Contribuya generosamente para garantizar la continuidad de nuestro sitio web Insha-Allah.
Un cristiano le preguntó a una musulmana: “¿Por qué la mujer musulmana es como los perros?”. Cuando se le preguntó de dónde había sacado eso, él se remitió a un reporte en Sahih Muslim que dice que la oración es inválida si una mujer pasa frente al orante varón.
Por favor, le agradecería que me aclare este asunto lo antes posible, y ponga una respuesta lo antes posible en su sitio web, para que las mujeres musulmanas puedan consultarla y responder a quienes hacen este tipo de preguntas capciosas. Para mí esa respuesta es urgente.
Alabado sea Dios.
Nosotros podríamos responder a esta persona que está objetando o está confundida, mencionando algunos aspectos básicos que debemos tomar en cuenta al examinar este tópico:
En primer lugar, no hay nada en la creación que no tenga alguna remota similitud con otra cosa en alguno de sus aspectos, aun en los más generales. El ser humano es como las piedras o los objetos inanimados en el mero hecho de que existen. El ser humano también es similar a los animales en muchas formas, tanto en el hecho de que somos seres vivientes, como en el hecho de que nacemos, nos alimentamos, nos reproducimos y morimos. De hecho, muchos filósofos han definido al ser humano como “el animal que habla”.
Igualmente, hay muchas similitudes entre el ser humano y las plantas, también en el hecho de que somos seres vivientes, crecemos y nos nutrimos, y morimos.
El shéij Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“No hay dos cosas en el universo que no tengan alguna similitud en alguna forma, aun si es muy sutil. Sugerir que algo no tiene similitud alguna con nada es como sugerir que no existe. Tal idea no se ha narrado de ningún sabio o pensador en la historia de la humanidad”. Fin de la cita de Baián Talbís al-Yahimíyah, 7/569.
Sin embargo, a menos que haya una intencionalidad clara y evidente, a nadie se le ocurre creer que un pensador que señala una cualidad común entre dos cosas está sugiriendo que son iguales o haciendo algo condenable. Hay similitudes que son elogiables, otras reprensibles, y otras que no son ni positivas ni negativas.
En segundo lugar, comparar dos cosas, desde el punto de vista lógico y semántico, está basado en cuatro principios o fenómenos: el objeto origen, el objeto que se le parece, los aspectos en que se parecen, y las palabras que se ha escogido usar para señalar esos aspectos.
Si juzgamos una comparación en particular para evaluar si es aceptable o censurable, no es correcto limitarnos a evaluar el objeto con el que se compara. Más bien, debemos evaluar todos los puntos de vista desde los cuales dos cosas pueden ser comparadas.
Se narró de uno de los compañeros del Profeta, que él comparó algo que había hecho con el gesto de un animal. ‘Ammar ibn Yásir (que Dios esté complacido con él) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) me envió a hacer un recado, pero yo no tenía la pureza ritual, y como no pude encontrar agua, me revolqué en la tierra como el ganado (para purificarse)”. Narrado por al-Bujari, 347; Muslim, 368.
Nadie entendió este relato como significando que él se parecía en todo al ganado, en todos los aspectos o en una forma primitiva, vulgar o denigrante para una persona, porque el sentido lingüístico de su relato jamás intenta sugerir eso.
Por lo tanto, es esencial comprender el contexto de una comparación, y especialmente en la lengua árabe, que es el lenguaje del Sagrado Corán y la Tradición Profética, antes de irse de boca a sacar conclusiones apresuradas y hacer afirmaciones malintencionadas o capciosas. Y es esencial examinar las formas en que dos cosas pueden ser similares, antes de hacer acusaciones de que alguien está insultando a la gente o a las mujeres en particular.
En tercer lugar, el reporte mencionado en tu pregunta es el narrado por Abu Hurairah (que Dios esté complacido con él), quien dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “La oración del musulmán se interrumpe si pasa por delante un perro, un burro o una mujer. Pero colocar algo adelante como una silla de montar, lo evitará”. Narrado por Muslim, 511.
Quien lea este reporte en su contexto adecuado se dará cuenta que no tiene nada que ver con comparar a las mujeres con perros o burros. Esto sería una idiotez.
Sin embargo, esta confusión ya se había presentado pocos años después del fallecimiento del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), y su esposa ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) recriminó a quienes usaron este reporte para argumentar eso diciendo: “¿Acaso están comparándonos con los burros y los perros?”. Narrado por al-Bujari, 514.
La única razón por la cual estos seres aparecen juntos en una enumeración, es porque tienen la capacidad potencial de interrumpir la concentración del orante, por razones bien distintas.
