Alabado sea Dios.
En la opinión de la mayoría de los eruditos, no es una condición para que nuestro arrepentimiento sea aceptado que la persona no vuelva a cometer ese pecado nuevamente. La condición es que el pecado sea abandonado inmediatamente y que haya genuinos sentimientos de pena y remordimiento en el corazón. Esto debe ser acompañado por la firme intención de no caer nuevamente. Ahora, si habiendo cumplido estas condiciones, cae de vuelta y lo comete, entonces esto es considerado como un nuevo pecado, que requiere un nuevo arrepentimiento, y sin importar que ya haya sucedido en el pasado.