Alabado sea Dios.
Ellos deberían llegar a algún acuerdo sobre este punto, la parte de los gastos de la casa a costear entre el marido y la esposa, ambos trabajando y ganándose la vida, y evitar una disputa sobre ello.
Con respecto a cómo debe eso realizarse, eso depende de muchas cosas, entre las cuales están:
1 – Si el marido estipuló en el contrato matrimonial que los gastos serían compartidos, o de otra forma él no le permitiría trabajar, entonces los musulmanes deben limitarse a las condiciones del contrato matrimonial, porque el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
“Los musulmanes deben limitarse a sus condiciones, excepto las que prohíben algo que está permitido o las que permiten algo que está prohibido (por Dios)”. Y él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) también dijo:
“Las condiciones que son más merecedoras de cumplimiento son aquellas por medio de las cuales la intimidad sexual se vuelve permisible para ustedes”.
Entonces, los cónyuges deben atenerse a las condiciones que hayan puesto en el contrato matrimonial, si es que han puesto alguna.
2 – Si no se estipuló ninguna condición, entonces los gastos de la casa son en su totalidad responsabilidad del marido, y la esposa no debe pagar nada de esos gastos: él es el único responsable de eso. Dios dijo (traducción del significado):
“Que el pudiente mantenga [a su hijo, y a su ex mujer mientras lo amamante] según sus medios, y aquel cuyo sustento sea limitado que lo haga acorde a lo que Allah le haya proveído. Allah no exige a nadie por encima de sus posibilidades. Y ciertamente luego de toda dificultad Allah os enviará un alivio” (at-Talaq 65:7).
Y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Están obligados a gastar en ellas (vuestras esposas) de acuerdo a lo razonable”.
Por lo tanto, afrontar los gastos de la casa es la obligación del marido. Él es quien debe solventar los gastos de la casa y sus propias necesidades, las de su esposa y las de sus hijos. El dinero que la esposa gana en concepto de salario le pertenece sólo a ella, porque lo ha obtenido como resultado de su trabajo y esfuerzo. El marido realizó el contrato matrimonial en base a esto, y no estipuló ninguna condición de que ella deba pagar los gastos de la casa, la mitad de ellos, etc., a menos que ella ofrezca alguna parte de su salario voluntariamente, según su parecer.
“Pero si renuncian a ello en vuestro favor, disponed de ésta como os plazca” (an-Nisá' 4:4).
Pero si el contrato matrimonial fue firmado en base a tal condición, entonces deben atenerse a ellas.
Lo que nosotros le aconsejamos es conceder una parte de su salario para ello, para complacerlo y resolver la disputa, de tal forma que puedan vivir en paz y armonía. Entonces, que lleguen a un acuerdo entre ellos, tal como la mitad del salario, un tercio, o un cuarto, etc., para que el problema se resuelva y que el amor y la armonía reemplacen al conflicto. O quizás él estará de acuerdo y contento con lo que Dios ha decretado para él, y él costee los gastos de la casa de acuerdo a sus posibilidades, y le deje a su esposa todo su salario y conserve algo de orgullo acerca del asunto. Pero si esto no es posible, entonces no hay razón por la cual la mujer no deba someter el asunto a las cortes en la ciudad donde vivan, y lo que fuera que las cortes legales dictaminen será suficiente, si Dios quiere. Que Dios los ayude a ambos.