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Alabado sea Dios.
Embellecer nuestra voz al recitar el Sagrado Corán es algo prescripto en la ley islámica que fue encomendado por el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) escuchó en una oportunidad la voz de Abu Musa al-Ash’ari y le gustó, y le dijo: “Se te ha dado una voz melodiosa como la del Profeta David”. Narrado por Muslim, Salat al-Musafirín, 793.
Tomando en cuenta esto, si el imam de una mezquita imita la voz de otro musulmán que tiene una bella voz para embellecer de esta forma su recitación, esto es algo encomiable, porque moviliza y conmueve a los orantes y los anima a rezar detrás de él, y hace que se concentren mejor poniendo atención a la recitación. Dios concede Su generosidad a quien Él quiere, y Él es el Poseedor de la mayor generosidad.