Alabado sea Dios.
El primer deber que se impone a la humanidad es lo primero a lo que se debe convocar a la gente. El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean sobre él) le explicó eso a Mu’ádh Ibn Yabal (que Al-lah esté complacido con él) cuando lo envió al Yemen. Él le dijo: “Llegarás a algunos de la Gente del Libro, así que lo primero a lo que los debes convocar es el testimonio de que no hay más dios que Al-lah y que Muhammad es Su Mensajero”. Este es el primer deber que se le impone a la gente, creer solo en Al-lah y dar testimonio de que Muhammad (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) es Su Mensajero.
Al afirmar la Unicidad de Al-lah (Tawhid) y dar testimonio de Su Mensajero (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), uno alcanza la sinceridad (ijlás) y la obediencia (de acuerdo con lo que está prescrito en la Shari’ah), y estas son las condiciones para que todos los actos de adoración sean aceptados.
Y Al-lah sabe más.