Alabado sea Dios.
El nombre completo de al-Hallách era Al-Husein Ibn Mansur al-Hallách, también fue conocido como Abu Mugiz o Abu ‘Abdallah. Creció en Wásid, y también se ha dicho que en Tastar, y se puso en contacto con grupos sufíes que incluían a Sáhl al-Tastari, al-Iunaid, Abu al-Hasan al-Nuri y otros.
Viajó a muchos lugares, incluyendo La Meca, el Jorasán y la India. Finalmente se asentó en Bagdad donde fue asesinado.
Fue considerado por algunos un ilusionista y un charlatán que engañaba a la gente ignorante. Otros consideraron que era uno de los más grandes santos y amigos de Dios.
Muchos de los orientalistas europeos sienten simpatía hacia él, pues sus creencias estaban de alguna forma más cercanas a las del cristianismo, y él predicó un mensaje similar. Fue ejecutado en Bagdad en el 309 después de la Emigración, acusado de incrédulo y hereje.
Los eruditos de su tiempo, al conocer las palabras de Al-Hallách, estuvieron de acuerdo en que sus declaraciones eran propias de un incrédulo. A continuación siguen algunas cosas que se le atribuyen haber dicho:
1 – Él aseguraba ser un profeta, y según algunos aseguraba también ser Dios. Y solía decir cosas como “Yo soy Dios”. Le ordenó a su hijastra que se postrara ante él. Ella le habría dicho: “¿Debería postrarme ante otro que ante Dios?”. Y según dicen, él respondió: “Hay un Dios en los cielos y hay un Dios en la Tierra”.
2 – Creía en la reencarnación y en que el ser humano tenía una esencia divina, como también que Dios había encarnado en él, y que él y Dios se habían vuelto uno. Esta creencia es bastante cercana a lo que creen los cristianos acerca de Jesús (la paz sea con él), quienes creen que Dios encarnó en Jesús. Al-Hallách habló de la naturaleza divina y humana en términos muy similares a los del cristianismo.
Compuso poesía, algunos de cuyos versos decían:
“Gloria a Aquel en cuya forma humana se manifestó el secreto de Su divinidad
Luego Él surgió en medio de Su creación en la forma de alguien que come y bebe”.
Cuando Ibn Hanif oyó estas líneas, dijo de él: “Que Dios maldiga a quienes dicen tales cosas”. Cuando supo que Al-Hallách había compuesto ese poema, exclamó: “Si esto es lo que él cree, entonces no es musulmán”.
3 – Se dice que escuchó un verso del Sagrado Corán y dijo: “Yo soy capaz de componer algo como eso”.
4 – Otro de sus versos decía:
“La gente tiene diferentes creencias acerca de Dios, y yo creo en todo lo que ellos creen”.
Estas palabras implican de alguna forma que él aprobaba igualmente las creencias monoteístas como las creencias de los paganos, de los idólatras y de los panteístas. La idea en sí misma es contradictoria y es difícil imaginarse semejante cosa puesto que todas estas creencias se contradicen entre sí; ¿cómo podría alguien creer al mismo tiempo que Dios es único y que no lo es?
5 – Hizo algunas afirmaciones en las cuales negaba pilares y principios básicos del Islam.
6 – Él solía decir que las almas de los profetas habían reencarnado en los cuerpos de sus compañeros y estudiantes. Entonces le decía a uno de ellos “Tú eres Noé”, y a otro “Tú eres Moisés”, y a otro “Tú eres Muhámmad”.
7 – Cuando fue llevado para ser ejecutado le dijo a sus compañeros “No se preocupen acerca de esto, porque volveré a ustedes en 30 días”. Fue ejecutado, y nunca más se volvió a saber de él.
Como afirmamos antes, los eruditos de su tiempo estuvieron de acuerdo en que era un incrédulo y un hereje, y sus prédicas hicieron que las autoridades lo apresaran y lo condenaran a ser ejecutado en Bagdad, en el 309 después de la Emigración. Igualmente, la mayoría de los musulmanes sufíes lo denunciaron y se negaron a considerarlo un sufi. Entre quienes lo denunciaron estuvo Al-Yunaid, y ciertamente Al-Hallách no fue mencionado por Abu al-Qasim al-Qushairi en un libro que escribió en el cual enlistaba a la mayoría de los sheijs de los sufíes.
Fue Al-Qadi Abu ‘Umar Muhámmad Ibn Yusuf al-Máliki (que Allah tenga misericordia de él) quien convocó un concilio para discutir las afirmaciones públicas de Al-Hallách, y fue este concilio el que lo sentenció a ser ejecutado. Ibn Kazír dijo de Al-Qadi Abu ‘Umar: “Convocar el concilio que decidió la ejecución de Al-Hallách fue una de las decisiones más correctas y valientes de Al-Qadi”. Fin de la cita de Al-Bidáyahwa al-Niháyah, 11/172.
El shéij Ibn Taimíyah dijo:
“Quien sostenga las creencias que Al-Hallách hizo públicas y esté de acuerdo con aquellas afirmaciones por las cuales fue ejecutado, no puede decirse que sea un musulmán, de acuerdo al consenso de los musulmanes. Todas estas creencias que él intentó predicar entre los musulmanes son una negación y una burla de la fe monoteísta, tales como afirmar ‘yo soy Dios’ o decir que hay un Dios en la Tierra y otro en el cielo. Al-Hallách realizó numerosas demostraciones de magia e ilusionismo, incluso hay algunos libros sobre el tema que le fueron atribuidos a él.
En conclusión, no hay disputa entre los sabios del Islam acerca de que la creencia de que la divinidad encarna en seres humanos, o que los seres humanos tienen una naturaleza divina, o que el ser humano es Dios, son creencias propias de los incrédulos y los idólatras”. Fin de la cita de Maymu' al-Fatáwa, 2/480.
Él también dijo:
“No conocemos ninguno de los imames de los musulmanes que haya elogiado a Al-Hallách, ni entre los eruditos ni entre los shéijs. Mucha gente habla de él sin saber, cuando muchos eruditos se abstuvieron de opinar porque no lo conocían bien”. Fin de la cita Maymu' al-Fatáwa, 2/483.
Para más información, consulta por favor Historia de Bagdad (Tarij Bagdad), por Jatib al-Bagdadí, 8/112-141; Al-Muntázam, por Ibn al-Yawzí, 13/201-206; Siyar A’lám al-Nubalá’, por Ash-Shihabi, 14/313-354; Al-Bidayah wa al-Nihayah, por Ibn Kazír, 11/132-144.
Que Dios nos guíe a todos hacia el camino recto.
Y Allah sabe más.