En el caso de la mujer, las mujeres a menudo no son conscientes de la atracción que los hombres sienten por ellas, y la aparición de este sentimiento de atracción es una clara causa para sacar al orante de su concentración en Dios. Por eso ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) no pensaba que la presencia de una mujer interrumpiera la oración del musulmán, pero muchos compañeros del Profeta no estuvieron de acuerdo con ella.
En principio, hay que señalar que todo ser vivo que se atraviese en el espacio donde el orante reza es un percance para la oración, y debe evitarse e impedirse, ya se trate de una persona, un animal o un vehículo. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Si quien se atraviesa delante de un orante se diera cuenta del pecado que esto significa, sería mejor para él que se quedara de pie esperando 40 antes que hacerlo”. Abu Nádr dijo: “No sé si quiso decir 40 minutos, días, meses o años”. Narrado por al-Bujari, 510.
Al-Bujari (487) y Muslim (505) narraron que Abu Sa’íd al-Judri (que Dios esté complacido con él) solía rezar los viernes frente a una pantalla que lo separaba de la gente. Un muchacho de los Banu Abu Mu’ait quiso pasar frente a él, y Abu Sa’íd lo detuvo poniéndole la mano en el pecho. El muchacho se detuvo y miró, pero no pudo encontrar otro lugar para pasar excepto frente a él. Entonces intentó pasar otra vez, y Abu Sa’íd volvió a detenerlo. El muchacho le dijo algo descortés a Abu Sa’íd, y luego fue a quejarse con Marwan. Abu Sa’íd fue luego a ver a Marwan y Marwan le dijo: “¿Qué es lo que sucede entre tú y el hijo de tu hermano, Oh Abu Sa’íd?”
Él respondió: “Oí al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) decir: “Si uno de ustedes reza amparándose en algún obstáculo que lo separe de la gente (sutrah), y alguien intenta pasar entre el obstáculo y ustedes, extiendan el brazo y no se lo permitan. Y si insiste, enfréntenlo, porque se está comportando como un demonio”.
An-Nawawi (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Con respecto a las palabras del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Se comporta como un demonio”, Al-Qadí dijo que esto significaría que sólo era un demonio que pasó frente a él y rehusó volver por su camino. También se ha dicho que lo que significa es que esta acción, la de insistir en interrumpir a un orante, es una acción malvada, porque Satanás está siempre queriendo alejar a las personas de su concentración en Dios. Y también se sugirió que lo que significa ‘demonio’ allí es una persona transgresora, como dice en otro reporte: “…tiene a gente transgresora que le asiste…”. Y Dios sabe más”. Fin de la cita de Shárh Muslim, 4/167.
Queda claro entonces este reporte condena la misma acción y se aplica a cualquier ser vivo que intente atravesarse en el estrecho espacio en el que un orante está haciendo sus postraciones, y la historia de Abu Sa’íd no tiene nada que ver con las mujeres.
Cuarto, pasar frente a quien está rezando está prohibido en todos los casos, y se aplica por igual a hombres y mujeres. También afecta la oración, y algunos de los eruditos sostienen el punto de vista de que lo mencionado en estos reportes indica que la oración queda inválida, y se hace obligatorio repetirla. Sin embargo, el punto de vista correcto es que esta interrupción tiene un impacto negativo sobre la concentración del orante, sobre su humildad y actitud, porque lo distrae.
Sin embargo, podríamos preguntarnos, ¿por qué fue mencionada entonces la mujer en particular, en el primer reporte citado?
Al-Qurtubí (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Esto es así porque la mujer puede ser una fuente de tentaciones para el orante, haciendo que este se sienta sobrecogido, provocado, atraído, etc., y la distracción sería mucho más intensa que si quien se atraviesa por delante fuera sólo un niño o un varón.
En el caso de los burros y los perros, no fueron también mencionados por esta obvia razón que hemos expuesto, sino porque la distracción agregada puede consistir en que el perro cause temor, o repulsión, si está sucio y atraviesa un espacio que se ha limpiado especialmente para el rezo. En el caso del burro, probablemente la razón fundamental sea su tamaño, o el temor de que pueda rebuznar y aturdirnos, o incluso patear o pisarnos.
Todas estas cosas pueden impedir la concentración del orante en una forma mucho más significativa de lo normal, al punto de que nuestra oración puede considerarse interrumpida”. Fin de la cita de Al-Mufhim li ma ashkala min Taljís Sahih Muslim, 2/109.
