Alabado sea Dios.
Tú describes a un hombre joven amado por su gente, y que sin embargo es culpable de alguna transgresión, que es un asunto entre él y su Señor. Yo digo que el hecho de que Dios lo haya bendecido con el puesto de imam y el amor de su gente indica que debe abandonar sus pecados y detener sus transgresiones contra sí mismo, debe adorar a Dios apropiadamente y agradecerle, porque el hecho de que una persona sea amada por su gente y sea su imam es una gran bendición de Dios. Allah dijo (traducción del significado):
“Y los servidores del Benefactor, son aquellos que caminan sobre la Tierra con humildad y serenidad…y haz que seamos un ejemplo para los piadosos…” (al-Furqán 25:68-74).
Aquellos que rezan están entre los piadosos, y quien los dirige en la oración, están incluidos en esta aleya. “…y haznos líderes para los piadosos…”. Por lo tanto, deja que este imam alabe a Dios por esta bendición, y que cese sus transgresiones contra sí mismo; y que sea uno de los medios para que vuelva a la obediencia a Dios, y que tema a Dios por su estatus.
Cuando él dice que teme volverse arrogante, este es uno de los susurros de Satanás que él pone en la mente de una persona siempre que quiere hacer un acto de obediencia a Dios. Satanás viene y dice “Tú estás presumiendo”. Él debe abandonar esa idea y hacerla a un lado, ignorarla y buscar la ayuda de Dios, porque él siempre recita en sus oraciones las palabras “Iiáka ná’budu wa iiáka nasta’ín (Sólo a Ti te adoramos y sólo a Ti te rogamos ayuda)” (al-Fátihah 1:5).