Alabado sea Dios.
No hay nada de malo en que un hombre o una mujer den su zakah a un hermano, una hermana, un tío paterno, una tía paterna o un pariente pobre. De hecho, darles zakah es un acto de caridad y una acción para mantener los lazos familiares, porque el Profeta (paz y bendiciones sean con él) dijo: “La caridad dada a los pobres es caridad, y la caridad dada a un pariente es caridad y también cuidado de los lazos familiares”. (Narrado por el Imam Ahmad, No. 15794; an-Nasai, No. 2582).
Quedan excluidos los padres y aquellos en la línea directa de ascenso, y los hijos, hombres, mujeres y aquellos en la línea directa de descenso. No se les da zakah aunque sean pobres porque se está obligado a gastar en ellos de la riqueza propia, si se puede y si no hay nadie más que tenga la capacidad de hacerlo.
Y Dios sabe mejor.