Alabado sea Dios.
En primer lugar, sincerar la intención y tenerla en cuenta al comenzar a realizar la acción es uno de los asuntos más importantes en los que debe centrarse el musulmán, pues en ello se basa la aceptación o el rechazo de sus actos, así como la rectitud o la corrupción de su corazón.
Aquel que quiera tener una intención sincera para sus actos debe prestar atención al motivo que lo impulsa a realizarlos, y debe asegurarse de que su objetivo sea buscar la complacencia de Al-lah, Glorificado y Exaltado Sea, obedecerlo y cumplir Sus órdenes.
Al hacer esto, su intención será por y para Al-lah, Glorificado y Exaltado Sea. Después de eso, debe mantener este motivo original para realizar la acción, es decir, sinceramente por la causa de Al-lah, Glorificado y Exaltado Sea. No debe distraerse de ello mientras realiza la acción, y asegurarse de que su corazón y su intención no cambien, ni se desvíen hacia algo que no sea Al-lah, ni asocie nada más con su intención.
En segundo lugar, el siervo puede averiguar si está siendo sincero en su accionar y si se está esforzando solo por la causa de Al-lah, prestando atención a lo siguiente:
- No debe realizar esa acción para que otras personas puedan verlo u oír hablar de él.
Al Bujari (6499) y Muslim (2987) narraron que Yundub dijo: “El Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: ‘A quien hable de sus buenas obras (para presumir), Al-lah lo expondrá (en el Día del Juicio); y quien haga una exhibición (hipócrita), será exhibido por Al-lah".
Al Hafidh Ibn Hayar (Que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “Al Jattabi dijo: ‘Significa que quien hace una obra que no es sincera (por la causa de Al-lah), más bien quiere que la gente lo vea y hable de él, y ser retribuido por ello, Al-lah lo expondrá y lo avergonzará, y dará a conocer lo que solía ocultar’. Y se dijo: ‘Quien pretenda con sus actos alcanzar un alto estatus entre la gente, y no lo haga por Al-lah, Al-lah hará que se hable de él entre aquellos con los que pretendía alcanzar un alto estatus, pero no habrá recompensa para él en la otra vida’" (Fath Al Bari, 11/336).
Al 'Izz Ibn 'Abd As-Salam (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “Las excepciones a la recomendación de ocultar las buenas acciones son: quien realiza su buena acción públicamente para que se siga su buen ejemplo o para que la gente se beneficie de ella, como escribir libros de conocimiento" (Fath Al Bari, 11/337).
- No debe preocuparse por los elogios ni por las críticas de la gente.
Ibn Al Qaiem (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “Cuando una persona alcanza un alto nivel de devoción a su Señor y se vuelve firme en ello, no se preocupa por los elogios y las críticas de la gente, y no se regocijará cuando la gente lo elogie ni se molestará cuando lo critiquen. Esta es la descripción de quien no se deja llevar por sus caprichos y deseos y ha alcanzado la verdadera sumisión a su Señor, y cuyo corazón ha saboreado la dulzura de la fe y la certeza” (Madariy As-Salikin, 2/8).
- Ocultar sus buenas acciones y mantenerlas en secreto debe ser más querido para él que hacerlas públicas.
Se narró que ‘Asim dijo: “Si Abu Wa'il rezaba en su casa, lloraba mucho y no lo haría en un lugar donde la gente pudiera verlo, incluso si le ofrecieran el mundo entero a cambio de que alguien viera lo que hace” (narrado por Ahmad en Az-Zuhd, p. 290).
- Debe evitar situaciones en las que pueda volverse prominente y famoso, a menos que sirva a un interés legítimo permitido por la Shari’ah.
Ibrahim Ibn Adham (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “No es sincero con Al-lah quien quiera hacerse famoso" (Ihia' 'Ulum Ad-Din, 3/297).
- No debe aumentar sus buenas acciones y hacer que parezcan buenas cuando la gente está a su alrededor.
Se dijo que la sinceridad significa que las acciones de una persona son las mismas tanto si se hacen públicamente como en privado. “Presumir ocurre cuando las acciones que uno hace públicamente son mejores que las que se hacen en privado” (Madariy As-Salikin, 2/91).
- Siempre debe pensar que no está a la altura, y no debe atribuirse ninguna buena acción a sí mismo, debe darse cuenta de que todas las bendiciones vienen de Al-lah, y si no fuera por Al-lah, Glorificado y Exaltado Sea, estaría condenado.
Al-lah, Glorificado y Exaltado Sea, dice (lo que en español se interpreta así): {Si no fuera por la gracia y la misericordia de Al-lah, ninguno de ustedes podría purificarse jamás de sus pecados, pero Al-lah purifica a quien quiere [perdonándole sus pecados]. Al-lah todo lo oye, todo lo sabe}.
Debe realizar mucho istigfar (pedirle perdón a Al-ah) después de realizar la acción, porque siente que se ha quedado corto.
As-Sa'di (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “Cada vez que una persona termina un acto de adoración, debe buscar el perdón de Al-lah por sus defectos y agradecerle por permitirle hacerlo. No debe ser como el que piensa que ha perfeccionado sus actos de adoración y le ha hecho un favor a su Señor, y piensa que eso le ha dado un estatus elevado, porque tal persona merece ser rechazada y que su acto no sea aceptado, así como el primero merece ser aceptado y habilitado para hacer más buenos actos” (Tafsir As-Sa'di, p. 92).
El musulmán debe alegrarse cuando Al-lah le permite hacer buenas obras.
Al-lah, Glorificado y Exaltado Sea, dice (lo que en español se interpreta así): {Diles: "Que se alegren por esta gracia y misericordia de Al-lah. Eso es superior a todas las riquezas que pudieran acumular"} [Corán 10:58].
Si una persona presta atención a estos asuntos con respecto a sus actos, entonces existe la esperanza de que se encuentre entre los sinceros.
En cuanto a estar seguro de que uno es sincero en sus acciones, no hay forma de verificarlo, porque solo Al-lah lo sabe. Pero el individuo debe tomar medidas para alcanzar la sinceridad, y pedir a Al-lah, Glorificado y Exaltado Sea, que le permita realizar sus actos de una manera apropiada y sincera, y no debe afirmar que él o cualquier otra persona ha alcanzado la sinceridad.
Y Al-lah sabe más.