Alabado sea Dios.
El Islam es la religión de la misericordia y la benevolencia, la religión de la tolerancia y la tranquilidad. Allah no sobrecarga con más peso del que se puede soportar. Cualquiera sea el bien que haga, será recompensado por él, y cualquier maldad que realice, deberá cargar con el peso de ese pecado, tal como dice Allah en el Corán (interpretación de significado):
“Allah no exige a nadie por encima de sus posibilidades. Según hayan sido sus obras, éstas resultarán en su favor o en su contra.”
[2:286]
Allah ahorró a los musulmanes de sufrir cualquier dificultad u opresión debido a alguno de sus mandatos. Dice el Corán (interpretación de significado):
“Y luchad por la causa de Allah con sinceridad. Él os eligió [para que sigáis Su religión] y no os prescribió nada que no podáis cumplir”
[22:78]
Cada pecado que un musulmán comete, ya sea porque es forzado a hacerlo, porque se olvida o porque incurre en un error, será perdonado por Allah, como dice el Corán (interpretación del significado):
“¡Señor nuestro! No nos castigues si nos olvidamos o nos equivocamos.”
[2:286]
El musulmán deberá dar cuenta de las acciones cometidas en forma deliberada, y no de lo realizado por error, como dice Allah en el Corán (interpretación de significado):
“Y no será considerado un pecado si os hubiereis equivocado [o ignorado que ello no era correcto], pero sí en caso de que lo hiciereis intencionadamente”
[33:5]
Allah es benévolo y misericordioso. El envió a Muhammad (la paz y bendiciones de Allah sea con él) con monoteísmo tolerante y accesible:
“Allah desea facilitaros las cosas y no dificultárosla...”
[2:185]
El Profeta (la paz y bendiciones de Allah sean con él) dijo: “La religión es muy accesible y quien se sobre exija en su religión no será capaz de continuar su camino. No se extralimiten, tratad de estar cerca de la perfección y así recibir las buenas nuevas de que serán recompensados”. (Narrado por al-Bujari, 39).
El demonio (Shaytaan) es el peor enemigo del hombre. Él le hace olvidar el recuerdo de su Señor (dhikr) y hace del pecado algo atractivo, como dice Allah en el Corán (interpretación del significado):
“Satanás les sedujo y les hizo olvidar el recuerdo de Allah. Éstos son los secuaces de Satanás. ¿Acaso no son secuaces de Satanás los perdedores?”
[58:19]
Lo que nuestro propio ego (nafts) maquine es perdonado por Allah. El Profeta (la paz y bendiciones de Allah estén con él) dijo: “Allah ha perdonado a mi nación los pensamientos que cruzan por la mente, mientras esos pensamientos no sean pronunciados o llevados a cabo.” (Narrado por un Muslim, 127)
Quien cometa un pecado y sea encubierto por Allah, no debe hacer públicos sus pecados, porque El Profeta (la paz y bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Toda mi nación será aceptada, excepto aquellos que cometan pecados en público”. (Narrado por Muslim, 2990).
Si una persona comete un pecado y luego se arrepiente, Allah aceptará su arrepentimiento, dice Allah en el Corán:
“Cuando se presenten ante ti aquellos que creen en Nuestros signos diles: ¡La paz sea con vosotros! Vuestro Señor ha decretado que Su misericordia esté por encima de Su ira. Quien de vosotros cometa una falta por ignorancia, y luego se arrepienta y enmiende, [sepa] que ciertamente Él es Absolvedor, Misericordioso”.
[6:54]
Allah es generoso y benévolo, Él multiplica las recompensas por buenas acciones y perdona las malas acciones, tal como El Profeta (la paz y bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Allah ordenó a los ángeles escribas que tanto las buenas como las malas acciones sean registradas, luego aclaró lo siguiente: Si alguien intenta realizar una buena acción y no la hace, Allah le registrará una buena obra completa; y si intenta realizar una buena acción y logra hacerla, entonces Allah le registrará de diez buenas acciones hasta setecientas, o incluso mucho más. Si alguien intenta realizar una mala acción y no la lleva a cabo, entonces Allah le registrará una buena obra completa; y si intenta hacer una mala acción y la lleva a cabo, entonces Allah le registrará una mala acción solamente”. (al-Bujari, Kitaab al-Raqaa’iq, 81).