y el conocimiento beneficioso son abundantes y si una persona gastara su vida entera estudiando libros del conocimiento útil, tales como libros de exégesis coránica (tafsir), relatos y tradiciones del Profeta (hadiz), jurisprudencia (fiqh), buen comportamiento (‘adab), etc., aún así no podría agotar su sed de conocimiento. Entonces, ¿qué si se distrae leyendo libros de mitos y desviaciones escritos por los rafidíes y los sufis?
Escucha el consejo del gran erudito Ibn al-Yawzi acerca de prestar atención al conocimiento beneficioso, como él dijo en Sayd al-Játit (54-55):
“Sobre un erudito, yo no le diría “concéntrate sólo en el conocimiento útil o limítate a él”; más bien le diría: “comienza con lo que es más importante, porque el hombre sabio es aquél que puede entender cuán corta es la vida y que no hay manera de aprender todo en la vida, y actúa acorde a ello, y que haga lo mejor que pueda.
Entonces si él toma lo que quiere del conocimiento, si ha armado sus provisiones para el viaje y muere antes de eso, entonces su intención lo ayudará.
Lo que quiero decir es que él debería alcanzar todo su potencial por medio del conocimiento y los actos”. Fin de la cita.
Y Allah sabe más.