Alabado sea Dios.
Este grupo fue mencionado tres veces en el Sagrado Corán. El primero de estos versos es (traducción del significado):
“Por cierto que quienes creyeron en los profetas previos, los judíos, los cristianos y los sabeos que hayan tenido fe en Dios y en el Día del Juicio, y hayan obrado rectamente, tendrán su recompensa junto a su Señor, y no temerán ni se entristecerán” (Al-Báqarah, 2:62).
El segundo de estos versos es en el que Dios dijo (traducción del significado):
“Por cierto que Dios juzgará entre los creyentes, los judíos, los sabeos, los cristianos, los adoradores del fuego y los idólatras el día de la Resurrección. Por cierto que Dios es testigo de todas las cosas. ¿Acaso no ves que se prosternan ante Dios quienes están en los cielos y la Tierra, y el Sol, la Luna, las estrellas, las montañas, los árboles, las bestias, y muchos de los hombres? Pero también muchos [de los hombres y genios] merecen el castigo. Y a quien Dios humilla no habrá quien pueda dignificarlo; ciertamente Dios hace lo que Le place” (Al-Hách, 22:17).
Y el tercero dice (traducción del significado):
“Quienes de entre los creyentes, los judíos, los sabeos y cristianos crean en Dios y en el Día del Juicio, y obren con rectitud no temerán ni se entristecerán” (Al-Má'idah, 5:69).
La palabra sábi’ (Sabeo) se deriva en árabe del verbo saba’a, que refiere al acto de abandonar la propia religión y abrazar otra.
At-Tabari dijo: “…‘As-Sabi’ún’, es el plural de sábi’, cuyo significado es “converso”, aquél que ha cambiado de religión, como quien hace apostasía de una religión y abraza otra, o alguien que deja la religión que solía seguir y abraza otra. Los árabes llamaban a tal persona sábi’. Y se ha dicho que en árabe la frase ‘sába’at an-nuyúm’ significa “aparecieron las estrellas”. Ver: Tafsir at-Tabari, 2/145; Lisán al-‘Arab, bajo el título de ‘saba’a’.
Con respecto a sus creencias, Ibn al-Qayím (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “La gente difiere grandemente acerca de ellos, y los imames no estaban seguros sobre ellos, porque no tenían suficiente conocimiento sobre sus creencias y religión. Ash-Sháfi’i (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Son un tipo de cristianos…. Su caso debe examinarse más adelante; si se parecen a los cristianos en asuntos básicos pero difieren en asuntos menores, entonces deben pagar el impuesto al Estado musulmán (yiziah). Pero si difieren de ellos en cuestiones básicas de su religión, entonces no se puede tomar dicho impuesto de ellos”.
Con respecto a los puntos de vista de los rectos predecesores acerca de ellos, Sufián narró de Láiz que Muyáhid dijo: “Son un pueblo que surgió entre los judíos y zoroastrianos, y no tienen religión. En el Tafsir Sabían se narró que Qatádah dijo: “Los sabeos son un pueblo que adora a los ángeles”.
Ibn al-Qayím dijo: “Los sabeos son una gran nación entre los cuales hay tanto gente bendecida como gente condenada, como otras naciones, divididas entre creyentes e incrédulos, porque las naciones anteriores a la llegada del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) eran de dos tipos: incrédulas, cuya gente fue condenada y entre quienes no había nadie bendecido, como los adoradores de ídolos y los hechiceros; y otras que estaban divididas en gente bendecida y gente condenada, es decir, los judíos, cristianos, y los sabeos. Dios ha mencionado a los dos tipos en Su Libro, donde dijo (traducción del significado):
“Por cierto que quienes creyeron en los profetas previos, los judíos, los cristianos y los sabeos que hayan tenido fe en Dios y en el Día del Juicio, y hayan obrado rectamente, tendrán su recompensa junto a su Señor, y no temerán ni se entristecerán” (Al-Báqarah, 2:62).
Y Él dijo algo similar en el capítulo Al-Má’idah. Y en el capítulo Surat al-Hách, dijo (traducción del significado):
“Por cierto que Dios juzgará entre los creyentes, los judíos, los sabeos, los cristianos, los adoradores del fuego y los idólatras el día de la Resurrección. Por cierto que Dios es testigo de todas las cosas. ¿Acaso no ves que se prosternan ante Dios quienes están en los cielos y la Tierra, y el Sol, la Luna, las estrellas, las montañas, los árboles, las bestias, y muchos de los hombres? Pero también muchos [de los hombres y genios] merecen el castigo. Y a quien Dios humilla no habrá quien pueda dignificarlo; ciertamente Dios hace lo que Le place” (Al-Hách, 22:17).
