Alabado sea Dios.
Siempre que un imam comete un error al dirigir la oración, se le debe llamar la atención diciendo en voz alta y audible “¡Subhana Allah!”. Si presta atención y corrige su error, entonces, alabado sea Dios. De otra forma y tratándose de un error tan grave como este que probablemente sea intencional, si el imam no corrige su error se debe abandonar la oración y rezar aparte por sí mismos, puesto que ya no sería permisible continuar rezando detrás de él.
Y Allah sabe más.