Alabado sea Dios.
Esto no es pronunciar la intención, porque si quien ofrece el sacrificio dice “Esto es a mi nombre y a nombre de la gente de mi casa”, él está afirmando lo que tiene en su mente. No dice: “Dios nuestro, quiero ofrecer un sacrificio”, como se diría en el caso de que alguien quiera pronunciar su intención. La intención ya estaba allí, desde el momento en que trajo el animal, lo apoyó en el suelo y lo sacrificó, por lo tanto su intención ya estaba formada”. Fin de la cita.