Alabado sea Dios.
Sí, sin duda, el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía participar en actividades recreativas. Sin embargo, esto no es contradictorio con el hecho de que dedicó su vida a Dios, el Señor del Universo, tal como Dios dijo (traducción del significado):
“Diles: Por cierto que mi oración, mi sacrificio, mi vida y mi muerte pertenecen a Dios, Señor del Universo” (Al-An’ám, 6:162).
Toda su noble vida fue por la causa de Dios. En el caso de los actos de culto no cabe duda de ello. Pero en el caso de otras actividades, también lo fueron, porque estas son actividades sanas que fortalecen los lazos entre la gente y dan sosiego al corazón.
Se ha reportado que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía correr carreras con ‘Aa'ishah, también bromear con su familia, jugar con ellos, tratarlos con gentileza y conversar con ellos durante la noche.
Muslim (670), Abu Dawud (1294), y An-Nasá'I (1358) narraron de Yaabir Ibn Samurah que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no se levantaba del lugar en el cual había rezado la oración del alba hasta que el sol había salido. Ellos solían conversar con él durante este tiempo acerca de distintos asuntos de la época preislámica, y mencionan que cuando todos reían, él más frecuentemente se limitaba a sonreír.
At-Tirmidi (1990) narró un reporte que clasificó como auténtico, según el cual Abu Hurairah dijo: “Una vez le dijeron “Oh, Mensajero de Dios, tú bromeas con nosotros”. Y él replicó: “Sí, pero yo nunca digo alguna cosa que no sea cierta”. Clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih al-Adab al-Mufrad, No. 265.
Ibn Mayah (144) narró de Ya’la Ibn Murrah que en una oportunidad salieron con el Profeta Muhámmad para concurrir a una merienda a la cual habían sido invitados, entre quienes estaba el pequeño Al-Husain que iba corriendo y jugando por las calles. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) iba delante de la gente, y estiraba su mano hacia él y el niño comenzaba a correr de aquí para allá. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) lo hacía reír, hasta que lo atrapó, y luego le puso una mano bajo la barbilla y la otra sobre la cabeza, y lo besó. Este reporte fue clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih Ibn Mayah.
También se narró de Anas Ibn Malik que había un hombre que vivía en el desierto que se llamaba Záhir Ibn Harám, y que solía traerle algunas cosas como regalo al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y que el Profeta Muhámmad solía proveerle a menudo de equipamiento si él participaba de alguna campaña militar. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo de él: “Záhir es nuestro hombre del desierto, y nosotros somos su gente de la ciudad”.
En una oportunidad, el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue a verlo cuando él estaba vendiendo cosas en el mercado. Se acercó por detrás de él sin que el hombre lo viera, lo abrazó y lo sujetó fuerte. El hombre exclamó: “¡Déjame ir! ¿Quién eres?”. El Profeta Muhámmad exclamó: “¿Quién quiere comprar a este esclavo?”. En ese momento, Záhir se dio cuenta de que quien estaba detrás suyo era el Profeta Muhámmad, y exclamó: “Oh, Mensajero de Dios, yo soy invendible”. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) lo soltó y le dijo: “Sin embargo, ante Dios tú eres muy valioso”. Este reporte fue narrado por Áhmed in Al-Musnad (12468, edición Risalah); por Ibn Hibbán (5790); por At-Tirmidi en Ash-Shamá'il (239); y fue clasificado como auténtico por Al-Albani.
Áhmad (24334) narró que ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo en el día en que los abisinios estaban jugando en la mezquita: “Que los idólatras y los judíos sepan que hay espacio para la diversión en nuestra religión. La religión que se me ha revelado es monoteísta y tolerante”. Clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih al-Yámi’, 3219.
Y hay muchos otros reportes similares. El imam At-Tirmidi (que Allah tenga misericordia de él) incluyó dos capítulos en su libro Shamá'il an-Nabi, uno de los cuales se titula: “Sobre lo que se narró acerca de la sonrisa del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)”. El otro capítulo se titula: “Sobre lo que se narró acerca de la forma en que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía bromear”.
Debemos tener en cuenta de que si un musulmán duerme, juega, o bromea con su familia, y sus intenciones son buenas, será recompensado por ello.
Al-Bujari (4345) narró que Mu’adh Ibn Yabal (que Dios esté complacido con él) dijo: “En mi caso, yo duermo y también me levanto por la noche a rezar, y me refugio en Dios de mi sueño así como me refugio en Dios de levantarme a rezar. Entonces, ¿qué decir del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)?