Alabado sea Dios.
“El musulmán que sienta que no puede evaluar las evidencias por sí mismo y juzgar el punto de vista correcto sobre un asunto, está obligado a consultar a los eruditos. Dios dijo (traducción del significado):
“Preguntadle a la gente de conocimiento si no lo sabéis” (An-Náhl, 16:43).
Pero en el caso de aquellos que pueden juzgar las evidencias por sí mismos como corresponde, no es permisible seguirlos, a menos que no tengan tiempo para investigar el asunto. En este caso, caen bajo las mismas normas que los musulmanes que no pueden juzgar por sí mismos”. Shéij ‘Abd el-Karim al-Judair.
No hay nada de malo con aprender la jurisprudencia de acuerdo a una de las cuatro escuelas ortodoxas, con la condición de que uno no las prefiera sobre las evidencias cuando se vuelve evidente que la escuela de jurisprudencia está equivocada en algún punto de vista en particular, porque la obediencia a Dios y a Su Mensajero tiene precedencia para el musulmán sobre cualquier otra cosa.
Es también esencial para los musulmanes mantener las buenas maneras hacia los eruditos y hacia los hermanos musulmanes que siguen otras escuelas de jurisprudencia o de pensamiento, y no desarrollar actitudes sectarias provocando enfrentamientos con ellos. El musulmán debe tener la verdad como objetivo y respetar las opiniones y los esfuerzos en esa misma búsqueda que han realizado los eruditos y los demás musulmanes. Sólo debe discutir con ellos de la forma más sincera y considerada, y debe aconsejar a los demás con respeto y cortesía si considera que están equivocados.
Es un error que el musulmán que es capaz de aprender y sacar conclusiones por sí mismo se niegue a hacerlo argumentando que sólo los eruditos son capaces de comprender las evidencias. No decimos que la persona que no tiene el conocimiento o la preparación necesaria deba sacar todas las conclusiones por sí mismo y derivar normas directamente de los textos sagrados. Pero sí recalcamos que si un musulmán tiene algo de conocimiento y entendimiento tal como Dios le ha encomendado cultivar, debe conocer cuanto menos las pruebas y evidencias de su shéij o imam (si está siguiendo alguno), para poder cerciorarse de cuál es la conexión de su opinión con el Sagrado Corán y la Tradición Profética, para de esa manera seguirlo con algún nivel de convicción, y no ciegamente.
Y Allah es la Fuente de toda fuerza y la Guía al camino recto.