Alabado sea Dios.
La posición de un abogado en el sistema judicial islámico es que él es el apoderado o agente de una de las dos partes, que lo ha designado para representarlo, ya sea el demandante o el acusado. La persona que lo designó debe ser mesurada al buscar sus derechos, y ser justa con sus oponentes. Si ambas partes se aferran a eso, será mejor para ambos, y eso ayudará al juez a tomar una decisión en casos de disputa. Si el demandante o su abogado insisten en engañar o se extralimitan en sus argumentos, métodos o reclamos, con el objetivo de hacer ganancias ilegítimas, entonces están pecando y apropiándose injustamente de la riqueza de otros, y están intentando confundir al juez, a menos que Dios guíe al juez por Su gracia y misericordia y los ayude a tomar la decisión correcta, para que la disputa pueda resolverse con justicia.
Y Allah es la Fuente de toda fuerza. Que Dios bendiga y otorgue la paz a nuestro Profeta Muhámmed, a su familia y a sus compañeros.