Alabado sea Dios.
La mayoría de los juristas sostienen que si el musulmán puede pronunciar el árabe, no debe recitar las oraciones como el takbir (Alláhu Ákbar) en otras lenguas. La evidencia para esto es que los textos se revelaron con una redacción particular, y el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no los enseñó en otra lengua que en árabe.
Pero si el no árabe es incapaz de pronunciar el árabe, entonces de acuerdo a la mayoría de los juristas es permisible que pronuncie estas oraciones traducidas a su idioma, de acuerdo a los juristas sháfi’is y hánbalis, no importa qué idioma sea. El takbir es rememorar a Dios, y Dios puede ser invocado y rememorado en cualquier idioma.
Hay sin embargo alguna controversia sobre si las oraciones que son parte obligatoria dentro de la oración, como el tasháhhud, qunut, las súplicas, y las conocidas como tasbihat durante la inclinación y la postración, pueden ser pronunciadas en otras lenguas.
Con respecto al Sagrado Corán, la mayoría dice que no es permisible recitarlo en ninguna otra lengua excepto el árabe. La evidencia para esto es el verso (traducción del significado):
“Y ciertamente lo hemos revelado en clara lengua árabe para que reflexionéis” (Yusuf, 12:2).
El Sagrado Corán es milagroso tanto en su redacción como en su significado, y buena parte de la dimensión de su milagro se perdería durante la traducción. De hecho muchas traducciones no son más que interpretaciones. Ver Al-Mawsu’ah al-Fiqhíyah, parte 5, A’yámi.
Ibn Qudamah (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Sección: No es correcto leerlo en otra lengua excepto el árabe, o sustituir algunas palabras por otras aunque sea en árabe, ya sea que la persona sepa lengua árabe o no, porque Dios dijo (traducción del significado):
“Y ciertamente lo hemos revelado en idioma árabe para que reflexionéis” (Yusuf, 12:2).
Y también:
“Es una revelación en árabe puro” (Ash-Shu’ará', 26:195).
El Sagrado Corán es un milagro, tanto en su redacción exacta como en su significado. Pero si fuera cambiado (o traducido) ya no tendría estas cualidades intactas, ya no sería el Corán, ni siquiera algo como él. Sería sólo una interpretación, y si la interpretación fuera igual al Corán mismo entonces los exégetas habrían logrado lo que Dios afirmó que nadie podría, que es producir un texto semejante al Corán.
Si un musulmán no puede recitar correctamente el árabe, entonces debe aprender. Si no aprende cuando es capaz de hacerlo, sus oraciones no serán válidas. Si no es capaz de aprender, o no tiene tiempo suficiente, y sabe sólo un verso de Al-Fátihah, entonces debe repetir el verso que sabe siete veces. Si puede recitar más que eso, entonces debe repetirlo tanto como sea necesario para que su largo equivalga al de Al-Fátihah, o puede reponerlo recitando otro verso. Si sabe algunos versos no debe repetirlos, puede recitar otro en su lugar, porque el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) enseñó a quien no sabía recitar el Corán bien, a que diga ‘al-hámdulilláh’ (Alabado sea Dios), que forma parte de un verso, pero no le ordenó repetirlo.
Si ha memorizado algo del Corán, debe recitar lo que pueda, y no debe hacer nada más, a causa del reporte compilado por Abu Dawud, narrado por Rifá’ah ibn Ráfi’, quien dijo que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Cuando se levanten a rezar, si saben algo del Corán, recítenlo, o de otra forma digan ‘al-hámdulilláh’ (alabado sea Dios) y ‘la iláha ílla Allah’ (no hay más divinidad que Dios), y ‘Alláhu Ákbar’ (Dios es el Más Grande)”.
Esto es similar al mensaje del Corán, y es más apropiado que otras palabras. También debe recitar tanto como sea necesario para que tenga el largo equivalente al capítulo Al-Fátihah.
Si no puede recitar nada del Corán, debe decir ‘Subhana Allah, wa al-hámdu lilláh, wa la iláha ílla Allah, wa Alláhu Ákbar, wa la háwla wa la qúwata ílla billáh’ (Glorificado sea Dios, alabado sea Dios, no hay más divinidad que Dios, Dios es el Más Grande, no hay poder ni fuerza excepto en Dios).
Abu Dawud reportó que un hombre llegó a ver al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y le dijo: “No puedo aprender nada del Corán. Enséñame algo que me alcance”. Y él le respondió: “Di:…” y le enseñó la oración antes detallada.
Y Allah sabe más.