Alabado sea Dios.
En primer lugar, Dios ha prescripto el ayuno por grandiosas e importantes razones. Una de ellas es que el musulmán alcance la piedad. Dios dijo (traducción del significado):
“¡Oh, creyentes! Se os prescribió el ayuno al igual que a quienes os precedieron para que alcancéis la piedad” (Al-Báqarah, 2:183).
La piedad en este contexto significa obedecer a Dios en aquello que nos ha ordenado, y evitar aquello que Dios nos ha prohibido.
El musulmán que está ayunando debe realizar ciertos actos de culto, y evitar cosas que se le han prohibido. Los pecados ya son suficientemente malos cuando son cometidos por cualquiera, pero son más incomprensibles cuando son cometidos por un ayunante. Por eso el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien no abandone la mentira, la hipocresía y la actitud necia e ignorante, Dios no tiene necesidad de que abandone la comida y la bebida”. Narrado por al-Bujari, 6057. Consulta también las preguntas No. 37989 y 37658.
Ibn Juzaimah, Ibn Hibbán y Al-Hákim, narraron que Abu Hurairah (que Dios esté complacido con él) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “El ayuno no significa solamente abandonar la comida y la bebida, sino que significa también abandonar el chismorreo y el discurso obsceno”. Clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih at-Targíb wa at-Tarhíb, 1082.
‘Umar ibn al-Jattáb y ‘Ali ibn Abi Tálib (que Dios esté complacido con ellos) dijeron: “El ayuno no significa abandonar sólo la comida y la bebida, sino también las mentiras, la falsedad y los rumores”.
Yábir ibn ‘Abd Allah dijo: “Si ayunas, entonces bloquea tus oídos y tu lengua a la mentira y el pecado; no abuses de quienes son más débiles que tú, y pasa el día tranquilo y con dignidad. No permitas que el día que ayunas sea igual que el día que no ayunas”.
Se narró que Taliq ibn Qais dijo: “Abu Darr dijo: “Cuando ayunas, sé tan cuidadoso como puedas”.
Cuando Taliq estaba ayunando sólo salía de su casa para rezar.
Cuando Abu Hurairah y sus compañeros (que Dios esté complacido con ellos) ayunaban, se quedaban en la mezquita y decían “Estamos manteniendo puro nuestro ayuno”.
Ver: Al-Muhálla, 4/305.
Los eruditos han afirmado que los ayunantes deben ayunar con sus ojos, no mirando nada que no sea permisible; con su lengua, no diciendo obscenidades, no difamando a nadie, y no diciendo mentiras.
El creyente debe tratar de aprovechar este mes bendito, en el cual las puertas del Infierno se cierran y los demonios son encadenados dentro, las puertas del Paraíso se abren y los ángeles convocan a los ayunantes diciendo: “¡Oh, buscadores del bien, persistid! ¡Oh, buscadores del mal, desistid!”, arrepintiéndose sinceramente de todos sus pecados y buscando la cercanía de Dios, aferrándose a Su religión y a Sus leyes.
En segundo lugar, uno de los pecados es el exhibicionismo. En el caso de las mujeres, exhibir su belleza física provocando a los hombres, va en detrimento de su ayuno. Cuantos más pecados se cometen y cuánto más serios son, más reducen la recompensa del ayuno, y puede anularla completamente, de tal forma que un musulmán puede haberse negado la comida y la bebida y todas las cosas que rompen el ayuno, y aún así verse privado de la recompensa de Dios. Por eso el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien ayuna puede no obtener nada de su ayuno excepto hambre, y quien reza por la noche puede no obtener nada de su rezo excepto una noche sin sueño”. Narrado por Ibn Máyah, 1690; clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih Ibn Máyah.
As-Subki dijo en Fatáwa, 1/221-226.
“¿Puede la recompensa por el ayuno menguar a causa de los pecados que comete el ayunante? El punto de vista que consideramos más correcto es que sí, y no creo que exista alguna diferencia de opinión en realidad acerca de este punto”.
Hay que señalar que la recompensa más completa del ayuno se logra cuando se acompaña el ayuno con actos de culto como leer el Corán, observar un retiro espiritual en la mezquita, rezar, dar en caridad, y naturalmente, evitando todo lo prohibido. Todas estas cosas hacen la recompensa del ayuno más completa.
En tercer lugar, con respecto al ayuno que se realiza acompañado de pecados, entre ellos el exhibicionismo y la provocación en las mujeres, el ayuno no es invalidado por ello. Su ayuno es válido, el musulmán ha cumplido su obligación ayunando y no debe recuperarlo. Pero como afirmamos arriba, la recompensa por ese ayuno puede reducirse hasta desaparecer.
An-Nawawi dijo en Al-Maymu’, 6/398:
“El ayunante debe proteger su ayuno de la maledicencia y la calumnia. Esto significa que es más importante para el musulmán evitar estos pecados que otros, aunque el musulmán debe evitar todos los pecados en realidad, y en todas las situaciones. Si el musulmán difama a alguien mientras está ayunando, ha cometido un pecado, pero eso no invalida su ayuno, según el punto de vista más correcto. Este fue el punto de vista de Málik, Abu Hanifah, Áhmad y todos los eruditos excepto Al-Awzá’i, quien opinó que la maledicencia invalida el ayuno y por lo tanto debe recuperarlo.
El Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él) fue consultado: “Si un musulmán dice cosas reprobables y prohibidas durante el día en Ramadán, ¿esto invalida su ayuno?”
Él respondió:
“Si leemos en el Corán, Dios dijo (traducción del significado):
“¡Oh, creyentes! Se os prescribió el ayuno al igual que a quienes os precedieron para que alcancéis la piedad” (Al-Báqarah, 2:183).
Veremos entonces que la razón por la cual Dios nos encomendó el ayuno es para que logremos la piedad, y la piedad significa evitar todas las cosas inmorales y prohibidas. En términos generales, significa hacer lo que se nos ha encomendado y evitar lo que se nos ha prohibido. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien no abandona la mentira y la actitud necia e ignorante, Dios no necesita que deje su comida y su bebida”. Fin de la cita de Fatáwa as-Siyam, p. 358.
Basándonos en esto, el ayunante debe evitar todas las cosas prohibidas, por lo tanto no debe difamar a nadie, no debe decir mentiras, no debe repetir ni difundir rumores y chismes, no debe involucrarse en transacciones inmorales y prohibidas, y tampoco debe ser exhibicionista ni obsceno. Si el musulmán evita todo esto durante un mes entero, es probable que esté en condiciones de aferrarse al camino recto durante el resto del año.
Pero desafortunadamente, muchos de los ayunantes no diferencian entre el día que ayunan y el día que no ayunan, y repiten muchas conductas habituales, como hablar mal, mentir, o engañar. Uno no ve que observen el ayuno con dignidad. Estas acciones no invalidan su ayuno, pero reducen su recompensa, y como explicamos, pueden anularla completamente.