Alabado sea Dios.
Tal nos parece a nosotros, y Dios sabe mejor, que esto no socava la sinceridad de tu intención, porque es natural que una persona se sienta orgullosa y complacida de sus logros, y apenada por sus fracasos. Dios se ha referido muchas veces en Su Libro a la forma en que el ser humano se siente complacido con lo que considera bendiciones, y se siente perturbado por lo que considera que son desventajas o perjuicios.
Por lo tanto creemos que tu intención es buena. Pero distinto sería el caso si tu única intención fuese lograr notas y calificaciones altas, sin importar si verdaderamente has aprendido y comprendido el conocimiento que debías adquirir. Mira lo que le dijo el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) a ‘Abd Allah Ibn ‘Umar Ibn al-Jattáb (que Dios esté complacido con ellos) y a sus compañeros: “Entre los árboles hay uno que se asemeja al creyente”. Los compañeros del Profeta Muhámmad comenzaron a pensar en los nombres de todos los árboles, intentando adivinar. Ibn ‘Umar dijo: “Yo pensé que se trataba de la palmera datilera, pero era joven y no quería hablar”. ‘Umar Ibn al-Jattáb (que Dios esté complacido con él) le dijo posteriormente: “Yo habría deseado que lo hubieras dicho”. Narrado por al-Bujari, Kitab al-‘Ilm.
Esto indica que no hay nada de malo con que el musulmán se sienta feliz cuando acierta o hace algo bien.