Alabado sea Dios.
El Islam ha dado permiso a los musulmanes para mantener perros para ciertos propósitos, como cuidar y proteger el ganado o las cosechas, la cacería, etc. Puede hacerse una analogía con las grandes propiedades que necesitan ser protegidas de los ladrones, u otros propósitos necesarios como emplearlos como sabuesos para encontrar drogas o personas extraviadas. En cualquier otro caso, la persona que mantiene un perro está sujeta a la advertencia de que se le restarán las bendiciones de Dios equivalentes a dos montañas (qirats) de su recompensa cada día.
El shéij Yusuf ibn ‘Abd el-Hádi dijo, citando por otros eruditos:
“Indudablemente el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dio permiso para tener perros de caza en diversos reportes, y dijo que mantener un perro para la caza no va en detrimento de la recompensa de un musulmán. En otro reporte él dio permiso para tener un perro que sería usado para pastorear el ganado, y en otro para cuidar ovejas, y en otro para proteger granjas. Por lo tanto son conocidas las razones que hacen permisible tener un perro, y se trata de cuando hay un propósito o necesidad relacionada al bienestar y la supervivencia, y las normas dependen de si este propósito o necesidad existe realmente o no. Si hay una razón o necesidad, entonces es permisible tener un perro, aún cuando otras razones son más importantes que la agricultura, y otras son igualmente importantes que las que están mencionadas en los textos. Indudablemente las cosechas caen bajo las mismas normas que las granjas, y todos los tipos de ganado caen bajo las mismas normas. Indudablemente la existencia de potenciales ladrones o saqueadores y la necesidad de que un perro nos advierta de su ingreso o los disuada es una razón más importante; el Legislador toma en cuenta las necesidades de Sus súbditos. Pero si no existe ninguna de estas razones, entonces está mal”. Fin de la cita de Al-Igráb fi Ahkám al-Kitab (p. 106-107).
El Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Según esto, una casa que está en medio de una ciudad no tiene necesidad alguna de un perro, por lo tanto mantener perros con este propósito en este caso no es permisible, está prohibido, y le quitará una o dos montañas (qirats) de la recompensa de Dios cada día al propietario. Debería deshacerse de este perro, no conservarlo.
Pero si una casa está en el campo y no hay límites o vecinos en las inmediaciones, entonces es permisible mantener un perro que cuide la propiedad y a sus ocupantes; cuidar a los ocupantes es todavía más importante que cuidar el ganado y las cosechas”. Fin de la cita de Maymu' al-Fatáwa Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín, 4/246.
En segundo lugar, el Islam no encomienda nada sino el bien para la gente, y no les prohíbe nada sino el mal y lo perjudicial. Pero no siempre su sabiduría es evidente a simple vista. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) nos encomendó lavar los utensilios de cocina, platos y otros recipientes que han sido lamidos por un perro, explicándonos que su saliva es impura. La ciencia moderna ha demostrado que la boca de los perros contiene cantidad de bacterias y que transmiten varios parásitos. Pero los musulmanes creemos en la sabiduría del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) sin necesidad de estas comprobaciones, porque su sabiduría provino de Dios, El Omnisapiente, El Sabio, y por lo tanto nos abstenemos de lo que nos ha prohibido y nos aferramos a lo que nos ha ordenado, aún si la razón para ello no nos resulta evidente.
En este caso particular, contravenir esta norma del Islam usando o bebiendo de recipientes donde ha bebido un perro, implicaría la transmisión de las enfermedades causadas por los gérmenes que los perros llevan en la boca.
Hay mucho bien para el ser humano en responder positivamente a la ley islámica, obedeciendo sus preceptos y absteniéndose de lo que prohíbe.
Y Dios sabe mejor.