Alabado sea Dios.
En primer lugar, permítenos decirte que estamos muy felices de recibir tu carta y alabamos a Dios, glorificado y exaltado sea, por haberte permitido ser tan apegada a tu religión y aferrarte a las órdenes de Dios y tener la paciencia de enfrentar semejantes adversidades a causa de eso. Dios, glorificado y exaltado sea, ordenó a Sus servidores ser pacientes y perseverar, y ser firmes en ello y obedecerle, no importa qué tengamos que afrontar. Dios, glorificado y exaltado sea, dijo (traducción del significado):
“¡Oh, creyentes! Tened paciencia, sed perseverantes, proteged vuestro territorio de los enemigos y temed a Allah para que tengáis éxito” (Ali ‘Imrán 3:200).
“A quienes luchen denodadamente por Nuestra causa les afirmaremos en Nuestro camino. Ciertamente Allah está con los benefactores” (al-‘Ankabut, 29:69).
Debes comprender que lo que sea que enfrentes por hacer lo que Dios te ha encomendado como actos de culto y deberes obligatorios, como usar el velo, todo esto es por la causa de Dios, y hacer frente a todos estos problemas y prejuicios es la mejor forma de paciencia que Dios encomendó a Sus servidores: la paciencia en obedecerle y en afrontar la resistencia, persecuciones y adversidades que uno pueda sufrir por causa de su religión y su apego a ella. Dios, glorificado y exaltado sea, nos ha dicho que Su Mensajero anunció a su gente que deben permanecer firmes en el camino al que Dios les ha guiado, no importa lo que les suceda ni la reacción de la gente:
“En verdad nosotros nos encomendamos a Allah, pues Él nos ha guiado por Su sendero [recto], y seremos pacientes ante vuestras hostilidades; y es a Allah que deben encomendarse quienes en Él confían.” (Ibrahím, 14:12).
En un reporte, se narró que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Por delante tienen días en que la paciencia será como acariciar carbones encendidos, y quien realice buenas obras tendrá la recompensa de cincuenta hombres que hicieran obras como las suyas”. Alguien dijo: “Oh, Mensajero de Dios, ¿la recompensa de cincuenta de ellos?”. Él respondió: “La recompensa de cincuenta de ustedes”. Narrado por Abu Dawud, 4343; clasificado como qawíy por al-Albani.
Piensa acerca de este ejemplo viviente de aquellos que vinieron antes que nosotros, su entusiasmo para obedecer al Señor del Universo y cómo ellos enfrentaron las dificultades y el horror para lograrlo.
Se narró que Jabbáb ibn al-Arátt dijo: “Nos quejamos al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) cuando él estaba reclinado sobre su capa, a la sombra de la Ka’bah. Le dijimos: “¿Por qué no le pides a Dios que nos haga prevalecer? ¿Por qué no haces súplicas por nosotros?”. Él respondió: “Entre aquellos que vinieron antes de ustedes, un hombre era tomado y enterrado en un agujero, luego ponían un serrucho en su cabeza y lo cortaban en dos piezas, y ni siquiera eso hacía que se apartara de su religión. Y usaban un peine de hierro para rasgar su carne hasta los huesos y tendones, pero esto todavía no hacía que se apartara de su religión”. Narrado por al-Bujari, 3612.
Con respecto a tu madre, su caso es muy extraño y muy triste. En lugar de ser un ejemplo como madre para su hija y aferrarse a la religión, se ha convertido en lo que tú describes. Verdaderamente, a Dios pertenecemos y ciertamente a Él retornaremos. Le pedimos a Dios que la guíe hacia Su religión, que abra su corazón a ella y que te proteja de su maldad.
