Alabado sea Dios.
Lo que está prescripto en la ley islámica es que le aconsejes y le señales qué es lo correcto, y lo animes a cumplir con la confianza que se le entregó. Si él rehúsa, entonces debes remitir el asunto a la gente apropiada, porque Dios dijo (traducción del significado):
“Ayúdense unos a otros en la rectitud y la piedad” (Al-Má’idah, 5:2).
Y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
“La religión es sinceridad”, y lo repitió tres veces. Le preguntaron: “¿Con quién, Mensajero de Dios?”, y él respondió: “Con Dios, con Su Libro, con Sus mensajero, con los líderes de los musulmanes, y con la gente en general”.
Y Allah es la Fuente de toda fuerza.