Alabado sea Dios.
“El significado de esta frase (no hay poder ni fuerza excepto en Dios) es la aceptación y admisión que una persona hace de que es incapaz de hacer cualquier cosa sin la ayuda de Dios. No importa cuán grande sea su poder, energía y fuerza, una persona todavía no puede hacer nada sin la ayuda de Dios, Quien está por encima de toda Su creación, el Más Grande, comparado con Quien nadie más es grande. Cada persona fuerte es débil comparada con Dios. Cada persona grande es insignificante y débil cuando la comparamos con Su poder.
Esta sentencia es pronunciada cuando algún asunto serio le sucede a una persona que no puede solucionar algo, o cuando hay algo se pone difícil”.
Shéij Sa’d al-Humaid.
Entre las ocasiones en las que esta frase es pronunciada, están las siguientes:
- Cuando da vueltas (en su cama) por la noche:
Se reportó que ‘Ubadah ibn as-Sámit dijo: “El Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien de vueltas (en su cama) por la noche y diga “La iláha ílla Allahu, wáhdahu, la sharika láh, láhul mulku wa láhul hámd, wa húa ‘ala kúl li shái in qadír. Al hámdu lilláh wa subhana Allah wa la iláha ílla Allah wa Alláhu ákbar, wa la háwla wa la qúwata ílla billáh (No hay más divinidad que Dios, solo, sin compañero ni asociados, Suyo es el reino y la gloria, y en Sus manos está el destino de todas las cosas. , glorificado sea Dios, no hay más divinidad que Dios y Dios es el Más Grande. No hay poder ni fuerza excepto en Dios)”, y luego diga “Allahúmma agfirli (Dios nuestro, perdóname)” o haga una súplica, su oración será garantizada. Si hace la ablución menor (wudú) y reza, su oración será aceptada”. Narrado por al-Bujari, 1086.
- Cuando el mu’áddzin dice “Háiya ‘ala as-salah (vengan a la oración)”, y también cuando dice “Háiya ‘ala al-falah (vengan al éxito)”:
Se narró de Háfs ibn ‘Aasim ibn ‘Umar ibn al-Jattáb, de su padre, que su abuelo ‘Umar ibn al-Jattáb dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Si el mu’áddzin dice “Alláhu ákbar, Alláhu ákbar” y uno de ustedes dice “Alláhu ákbar, Alláhu ákbar”; y luego él dice “Ash hádu an lá iláha ílla Allah” y ustedes dicen “Ash hádu an lá iláha ílla Allah”; luego él dice “Ash hádu ánna Muhámmadan rasul ul-láh”, y ustedes dicen “Ash hádu ánna Muhámmadan rasul ul-láh”; luego él dice “Háiya ‘ala as-Salah”, y ustedes dicen “Lá háwla wa la qúwata íl-la bil-láh”; entonces él dice “Háiya ‘ala al-falah”, y ustedes dicen “Lá háwla wa la qúwata íl-la bil-láh”; luego él dice “Alláhu ákbar, Alláhu ákbar”, y ustedes dicen “Alláhu ákbar, Alláhu ákbar”; luego él dice “Lá iláha ílla Allah”, luego ustedes dicen “Lá iláha ílla Allah”, desde el corazón, entrarán al Paraíso”. Narrado por Muslim en su Sahih, 578, y por Abu Dawud en su Sunan, 443.
- Cuando uno deja su casa:
Se narró que Anas Ibn Málik (que Allah esté complacido con él), que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
“Quien diga (cuando deja su casa) “Bismilláh, tawákkaltu ‘ala Allah, wa la háula wa la qúwata ílla billáh (En el nombre de Dios, pongo mi confianza en Él, no hay fuerza ni poder excepto en Dios)”, se le dirá: “Estás siendo cuidado, y estás protegido y guiado” y Satanás lo dejará tranquilo”. Narrado por at-Tirmidhi (3348). Abu ‘Isa dijo: “Este es un reporte bueno y auténtico, aunque extraño, que sólo conocemos a través de esta cadena de transmisión”. Ver Sahih al-Yami’ por al-Albani, 6419. También fue narrado por Abu Dawud en sus Sunan (4431), en cuya versión se agrega: “…y otro demonio dirá: “¿Qué puedes hacer contra un hombre que ha sido guiado, cuidado y protegido?”.
- Después de la oración
Se narró que Abu az-Zubair dijo: “Ibn az-Zubair solía decir inmediatamente después de cada oración, cuando había dicho el salam: “la iláha ílla Allahu, wáhdahu, la sharika láh, láhul mulku wa láhul hámd, wa húa ‘ala kúl li shái in qadír. La háwla wa la qúwata ílla billáh, wa la na’budu íllai iyáh. Láhul ni’mah wa láhul fádl wa láhu zaná’ al-hásan. La iláha ílla Allah mujlisína láhud dína wa lau káriha al-kaafirún (No hay más divinidad que Dios, solo, sin compañero ni asociado, Suyo es el reino y la alabanza, y en sus manos está el destino de todas las cosas. No hay poder ni fuerza excepto en Dios, y no adoramos a nadie más que Él. De él provienen todas las bendiciones, y todo buen elogio es Suya. No hay más divinidad que Él, purificamos nuestro culto para Él, aunque los incrédulos detesten esto)”. Él dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía decir estas palabras inmediatamente después de cada oración”. Narrado por Muslim en su Sahih, 935.