Alabado sea Dios.
Alabado sea AllahEsta sugerencia es seria y un grave error. No hay asuntos triviales en el Islam, por el contrario, todos los asuntos son serios y tienen el objetivo final de guiar al ser humano de la mejor manera. Se divide en asuntos básicos y menores, y el tópico de la barba y el largo de las vestiduras cae bajo el conjunto de los asuntos menores, no de los básicos. Pero no es permisible considerar ninguno de los asuntos de la religión como insignificantes o triviales. Existe el peligro de que la persona que dice tal cosa esté menospreciando, burlándose o apostatando de su religión por ello, porque Allah dijo (traducción del significado):
“No os excuséis, por cierto que habéis renegado de vuestra fe” (at-Táwbah 9:65-66).
El Mensajero (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) es quien nos encomendó dejarnos crecer la barba y recortarnos el bigote; es esencial obedecerle, atender sus órdenes y prohibiciones en todos los asuntos.
Abu Muhámmad ibn Házm narró que había consenso entre los eruditos de que dejarse crecer la barba y recortarse el bigote es algo obligatorio, e indudablemente una fuente de felicidad, salvación, orgullo, honor y buenas consecuencias, como todo lo que implica obedecer a Allah y a Su Mensajero, y la condenación, la pérdida, las malas consecuencias, yacen en desobedecer a Allah y a Su Mensajero. De la misma manera, llevar las prendas de vestir sobre los tobillos es una obligación, por las palabras del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “La parte de las vestimentas que cuelga debajo de los tobillos estará en el Infierno” (Narrado por al-Bujari en su Sahih). Y Él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo también: “Hay tres a quienes Allah no les hablará en el Día de la Resurrección, ni aún lo mirará ni los elogiará y que recibirán un doloroso tormento: quien arrastra sus vestimentas por debajo de los tobillos (como un signo de orgullo y arrogancia); quien les recuerda a los demás los favores que les ha hecho y quien vende sus productos haciendo falsas promesas” (Narrado por Muslim en su Sahih). También dijo: “Allah no mirará a quien deja caer sus vestimentas con orgullo y arrogancia” (Consensuado).
Entonces, el varón musulmán debe temer a Dios y levantar sus vestimentas por sobre sus tobillos, ya sea una yalabíyah, un izár (vestimenta inferior que envuelve la cintura), pantalones o abáias (capas) y no dejarlas caer por debajo de sus tobillos. Es mejor si sólo llegan hasta la media pierna. Si el alguien arrastra sus vestimentas debajo de los tobillos por causa de su orgullo y arrogancia, entonces el pecado es más serio; si esto fue hecho por descuido o negligencia y no por orgullo, es todavía una acción incorrecta y quien lo haga es un pecador de acuerdo al punto de vista más correcto de los dos que sostienen los eruditos, pero su pecado es menos serio que si lo hiciera conscientemente, por orgullo. Indudablemente, este pecado es un medio que conduce a la arrogancia aún si quien lo hace reclama que no es por ese motivo, por la advertencia del reporte del Profeta en general, entonces, no es permisible tomárselo a la ligera.
Con respecto a la historia de as-Saddíq (Abu Bákr), cuando él le dijo al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Mi vestimenta inferior se me cae sin querer”, y el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le respondió: “Pero tú no lo haces por orgullo”, esto se aplica a aquellos cuyo caso es como el de Abu Bákr, si su vestimenta cae por error, no por arrogancia, pero uno todavía debe esmerarse en que tal cosa no le pase. Sobre aquellos que dejan caer parte de su vestimenta deliberadamente, esta advertencia se aplica a ellos, pero no a la gente como Abu Bákr.
También la advertencia mencionada arriba, es porque dejar caer las vestimentas es una forma de extravagancia, expone la vestimenta al deterioro o la suciedad, y es una forma de imitar a las mujeres. Todo esto nos dicta que los musulmanes debemos protegernos a nosotros mismos de esto. Y Allah es la Fuente de toda fuerza y la Guía hacia el camino recto.