Alabado sea Dios.
Entre las cosas inventadas que han aparecido en algunas sociedades musulmanas son las celebraciones que conmemoran a los muertos, especialmente a los eruditos. Estas celebraciones tienen lugar en el aniversario del fallecido y pueden extenderse hasta un año o más después de fallecido.
Estas celebraciones varían de forma de una persona a otra. Si se trataba de una persona común o alguien de quien se pensaba que tenía conocimiento aunque fuera ignorante, en el cuarentavo día después de que falleció, su familia conmemora su muerte, llamándolo “al-arba’ín” (los cuarenta). Reúnen a la gente en un salón o en la casa del fallecido y traen recitadores del Corán para recitarlo, preparan una comida similar a la de un casamiento, adornan el lugar con luces y muebles confortables. No hay duda de que esto es haram, porque implica gastar el dinero del fallecido para propósitos ilegítimos. No le trae ningún beneficio al fallecido y resulta una pérdida para la familia. Este es el caso si no hay entre los herederos alguien que sea demasiado joven para hacerse cargo de la herencia, entones, ¡qué pensar si hay alguien como él entre ellos! A veces financian eso a través de un préstamo que incluye la usura (riba), lo que en Occidente llaman amablemente “cobro de intereses”. Buscamos refugio en Allah de Su Ira. (al-Ibdá’, p. 228).
Ibn al-Qayím al-Yawzíyah (que Allah esté complacido con él) dijo: “Una de las cosas que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) enseñó, fue ofrecer condolencias a la familia del fallecido, pero no es parte de sus enseñanzas realizar reuniones de duelo y leer el Corán para el fallecido, ya sea es ante la tumba o en otro lugar. Todo esto es una innovación censurable (bid’ah)”. Zaad al-Ma’ád, 1/527.
‘Ali Mahfúd (que Allah esté complacido con él) dijo: “Lo que la gente hace actualmente, de ofrecer comida a quienes vienen a ofrecer sus condolencias y realizar grandes gastos durante las noches de duelo, como los viernes o el cuarentavo día del fallecimiento (al-arba’ín), todo esto es una innovación (bid’ah) que va contra el ejemplo del Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y de sus sucesores rectos (los sálaf)”. Al-Ibdá’, p. 230.
Esta celebración o conmemoración es un invento y una innovación, algo que no fue reportado del Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) ni de sus compañeros (que Allah esté complacido con ellos), ni de ninguno de sus sucesores rectos (que Allah tenga misericordia de ellos). La Tradición (Sunnah) en este caso es preparar comida para la familia del fallecido y enviársela, no que preparen la comida e inviten a la gente a comer. Cuando llegaron noticias de la muerte de Ya’far ibn Abi Tálib (que Allah esté complacido con él), el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Preparen comida para la familia de Ya’far, porque ha sucedido algo que los preocupará”. Narrado por Áhmad en su Musnad, 1/205. También narrado por Abu Dawud en su Sunan, 3/497, Kitab al-Yaná’iz, hadiz No. 3132. También narrado por at-Tirmidhi en sus Sunan, 2/234, Abwáb al-Yaná’iz, hadiz No. 1003; él dijo que es bueno y auténtico. También narrado por Ibn Máyah en sus Sunan, 1/514, Kitab al-Yaná’iz, hadiz No. 1610. También narrado por al-Hákim en al-Mustádrak, 1/372, Kitab al-Yaná’iz; dijo, “es un reporte cuya cadena de transmisión es auténtica, aunque (al-Bujari y Muslim) no lo narraron”, y ad-Dhahábi acordó con él en su Taljís.
Yarír Ibn ‘Abd Allah al-Bajali dijo: “Solíamos considerar el reunirse con la familia del fallecido a comer una forma de lamentarse”. Narrado por Ibn Máyah en sus Sunan, 1/514, Kitab al-Yaná’iz, hadiz No. 1612. Al-Busairi dijo en Zawá’id Ibn Máyah (2/35): “Este reporte tiene una cadena de transmisión auténtica; los narradores de la primer cadena cumplen las condiciones de al-Bujari (las más estrictas entre los narradores de reportes), y los narradores de la segunda cadena de transmisión cumplen con las condiciones de Muslim”.
