Alabado sea Dios.
Rábi’ah al-‘Adawíyah fue una humilde asceta musulmana, como Ad-Dahabi dijo en As-Siyar (8/241). Abu Sa’íd ibn Al-A’rábi reportó que él dijo:
“La gente transmitió muchas máximas de sabiduría de Rábi’ah al-‘Adawíyah. Sufián, Shu’bah y mostraron reportes que prueban que lo que se había dicho sobre que ella creía en la reencarnación o promocionaba la promiscuidad, no es cierto.
Ad-Dahabi dijo: “Esto es una exageración de los ignorantes. Quizás aquellos que le atribuyeron esto son ellos mismos promiscuos y creyentes en la reencarnación, y están usándola para apoyar su incredulidad, tal como ellos mal utilizaron el reporte “Yo seré el oído con el que el creyente oye”.
No hay reportes de milagros o cosas similares por parte de Rábi’ah al-‘Adawíyah: sólo hay reportes de sus palabras, de su ascetismo y de su sabiduría, tal como cuando ella le dijo a Sufián az-Záwri: “Tú estás sólo unos pocos días, y cuando pase un día una parte de ti se habrá ido. Pronto, cuando una parte de ti se haya ido, te habrás ido completamente. Tú sabes esto; por lo tanto, actúa en consecuencia…”.
Otro ejemplo de las cosas que ella dijo es: “Busco perdón de Dios por las carencias de mi sinceridad cuando digo que busco el perdón de Dios”.
‘Abdah bint Abi Shawwál, que fue una de las mejores servidoras de Dios y quien solía servir a Rábi’ah, dijo: “Rábi’ah solía rezar toda la noche, y justo antes de la aurora, tomaba una pequeña siesta hasta que llegaba la aurora. Cuando se despertaba, yo la oía decir asustada: “Oh, alma mía, ¿cuánto dormirás? ¿Cuán largo será tu sueño? Pronto dormirás un sueño del cual no te despertarás hasta el Día de la Resurrección”. Y así hizo toda su vida, hasta que falleció”.
Se ha dicho que ella vivió ochenta años, y que falleció en el año 180 después de la Emigración. Ver: Shadarát ad-Dahab, 1/193; Sifat as-Safwah, 4/27.