Ibn Ráyab (que Allah tenga misericordia de él) dijo, luego de mencionar una interpretación similar:
“Sería más correcto decir, en lugar de eso, que puesto que el orante está concentrado en conversar con Dios, y está entonces cerca de Él, el orante debe tomar precauciones contra cualquier potencial interferencia en su conversación privada con Dios. Por eso el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) nos enseñó a usar un objeto que servirá de obstáculo o pantalla (sutrah), para evitar que alguien accidental o intencionalmente se cruce por enfrente cuando rezamos, porque en estas circunstancias, interrumpirá al orante que está conversando con Dios. Así, Satanás queda apartado de la divina presencia, pues si incitara a alguien a atravesarse en el camino del orante, esto interrumpiría esta comunicación.
Es por eso (y Dios sabe mejor) que los reportes previenen contra estas posibles situaciones, mencionando algunas. En el caso del reporte, menciona tres tipos distintos de interferencia:
- Las mujeres, porque las mujeres son una fuente de tentaciones para los hombres, y la atracción que sienten los hombres por las mujeres es tan poderosa que ciertamente pueden distraerles de lo que sea que estén haciendo.
Los perros son animales impuros y anti-higiénicos, que se comen los excrementos y también su propio vómito, como afirma un reporte.
Otras razones se aplican al burro, además de que por su gran tamaño puede causar problemas o pisar al orante, y un reporte afirma que si oímos por la noche el rebuznar de un burro debemos refugiarnos en Dios, porque probablemente ha visto un demonio.
Por eso el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) enseñó a los orantes a colocar un objeto voluminoso a modo de obstáculo o pantalla delante del espacio donde harán sus postraciones, para que nada interrumpa su oración.
Pero esto no necesariamente significa que la oración queda invalidada y deba ser repetida, y Dios sabe mejor. Más bien, lo que significa es que reduce la calidad de la oración, de la experiencia de comunión con Dios, como afirmaron compañeros como ‘Umar o Ibn Mas’ud.
El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) nos enseñó a impedir que una persona se atraviese en el espacio en que estamos rezando, y detenerlo si es necesario, porque dijo “…se comporta como un demonio”. De acuerdo a otro reporte, habría dicho “…porque es uno de los transgresores al servicio de Satanás”.
Pero en la interrupción causada por animales es más probable que hayan sido incitados por Satanás para perturbar al orante.
Todo esto es lo que significa la interrupción de la oración en estos reportes, no significa que la oración sea inválida y deba ser repetida. Y Dios sabe más”. Fin de la cita de Fáth al-Bari, por Ibn Ráyab (4/135).
En quinto lugar, es una actitud injusta por parte de quien pretende investigar cualquier asunto, sin importar de qué religión se trate, sacar un breve párrafo de su contexto lingüístico y cultural y usarlo como falso ejemplo para impugnar precisamente, el resto del contexto que se está omitiendo. En el caso de la religión musulmana, hay docenas de textos que refutarían de plano la idea de que el Islam compara a las mujeres con animales, incluso hay textos que les reconocen derechos y honores que ni siquiera las modernas leyes liberales de Occidente les reconocen.
Por ejemplo, se narró que ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Hombres y mujeres son mitades gemelas unos de otros”. Narrado por at-Tirmidi, 113; clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih Abi Dawud, 234.
Al-Jattábi dijo: “Las palabras “mitades gemelas” significan que son sus pares, sus iguales, tanto en su constitución física básica como en su espíritu y derechos.
En términos de la jurisprudencia, esto indica que en el lenguaje coránico el género masculino se usa como género neutro (Nota del Traductor: Al igual que en castellano), y que siempre que en el Sagrado Corán se menciona al sujeto en masculino, abarca también a las mujeres, a menos que haya una aclaración o evidencia específica que indique lo contrario”.
Fin de la cita de Ma’álim as-Sunan, 1/79.
Los eruditos citaron este reporte como evidencia para establecer el principio de que lo que se señala como obligatorio en los textos sagrados es obligatorio tanto para los hombres como para las mujeres, y que no hay distinción en la normas de la jurisprudencia a menos que haya un texto que lo especifique.
Sin embargo, en muchas ocasiones el Sagrado Corán se dirige a los hombres y las mujeres mencionando ambos géneros, a modo de énfasis, como por ejemplo cuando Dios dijo (traducción del significado):
“Allah les tiene reservado Su perdón y una gran recompensa a los musulmanes y las musulmanas, a los creyentes y las creyentes, a los piadosos y las piadosas, a los justos y las justas, a los pacientes y las pacientes, a los humildes y las humildes, a aquellos y aquellas que hacen caridades, a los ayunadores y las ayunadoras, a los pudorosos y las pudorosas, y a aquellos y aquellas que recuerdan frecuentemente a Allah” (Al-Ahzáb, 33:35).
Para más información, por favor consulta las respuesta a las pregunta No. 70042 .
Y Allah sabe más.