Pero si la persona cuya muerte se conmemora fue un erudito, en el aniversario de su muerte, uno o dos años después, ellos realizan celebraciones especiales. Un grupo de investigadores se ponen de acuerdo para escribir acerca de su vida y su carácter, o en la forma que lo escribirán y todo lo que tiene que ver con él, entonces presentan la investigación en ese día, publican su libro, o el más importante y famoso entre ellos, y son distribuidos en los mercados para conservar su memoria viva, o así dicen ellos, y para dar a conocer los esfuerzos que hizo y darlos a conocimiento público, etcétera.
Si fue un rey, gobernante o presidente, se celebra esta ocasión y el mayor de quienes son presentados habla de su legado y trabajo en el gobierno, se publican algunos libros acerca de él para esta ocasión. Algunos suelen ir a su tumba y recitar súplicas, o recitar al-Fátihah por su alma, todo lo cual es una innovación para la cual Allah no ha revelado ninguna autorización.
No hay nada malo en sí con publicar un libro sobre un erudito, escribir su biografía o acerca de su metodología, ni con imprimir sus libros. Estas cosas deben hacerse si es pertinente y su conocimiento lo merece. Pero eso no debe hacerse específicamente a cierto tiempo, ni ser acompañado de celebraciones, festivales ni discursos, etc. Lo mismo se aplica a los reyes y gobernantes.
Las celebraciones sostenidas para conmemorar la muerte de los eruditos, gobernantes u otras personas, son una innovación, y lo expuesto es suficiente para condenar eso.
No hubo nadie que tuviera más conocimiento que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), y no hubo nadie cuya convocatoria al Islam fuera mejor que la suya. Ninguno tuvo un estatus más noble o más alto rango que el que él tuvo (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), porque él es lo mejor de la creación. Todo esto, a pesar de que sus compañeros no conmemoraron su muerte, aún cuando ninguna persona ha sido más querida que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) ni amada por sus compañeros (que Allah esté complacido con ellos) ni por sus sucesores rectos (que Allah tenga misericordia de ellos). Si hubiera habido algún beneficio en hacer todo eso, ellos lo habrían hecho antes que nosotros.
Respetar a los eruditos no se logra haciendo celebraciones en su memoria, se consigue esforzándose en beneficiarse de las cosas que ellos han escrito, publicándolo, leyéndolo y comentándolo.
Esto se aplica si un erudito merece tal cosa, si ha vivido su vida de acuerdo a la manera de los sucesores rectos del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), se mantuvo al margen de las sectas desviadas y de las influencias de Occidente.
La memoria y narraciones de los eruditos entre los rectos sucesores (sálaf) y aquellos que vinieron después, el conocimiento que ellos expusieron a la gente, ha sido preservado. Un erudito puede haber muerto y partido de este mundo, pero su conocimiento permanece y pasa a través de la gente de una generación a la otra.
A causa del beneficio que la gente encuentra en su conocimiento, rezan por misericordia para ellos y para que puedan ser recompensados. Esta es la mejor forma en la cual su memoria puede permanecer viva.
Pero organizando celebraciones en su memoria, buscando bendiciones al visitar los lugares donde ellos vivieron y enseñaron, en sus reliquias, circundando sus tumbas, todo esto es bid’ah (innovación), algunas de las cuales pueden alcanzar el grado de idolatría (shirk). Buscamos refugio en Allah de eso.
Si estos eruditos, cuyas memorias son celebradas y de quienes la gente busca obtener bendición visitando los lugares donde vivieron y enseñaron, vivieran todavía, denunciarían tales cosas que son hechas en su nombre.
Pero algunos musulmanes han sido desviados por sus propios deseos, caprichos, por el Shaitán (Satanás) y por aquellos que defienden las innovaciones por propósitos mundanos o para ganar liderazgo sobre la gente. Entonces se han deslizado en el laberinto de las innovaciones, de las cuales no hay otro escape que retornar al Libro de Allah y a la Tradición de Su Mensajero (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), aferrarse a ella, a lo que los eruditos de esta comunidad han acordado, y abandonar los asuntos inventados en la religión, que son una maldad en sí mismas, encierran grandes pesares y desastres para la comunidad.
Le pedimos a Allah que nos guíe a nosotros y a ellos al Camino Recto, el camino de aquellos de quienes Allah está complacido, los profetas, los justos, los mártires y los rectos. Que Él nos mantenga apartados del camino de aquellos que se han atraído Su ira y de quienes se han desviado, porque Él es Capaz de todas las cosas.