Mantente alerta para que la necedad de tu madre no te impida seguir la religión de Dios, glorificado y exaltado sea, o te aparte de Su camino. Su ira contigo por obedecer a Dios no importa, porque la obediencia a Dios toma precedencia sobre la obediencia a cualquier otra criatura, incluso los padres. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “No hay obediencia a ninguna criatura creada si implica un pecado; más bien, la obediencia es sólo en aquellos asuntos correctos y apropiados”. Narrado por al-Bujari, 7257; Muslim, 1840. Y él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) también dijo: “No hay obediencia a ninguna criatura si implica desobediencia al Creador, glorificado y exaltado sea”. Narrado por Áhmad, 1098.
En tercer lugar, si no eres capaz de ofrecer las oraciones o de seguir alguna otra orden de Dios, o mantenerte apartada de algo que Dios ha prohibido excepto diciéndole mentiras a tu madre, no hay pecado sobre ti, si Dios quiere, por decir estas mentiras, aunque sería mejor que encuentres la forma de emplear ‘dobles sentidos’ en tu discurso y tus respuestas, es decir, responderle cosas que la tranquilicen y eviten que te agreda, cuando detrás de lo que dices hay un significado que es correcto pero que mantienes oculto. Por ejemplo, si ella pregunta “¿Estuviste rezando?”, tú puedes contestarle “No”, pero en tu corazón puedes tener la secreta intención de decir que no rezaste la oración del Tarawih (que se reza en Ramadán), por ejemplo; o que no rezaste durante la noche, o que no rezaste poco, o que no rezaste más que las oraciones obligatorias, etc.
Con respecto a usar el velo, intenta convencerla de que esto es una orden de Dios y que es tu elección y que tienes derecho a eso, y esfuérzate duro en evitar que te perjudique o agreda tanto como puedas. Busca la ayuda de Dios para que la guíe y te mantenga a salvo de ella.
En tercer lugar, al viajero se le permite una concesión o licencia de viaje, que incluye ofrecer las oraciones de cuatro rak’as (las oraciones del mediodía, de la tarde y de la noche; dúhr, ‘asr e ‘ishá’), realizando solamente dos rak’as por cada una. Esto te facilitará rezar cuando estés con tu madre, porque el tiempo necesario para rezar sólo dos rak’as es considerablemente más corto que el necesario para rezar cuatro.
Otra concesión dada al viajero es que puede juntar dos oraciones, entonces puede rezar la oración del mediodía y la de la tarde juntas una seguida de la otra, primero dos rak’as de la del mediodía y luego otras dos de la de la tarde. Esto puede hacerse en el tiempo de la primera, ofreciendo ambas oraciones al tiempo de la del mediodía, antes de que el horario para la oración de la tarde comience, o puede hacerse en el horario de la oración posterior, entonces no se reza la oración del mediodía en su horario, y se la posterga hasta que comience el horario de la oración de la tarde, y luego se realizan las dos oraciones juntas.
De la misma forma, la oración del ocaso (mágrib) se puede juntar con la oración de la noche (‘ishá’) pueden rezarse juntas en el horario de la primera o de la segunda, pero la oración del ocaso no puede acortarse; se deben ofrecer tres rak’as, como es usual.
Con respecto a la oración del alba, debe ofrecerse como es usual, con dos rak’as y entre el momento en que despunta el alba hasta que sale el sol.
Esto de unir las oraciones será de mucha utilidad para ti, porque puedes elegir el tiempo en que tu madre no está prestando atención o está ocupada con otra cosa, o puedes darle la impresión de que has ido al baño, o puedes rezar cuando se detienen para un descanso, lejos de ella, o después de que llegues a destino, si vas a arribar antes de que el período de la segunda oración termine.
Consulta también las respuestas a las preguntas No. 82658, 105109, 38079.
Finalmente, te aconsejamos mantenerte firme en tu obediencia a Dios y aferrarte a lo que a Él le complace; siempre recuerda a Dios y lee Su Libro, para que tu mente y tu corazón estén en paz y puedas incrementar tu guía y conocimiento. Esfuérzate duro en aprender las normas del Islam y en apegarte a ellas tanto como puedas, hasta que Dios te garantice un camino de salida y el alivio de la situación por la que estás pasando.
Y Allah sabe más.