Y no dijo “…aquellos entre quienes creyeron en Dios y en el Último Día, porque Él los mencionó junto con los zoroastrianos y aquellos que adoraban a otros junto a Dios. Por lo tanto mencionó a seis naciones, entre quienes hay dos que están condenadas y cuatro que están divididas en condenados y bendecidos. Cuando Él prometió la recompensa a aquellos que creyeron y realizaron obras rectas, mencionó cuatro naciones y no más. En el verso que habla del juicio entre las naciones, Él incluyó a estas dos naciones con ellas, y en el verso que habla de la recompensa prometida, no los incluye. Así es sabido que los sabeos incluyen tanto creyentes como incrédulos, tanto gente bendecida, como gente condenada.
Esta es una nación antigua que existió antes de los judíos y cristianos, y fueron de diferentes tipos: sabeos que eran monoteístas, y sabeos paganos. Su reino fue Harán, antes del tiempo del Mesías (la paz sea con él). Ellos escribieron libros y tenían conocimiento. Hubo muchos en Bagdad, incluyendo a Ibrahím ibn Hilal as-Sábi’, el autor de Ar-Rasá’il. Él siguió su religión pero ayunó en Ramadán con los musulmanes. La mayoría de ellos eran filósofos y escribieron ensayos famosos que fueron mencionados por los eruditos que escribieron acerca de la filosofía y la religión.
En resumen, ellos no rechazaron a los profetas ni consideraron obligatorio seguirlos. En su punto de vista, quien siguiera a los profetas era bendecido y salvo, y quien siguiera un camino similar al de los profetas por virtud de su propio razonamiento, era también bendecido y salvo, aún si no seguía a los profetas específicamente. En su punto de vista el llamado de los profetas era verdadero, pero no había una ruta específica para la salvación. Ellos creían que el universo tenía un Creador y Sustentador, Sabio y que estaba por encima de toda semejanza con las criaturas, pero muchos de ellos creían que eran incapaces de llegar a Él sin intermediarios, por lo tanto creían que debían acercarse a Él a través de la mediación de los espíritus puros y sagrados que están libres de cualquier elemento físico, y que están por encima del tiempo y el espacio, es decir que fueron creados puros.
Ellos mencionan que solían adorar a estos intermediarios y buscar acercarse a ellos: “Estas son nuestras divinidades e intercesores con Dios, El Señor de Señores, El Dios de dioses”.
Esto es algo que fue narrado por el erudito que estudió la religión y filosofía de los sabeos, y está basado en lo que nos ha llegado de ellos. Pero dentro de esta nación hubo algunos que creyeron en Dios y en Sus nombres y atributos, en Sus ángeles, en Sus mensajeros, y en el Último Día. Y también hubo incrédulos. Hubo algunos que tomaron de la religión de los mensajeros lo que les parecía bien según su propio razonamiento, entonces seguían eso y estaban contentos con eso.
Básicamente, ellos tomaron lo que pensaban que era bueno de otras religiones, y no tomaron a la gente de una sola religión como amigos cercanos ni como enemigos; no favorecieron una religión sobre otra. En su punto de vista, todas las religiones servían a un propósito en este mundo, por lo tanto no tenía sentido luchar los unos contra otros, más bien creían que debían adoptar las cosas buenas de cada uno para perfeccionar la condición humana. Por eso fueron llamados saabi’ín, porque se abstenían de seguir una religión particular. Y por eso más de uno de los rectos predecesores dijo: “No eran ni judíos, ni cristianos, ni zoroastrianos”.
Hay dos tipos de sabeos: los monoteístas (sábi’at al-hunafá'), y los paganos (sábi’at al-mushrikún). Los monoteístas eran aquellos que fueron salvos, y tenían debates entre ellos, y un grupo refutaba el punto de vista del otro. Estos son la gente de Ibrahím, como los judíos fueron la gente de Moisés, y los monoteístas entre ellos eran seguidores de él”.
Ahkám Ahl ad-Dímmah, 1/92-98.
Lo que él mencionó acerca de los sabeos, de que estaban divididos en monoteístas y politeístas, fue confirmado por el shéij Ibn Taimíyah en más de un escrito. Ver: Ar-Rádd ‘ala al-Mantiqiyín, 287-454; 290-458; Minhách as-Sunnah, 1/5. Ver también la discusión del shéij Ibn ‘Aashur sobre este asunto, en su comentario sobre el verso del capítulo Al-Báqarah.