Alabado sea Dios.
Los musulmanes estamos profundamente apenados y preocupados por la situación de los palestinos, que va de mal en peor, y se hace más complicada, hasta que ha terminado en el estado en que hemos visto en días recientes, a causa de las diferencias entre las naciones vecinas y su fracaso en unirse contra el enemigo, y su fracaso en aferrarse a las normas del Islam de las cuales Dios ha hecho depender toda victoria, y ha prometido a aquellos que se aferren a ella que cobrarán poder y se volverán poderosos en la Tierra, y él nos ha advertido del grave peligro y el severo castigo, si las naciones vecinas no se apresuran a unirse una vez más y se aferran a las normas islámicas acerca de este asunto, que concierne a todo el mundo islámico.
Es valioso señalar en este contexto que el problema palestino es un problema islámico, primero y último, pero los enemigos del Islam están haciendo su mayor esfuerzo por eliminarlos del mapa y hacer que los musulmanes no árabes piensen que es un problema de los árabes, que no les incumbe a los árabes. Al parecer han tenido éxito en alguna medida.
Por eso pienso que la solución no puede llegar en este asunto a menos de que se lo considere un problema islámico y todos los musulmanes cooperen para alcanzar una solución, y encarar una defensa armada contra los israelíes, hasta que la tierra sea devuelta a sus legítimos habitantes y los inmigrantes vuelvan a sus países de origen, y los verdaderos judíos originarios de Palestina permanezcan en sus poblados bajo un gobierno islámico, no bajo un Estado laico o comunista. De esta forma la verdad prevalecerá sobre la falsedad, y la gente cuya tierra le es devuelta volverá a estar bajo gobierno islámico, y no otro.
Y Allah es la Fuente de toda fuerza.